MON AMIE...
Publicado en Jul 04, 2022
He comprendido hoy, por el error que mi apasionado corazón cometió, que no debo referirme más a "mon amie" con expresiones de amor, como lo hice hoy. Me digo, con demasiado pesar, que la conversación de esta noche la inicié y terminé valiéndome de ellas. Por lo tanto, será para mí, de ahora en adelante, la palabra amor, una expresión vedada, casi prohibida. "Mon amie", fue muy clara conmigo: "infinita maldad hay en el corazón de un hombre que enamora a la mujer y después le deja caer al profundo abismo". No quiero que pase eso con ella, así que seré yo quien desde este abismo le hable y que en este abismo me quede. Quiero que ella se conserve siempre en el lugar donde está y, que de vez en vez, dirija su mirada proveniente de lo más alto y se pose en mí, sólo un instante. Yo permaneceré bien, esté donde esté. Sinceramente, no quiero que sufra nada por mí ni un ápice de dolor debe existir en su frágil corazón; sólo deseo que se sienta bien con las palabras que me salen sin querer y aquellas más queridas que se originan en las profundidas de mi ser. Seré feliz así. De hecho, ya soy tan feliz al haber coincidido con ella, no sé en qué momento fue, pero lo celebro como celebro la vida. Mi pobre vida que se acaba. Perdona, "mon amie", entonces por esta noche desvocada, noche del 3 de julio. Agradezco a los educados caballeros que aparecen en la sala se entrecrucen entre nuestros diálogos y miradas, porque por una parte me recuerda que "Mon amie" es una mujer liberta y libertada por sí misma, en toda la extensión de las palabras. Incluso, en la esfera más íntima y personal. Baste que nos una el gusto por la poesía, no esperemos nada más... sólo la oportunidad de arrancar de un tajo la belleza del momento, aunque sabemos bien de la brevedad y efímera que es la belleza, aunque esté convenicdo que se trata, para mí, del mismo Universo. A propósito, en este instante me pregunto cómo llegué a ella... Recuerdo que dialogaba con la Srita. G. y la Srita C., digo señoritas indistintamente, sin hacer referencia al estado civil que tengan y que poco importa aquí. Yo creo que el diálogo surgió por motivo de un poema intitulado "Claudia", por lo que se dio la ocasión para intervenir con mis palabras... la continuidad de los hechos fue hilbanando el milagro. Mi alma, atraíada por el misterio, provocó que todo mi diccionario interno, poco a poco, se volcara hacia ella como el Canto General de Pablo Neruda hacia toda la hermosa América nuestra. Hablar con otros y otras, en Soul que ya no visito, en realidad, ya no me interesa. Sólo quiero estar con ella, sentir que aún estoy vivo. Que por mis venas corre la sangre de la vida y... porque al sentirme así, experimenta mi ser todos los abrazos que no tengo y que no he tenido; sentirme inmerso en las temperatuas del verano como en las de invierno para vivir a contrapunto y al mismo tiempo, el contrastante frío como el sofocamiento; su día a día que apenas imagino hace que mi día a día sea más ligero porque la imagino amando cada cosa que mira y que toca, a pesar de su honda tristeza. "Mon amie" es así: cauta pero osada al mismo tiempo, abierta a la vida pero no confiada a plenitud y, hace bien. "Mon amie", quiero decirte también que si te pedí que leeyerás estos textos ha sido porque quiero que me conozcas bien, para que puedas encontar en ellos, cuando llegues finalmente a la otra orilla, que conmigo, corre tu corazón cierto peligro y yo quiero evitar de cualquier modo y a toda costa que esté libre de todo desencanto, y sobre todo, esté libre de mí. La distancia y el tiempo, las historias, las personas que nos rodean, los años que nos separan, todo se confabula para que seas tratada con el más estricto protocolo. Nos permitimos casi todo, sin transtocarnos con la palabra velada para nuestros labios y nuestras manos. Es por ello que quiero pedirte, "Mon amie", que si algún día tienes el deseo y las ganas te impelen de arrojarte al abismo donde estoy... detente, reflexiona y no lo hagas; vivamos sólo el momento construido juntos aquí, solos o con la compañía de otras almas, quizá igual o más atormentadas que las nuestras. O pídeme, simplemente, que desaparezca... ¡Sálvate de mí, por favor, te lo ruego!
