Horadando
Publicado en Feb 24, 2023
Horadando los bares silenciosos,
tras caídas del sol y nervios apresados por desveladas penas, moviendome entre modos, consignas, arrabaleras máximas de barrenados politicos, que aseveran amar las conjeturas y orado, linterna en mano, ante cerigrafías, en la crisis elemental de los obreros a los que alcanzan las claves de la vida, portadome yo mismo en una marmórea bandeja en que van mis orejas y mi cuello eventrado. Rodeado de panteras que engañosamente se muestran cucharaditas de hombre, lamiendo por mis laceraciones la díscola retreta que siempre colma el fondo curvo del espejo, entre seres palpablemente hacinados en sus repetitivos hartazgos del que cuelgan, lejos de los violines mágicos que encandilaron mis formulados desayunos nada abrumadores, añoro lo que fue cohabiar en la libertad de la que adolecen las ilusorias parejas lánguidas, o la presuntosa fémina barata que se enrosca en la rocola y acidamente cree que tararéa pero suelta relinchos que perforan la pobreza a la que se degradó el bronce desairado No debería yo participar de este amalgamamiento de almas vívidamente indiferentes, ni de los desfiles del satén, ni ver las mordeduras de aquellas que atacan desnudando sus pechos como queriendo pescar amoríos de hoteles en ganga sin mediar comentarios. Más bien pertenezco a esas bondadosas hordas que dejaron lo obtuso para adobar sus granjas, a los que toman por tontos o ridículos mientras se hunden en el ruedo de sus pantalones, los que abrazaron para sí el escapar de los nubarrones desgarradores de los puros que abren con cincel la garganta, y que se precipitaron a la felicidad de vivir entre fanegas de pienso y el viento buenamente les curó sus acordes más rotos. Entre el abigarramiento que sueltan las degradadas risas que desnudan valores inexistentes y sediciones rijosas, me he de levantar y partir, en busca de retoños, de las cosas nada vagas que le quitan el duelo a este ultraje de vida, demasiado cosmopolita y vano para aquel que accedió al don del gusto y que hay un mundo afinado más allá de las tristezas amarillas en las que termina el alcantarillado de estas ciudades repulsivas y secas.
Página 1 / 1
|
Richard Albacete
juan carlos reyes cruz
Amparado en nuestra amistad ¿podrías ayudarme a entender?... Humildemente.
Un abrazo
Richard Albacete
Richard Albacete