Gorjeos
      alaridos,
      lobos ahuyentando manadas
      de ciervos el vesperal concierto.
      Inerrancia de pájaros silentes
      construidos de plumaje verdoso y contrito.
      Mezcladas alegría y penuria
      en este trozo ajado de continente pétreo.
      Las gentes,  avidas de pertenetencias  y excelsas provisiones
      se venden unas a otras, se hacen tratas. Tratos insólitos Soportes de ojos ciegos.
      Las labores del ajetreo minúsculo:
      la vida abierta a ser una obsolencia .
      yo repito mis mismos trazos pardos de ceniza, muy fuera de mi claustro
      tomo la esencia del cristal y la guardo:
      tiembla adherido a mí como una piel herida,
      la llevo a mi hospedaje y en mi lecho la extiendo.
      Hay un estruendo de baratijas entrando en la barriada.
      Los tarantines ofertan sales Bávaras.
      y algún niño  destragado con sabor a oropéndola cruda
      roba un anillo de sílice o un caramelo arañado por algunos arácnidos.
     Por todas partes se ven criaturas taciturnas en tolvaneras de sombra : sustancias en cíclica repetición ,
     simulando poseer la frescura araucana.
     La juventud es vetusta de las rodillas hacia arriba, o así me lo parece
     Hay más artimañas cerca de las iglesias por siempre consagradas
     Engalanado de otoño que se apresura a estallar en su clímax,
    algo del sabio ancestro me envolvió secuestrándome  ( no lo supe )
     Para encender a ratos las raídas rocolas
 
 
   o doblar las delgadas curvaturas del vino
     muchas mujeres frágiles se iban entregando
     por horas, haciendo pausas para barrer sus pálidas astillas ... Gredas de desecho
    Pero todavía hay rastros equinocciales que destllan frescura y se mantienen egregias las lunaciones
    y esa esperanza única que no perdió Pandora