* Mon amie, está feliz... hoy se reencuentra con sus amigas después de muchos días y noches de estar conmigo, en la sala de jazz... es un reencuentro lleno de preguntas para saber del otro, veo que sus corazones de pronto se llenaron de un gozo sin describir y eso es verdaderamente dulce y hermoso. Me gusta verle así, sentirle así... Luce tan radiante, su alma de niña que se niega a crecer que se llena de pronto de lucecitas plateadas. Sus ojos brillan más que de costumbre. Descubro en el diálogo añhorado entre amigas el cuidado y la preocupación por el otro, y ello me habla de su generosidad. Empiezan a hablar de todo, sin darse cuenta, y hablan de las amigas que no están, de sus problemas, de su estado de salud y hay un sentimiento de solidaridad hacia cada una de ellas. Es grato verles, como si fuera una película, pasa su vida inadvertidamente... Hablan de cosas alegres como tristes y el tiempo discurre sin sentir, como el agua de esa cascada azul que envuelve el ambiente... * Hoy, avanzada la tarde, después de una mañana intensa como siempre, abrí la caja mágica de la web para escuchar el lamento triste de un saxofón... no sabes, Mon amie, el mágico efecto que produce el dejarse llevar por esas pequeñas piezas que se prolongan hasta no terminar. Creo que en ello reside la mágica naturaleza del jazz: una sola frase, original, que se va repitiendo con el mismo compás, alternadamente, hasta la eternidad. Mientras el alma se va diluyendo hasta quedarse convertida en sensación y sentimiento. Experimenté la sensación de tu proximidad, repentinamente. Escuché tus pasos ligeros como el viento entre los pasos de mis colegas de trabajo y me parecía que tu voz, se hacía presente. Me llamabas desde muy dentro como diciéndome: "estoy aquí". Ya te imaginás la dicha que vino luego... * Esta mañana de domingo salí de nuevo dispuesto a vaciar mi mente y a nutrir a mi alma con paisajes y colores, así que tomé mi novela iniciada y salí en pos del aire... Ya en camino, el auto y yo, como si fuésemos un solo individuo que avanzaba con caminar raudo, me abría paso entre el verdor de los árboles llenos de follaje; escuchaba el sonido que producía el deslizar el agua en pequeñas cascadas que caín sutilmente al lado mío, mientras la inmesidad del azul profundo, desde el otro costado, mi rostro recibía placentero los influjos de la brisa. Mi corazón se detuvo en al ver la ruta que tomaría, giró a la derecha y por una estrecha calle se dejó llevar hasta una pequeña y hermosa playa. Era aún temprano, quizá las 9 de la mañana, y ya muchas personas se aprestaban a disfrutar del día, de los rayos de sol, de salir en lancha hacia parajes desconocidos, de sumergirse en el fondo marino para contemplar la vida que yace bajo la superficie de este inmenso azul profundo. FEn cambio yo, absorto en el paisaje que miraba, conduje mis pasos sin meditarlo mucho, al fino del del agua, protegido por la sombra de árboles y palmeras. al llegar al final de ese camino, que recorrí tan pausadamente como pude, llegué hasta donde había una escultura con figura de árbol y una gran iguana se aferraba con sus garras a su corteza ficticia. ue ahí donde se detuvo mi alma para mirar los pequeños peces de colores que salían entre las rocas del lecho marino. Los había azules, grises y amarillos... me quedé observándolos como 30 minutos. Al cabo de ese tiempo fui recogiendo mis pasos, me hice de nuevo uno con el auto y seguí alejándome de mi punto de origen hasta llegar a un punto que sin pensarlo, me salí del camino principal y avancé por un camino rústico y no recorrí ni 100 metros cuando llegué a un restaurante que estaba perdido entre tan espeso follaje. Sentí el hambre a las cuarto menos 10. Aún no había servicio todavía, pero yo aproveché para recorrer sus terrazas, que habían construido con materiales propios del lugar y estaban exparcidas en diferentes niveles. Después de sentarme en una de las mesas, donde podía ver frente de mí el esplendor de un paisaje verde del cual me separaba el cause de un río, no tuve remedio que prendarme del paisaje, el sonido incesante del correr del agua que bordeaba las rocas que había tallado con ayuda del tiempo y luego se precipitaba en pequeñas y medianas caídas de agua chocaban en mis oídos. En ese ambiente natural saqué por fin la novela que llevaba conmigo, había llegado el momento de dedicarme a ella como ella me dedica sus páginas cada vez yo lo pido. Y encontré en ellas frases lapidarias y otras tan sorprendentemente hermosas. Si me preguntara en este momento, mon amie, cómo que frases y que pasaje se describía en la novela, no sabría decirle, casi no me acuerdo de nada en ese