luego que la ventana en soles
Publicado en Nov 18, 2022
Luego que la ventana se vaciara en soles, hexaedros, formas de luz originaria vertida del lugar donde habita ese ingrávido centro cósmico, mi gata y yo en el mismo sillón permanecemos. Nos han cruzado los absolutos otoños que concluyen con cruces boreales y celestes gemidos. Hemos envejecido en audaz compañía y ya algo vive en mí de su hirsutismo. Se llama Tachio y jamás conoció a su madre, mucho menos a la bola de color que la engendrara. Fue abandonada en el pomo de una puerta incierta quizá para saciar el hambre de un limosnero o enterrada por algún desconodo cara de diablo o loco en las entradas de las cienagas vacías que cercanas medran. Unas niñas corrieron a su auxilio, niñas divinas, reales fábulas fabulosas, Entendieron el concepto de la palabra VIDA sin fundamentalismos y llegó a mí con su vorágine de pezuñas y amadísimos mordizcos trascendentes. Yo le ofrecí mis brazos a sus dientes, adamantino ser delicadísimo. La miro y la encuentro metida en ronroneos: Va y viene por ellos como yo por las cuevas. Truenos más valiosos para mí que otros amores tránsfugas y cortocircuitados. Y Mientra elementalmente vamos envejeciendo: no los recuerda la ceniza, y los cementerios no se sacian de mover sus quijadas tan macizas y cínicas, como las vidas comprometidas que nos juramos con la mirada y el maullido, espero descansar con ella allá donde se inician las espumas y la arena se levanta en formas incendiarias , piruetera del polvo haciendose castillos y sepultando piedras, simulando ser necesitada por las costas.
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