Asirme a ti me añade complacencia:
             Un contentamiento sumo que supera al agrado 
            es como adicionarme a tu envidiable desparpajo,
            ser parte tus abismales desahogos: un pétalo de tu desenfado.
            Participar de las complacencias que a todos nos impartes.
            Te apetezco porque tus raíces calaron en las hondonadas de mi alma
            Por carecer de las fricciones que dan consentimiento a la refriega.
            Te extiendes en mí no con pasión volcánica, más con suma mansedumbre.
            Desenvuelta y alargada, refulgiendo en tu piel de fruiciones completas,
            concediendome el goce y el placer que esperaría el prójimo
            sujetado a vivir en la desesperanza de sus semejantes.
            Citas al viento y se acerca para silbar, bien decir y aclamarte
            y a mis minutos das el impulso adecuado, el esfuerzo oportuno
     ante ti y tus carcajadas que amplifican el alivio palidecen las incitaciones de las cornucopia.  
          La tarde en que te encontré en la matriz de todas las deslumbrantes corolas
 Pero de talante mayor que el de ellas y mayor esbeltez en la que podría consumarse el arrendajo
         No hubo razón para intentar engatusarte y ante las uñas de tus pies desgaje mi labia. 
      Y me incineré ante el encandilamiento de tus encantos, como la viruta ante lo flamígero:
        Delante de mí tu talle descollante, tus carnosos labios que excomulgaban mi antimateria.
          Pensando en la gracia que se acercaba a congraciarse en tu alegrisima compañia
         y entoces vi lo absurdo de mis conceptos del amor como desarmonía esclavizante.
           Y de lo pavoroso que es vivir en el desconcertante descaro de los insolentes
            y en los pesares pesados  con los que confundí a mis irreverentes parejas.
         Pero el barro no conoce de los alumbramientos álgidos si nadie le levanta el mentón.
            Que los lodazales permacen en ignorancia si no descienden a rescatarlos la gloria. 
            Por eso te agradezco que me hayas sacado de mis desfloridos abismos
             Con esa clamorosa mirada de pureza que refutó mi inapropiado pasado.