Un andar de paso indefinido,
   doblegando a mi sombra doble ,
   cada paso en un suelo resentido.
   Bajo las premisas de mí y de mi supuesto.
   Cruje el muérdago que llevara un vástago ,
   redoble de chillidos van a la calle y plantan 
   Zumbidos que deshojan las siluetas .
   Un vapor aferrado a mi eje
   eleva mis instintos deambulantes ,
   donde las respuestas salen de los ojos
   de aquellos que descarnan la pregunta 
    Y en sus hombreras nieva sabiduría,
    en  escuetas penurias, sin refrigeradores,
    muriendo en un hambre que los abrasa adentro y los descuece.
 
Sabiduría agigantada por maltratos y miserias tullidas
   Hombres que descifran los saberes y llegan a totalidades 
   que a los mortales se nos muestran como códices y enigmas no alcanzables .