Si me dejas
Publicado en Nov 23, 2022
Si me dejas dejaré de molestarte:
iré detrás de ti cerrando puertas de sueños que eran abiertas por sí mismas sustrareré tus imágenes que flotan en las entrañas de los espejos y algunas escaleras. Arrojaré las cosas que me diste, posiblemente a hogueras de ceniza donde suelo quemar lo que me es molestamente pesado o ígneamente acero doloroso, clavos que repetidamente me atraviezan sin simular remordimientos. elementos crueles como a veces lo eras y que seguirás siendo por más que te persignes y te vistas de pálida y avieza plegaria. Le borraré el sentido al color escarlata volviéndolo muy frigido, una nadería Las murallas se romperán solas como siempre lo hacen, brújulas que estallan inservibles, cuando en los nocturnos las trituran los pulpos o los meticulosos martillazos de la araña. El sapo será de nuevo mi primer confidente, más él ya de antemano me ha releído y me conoce, mostraré a las lagartijas lo que sangré y sangro, y mis cicatrices incapaces de curarse aunque sobren auxilios. No voy a entrar en quejas o locuaces delirios, que los jadeos se formen a sí mismos, la costa será de nuevo posesión mía. Ladeada, transmarina, apreciada por gárgolas Cargaré con mis piltrafas y trebejos ajados, mis bocinas y mis crasas ignorancias incultas y quizá intente esbozarle los lados a una sonatina, no lo lograré, no está en mis pretensiones ni pueden estructurar mis tuétanos más que lastimeros inconexos gemidos tristes. remaré entre olas paralelas y vestigios de odas que algunos sepultaron hacia las mismas ínsulas hechas de maremagnums, de tierra seca, de escarchas diluídas extrañamente dilatadas hasta lo visceral y lo vasto bebiendo sus lagunas hasta que alguna melena o dos promontorios de carne aparezcan encharcada de redes, en un estrepitoso bote perdido o dibujado por infantes famelicos y, entonces, sólo entonces, volverán lo rosa de mis pómulos y mis dientes a la sonrisa. y los perfumes se elevarán en las venas de este aire que cabalga desprendiendo latidos La convidaré a pasear en cuevas donde telarañas cierran el paso: se me abren aceptas haré collares de algas y amatistas, esperando, aguardándo a que lo acepte y guarde que acepte , al menos, una compañía , una mano a la quizá pueda anhelar tener junto a ella....un día.
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