Ya cansa
Publicado en Dec 31, 2022
Ya cansa el escribir, rutina fija, circulación de palabras, líneas curvas, bajo el candíl y el rutilante espejo. Musarañas sin peso, ya creí desvanecidas se hacen vocales y consonantes: lastres. Se arrastra desde su jaula la esdrújula, las agudas y las llanas toman cuerpo. Lo mejor sería renunciar a ellas y partir hacía las playas de seres espesamente demenciales, compartir una tizana con los más ignorantes. Los que desconocen de lo deprecativo ni el tránsito pesado del inciso y las tediosas clásulas que cuelgan de luctuosas filacterias. Hay tiempo para volverse un agrio ermitaño, de apartarse de las rocas perladas, de los centelleos que impacientan. Apartarse de lo acarrea llocura, sigilosamente desvanecerse en grietas de centelleo rápido, partir en un reflejo y de incendiar completa la memoria. Descansar, descansar, sólo eso quiero, cruzar las cuestas de mi desenfado, echar agonías a un abismo y cálidamente tenderme entre los arrecifes, reposar en la anchura de mi infeliz costado, que mis ojos escampen de lo que es medularmente tramposo: Estos mis ojos que se rieron de mí en mi nacimiento. Total, lo que se tiene no se pierde, y menos si lo cubres con borascas o lo introduces en dos cerrazones.
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