instante. Pero en los momentos más inesperados, en un diálogo inesperado, cuando mis palabras interactúan con las palabras de otro alguien, de pronto, de la nada, salen todos esos recuerdos, palabras y frases vinculadas con esas novelas que leo, emergen todas o casi todas, se agolpan, se precipitan desde el fondo de mi alma. * Son las 4:30 de la mañana. Despierto. Ingreso en la sala y por la pequeña ventana entran a mi habitación las notas nostálgicas de un sax. Desciendo. Tomo un par de vasos de agua y me dispongo antes de que llegue el día, a recuperar sus palabras y las mías para dejarlas aquí, como nuestros más bello recuerdo. He aquí el instante que se hizo enterno: K: ...me hice la pregunta... "¿existe tal amor?" K: ¿Borraste algo? JA: Sí, mon amie... mis lágrimas. JA: Ay, mon amie. Tal amor existe... creo. K: Existe, pero ya lo sé. Haré bien en no creerlo, ¿verdad? JA: Mis días grises los rtanformo en días de sol, al escribir, min amie... y me siento muy bien. JA: Mon amie... te digo algo. K: Sí, por favor... JA: Creer o sentir... K: Mis días grises, grises se quedaon, mon amie... JA: En el pasado están, mon amie... K: El invierno no ayuda mucho, mon ami. JA: Esos días se llenan de sol, mon amie. Tú misma los llenas de sol, pero no te das cuenta de ello, mon amie. K: Eso intento cada día, pero a veces simplemente me envuelve el invierno, mon ami. JA: El invierno y el verano se unen en un abrazo aquí, mon amie... y se crea de ese encuentro un estado interno o condición donde no existe tiempo ni espacio. Sólo la unión de dos seres que se quieren con silencios o con palabras y notas nostálgicas que provienen de un generoso saxofonista que nunca se cansa. K: ...y dejo de forzar cada cosa... A veces, simplemente, no quiero nada y me llego a tumbarme en la cama... Tú haces bellos mis noches, mon amie... Adoro tu compañía. JA: Piensa en aquellas palabras libertadas, que sólo son libres por ti... piensa que este hermoso universo también hay una ínfima partícula estelar que te aprecia tanto y que te quiere de esta forma como sólo es posible querer aquí. Mon amie... mi tierna y dulce amiga. K: Gracias, mon ami... mi amigo amado. JA: Mon amie, me alegra que te sientas así, al final del día, y que tumbada en la cama, este momento te haga feliz. A mí también me provoca el mismo efecto, mon amie... no sabes cuánto. K: Cada vez que te veo... sonrío. Me haces sentir también. JA: Cada vez que apareces, se me sale el alma. K: Me quedo con el sentimiento sin importar que venga después. JA: Sí, mon amie... No hay que angustiarse por nada en este momento, con ese sentimiento sobra y basta. K: Cada que me acuerde de ti, recordaré que hay cartas tuyas en el aire, mon amie... JA: No sé qué pasará mañana, le dejaré a los días que decidan, en su momento. K: Gracias, mon ami... Ha sido, una vez más, inmensamente grato tu compañía para mí. JA: Gracias, mon amie... el tiempo se fuga como si fuera agua. Vayámos complacidos a descansar... cuidaré tu sueño... hasta siempre, mon amie... K: Quisiera quedarme un poco más... y no dejarte ir. Gracias, mon ami, que tengas un ben descanso también. JA: Estaré contigo, mon amie, las palabras se quedarán flotando por toda tu casa. K: Complacida estoy, hasta siempre, mon ami. JA: ... y cuando salgas de mañana, muy temprano de tu casa,saldrán contigo, te acompañarán, cruzarán las mismas calles y todas juntas cuidarán de ti. K: Las haré mías, todas tus palabras que flotan en el aire... Merci. * ... se han quedado mudas las palabras... nada ha cambiado... todo permanece igual... hasta siempre. Punto final. * Toda la corriente de vida que fluía en mí se ha secado. Soy un macho amantis que después de haber logrado la hazaña religiosa de prolongar la vida con la magia de los fonemas y las grafías, he quedado ahora convertido en tan solo una simple cáscara vacía. Ya no hay palabras, y en lugar de alma, hay una inmensa oquedad donde antes todas ellas habitaban. La incomensurable obscuridad ahora es la reina más amada. Bienvenida seas, amada mía.
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juan carlos reyes cruz
Desde hace bastante tiempo me he privado de hacer comentarios porque generalmente no acusan su recibo y pareciera que algunas opiniones nuestras no interesan tanto. Sin embargo, en esta oportunidad la fragancia que me ha dejado el texto me ha obligado a deslizar la pluma, porque del tema creo conocer la causa:
Por las venas de un experimentado ser pensante el sentimiento es en definitiva el que toma el mando y abarca irresponsablemente todos los caminos, porque comprende que es la única alternativa para palpar la dicha.
Saludos, José Vázquez.
Jos Vzquez