Me encontraba redactando una nueva carta, pude hacer un saludo tan cálido, cargado de tantos sentimientos que mi mente guarda, hice un buen desarrollo del cuerpo de mis letras, no podía estar más feliz de vaciar todo lo que mis años me habían enseñado pero ahora no podía darle un final a esa carta, ninguna palabra me era digna de escribirle, ninguna era merecedora de ser plasmada, todas eran inútiles, incluso me sentía presionado de acelerar lo que se debía beber con calma, mis sentimientos eran genuinos, no pretendí fingir lo que no pensaba.
‘‘Vuela nuevamente a mis brazos
Soy fiel seguidor de tus queridos sueños
Mi corazón reciente esos recuerdos
Por ti dejé mis mejores años
 
Tantos atardeceres vi pasar frente a mi vista
Pero todos tan hermosos y singulares
Cada pétalo caía tan discreto y distinto
El anochecer fue tan mágico casi como particulares…’’
¿Qué final sería el ideal para un atardecer tan especial que jamás verás de nuevo? Esa sensación me costaba aceptarla y tantas palabras venían a mi mente, pero ninguna a mis manos, no es que no quisiera solo no podía. Mis años desean plasmar aquello que mis manos no…