A pocos metros de tus curvos milímetros, mis ansias se desgastan.
                         Yo, que me creí infecundo, beato crédulo, arcangel en mis ijares,
                         me siento atraído a la caída incesante de tu muslo, a tu talle de gema,
                         a ese ombligo modoso que atrae a mis ficciones y seca mi garganta.
                  No pueden extraviarse mis dos ojos de tus carnosas rutas, de tus frondas nodosas.
                     De esa piel adamantina que brilla y desata mis lastres y eclipsa mis pupilas.
                      Estrella vagarosa,razón por la que exhalo entre pasos: mi sueño te circunda.
                      Me atomizo en tú éter y el espacio se dobla para que tú lo ocupes.
 /No quiero una rosa que me trille la mano, no quiero espina alguna que otra hipnosis desprenda/
                       Sólo a ti porcelana, greda ancha, reencuentro de conjuntos perfectos.
    / Mujer de labios sólidos anegados de bruma: del carmesi salieron tus pómulos de indígena /
 /  cruzada por mareas, lunas, órbitas, plazas, terrazas muy traslúcidas, nacientes vesperales /.
 / Te tomo por credo estilizado, por esencia magnífica y en mis plegarias pido que me acojas y me cruces /.