Temo por lo que pronostico, el fracaso. Sin embargo, que suceda o no, está en mis manos, ¿cómo es posible que tenga temor?
Destruirte desde dentro, internamente, para que se entienda. Es una práctica consuetudinaria del desconfiado, del incapaz. ¿Qué me sucede? Ayer pregoné que la confianza es la madre de todos los logros y hoy resulta que yo, el pregonero, no la tiene.
Ahora, puede ser que lo que sucede, es que ya no me interesa tanto tenerla (la confianza) para lo que hago actualmente. Sí la necesito, desde luego, siempre será mejor, pero para decisiones vitales, tal vez mi retiro anticipado, por ejemplo, porque ya estoy harto de mi rutina laboral o para poner en venta mi casa, porque, sencillamente, quiero un capital.
No sé qué va a suceder, pero voy a estar preparado para lo que venga, un fracaso demoledor o para un éxito inigualable, pero si espero a que ocurra la desgracia o el triunfo, seré un ser totalmente reactivo y así, no funciona, SIEMPRE tengo que actuar para tener éxito. Yendo en ese sentido, incremento la probabilidad de que lo que busco ocurra, pero si no ocurre, las opciones de manejar la nueva situación en la que me encuentre son múltiples y tener opciones, siempre la situación ideal para resolver conflictos.
Ni el éxito ni el fracaso están garantizados, por más señales que tengas en uno u otro sentido.
Mucho de lo que contribuye para que ocurra el éxito es que sólo estás concentrado en este. No tienes tiempo de otra cosa. Ni te saboteas y ni siquiera consideras fracasar. Todo fluye apaciblemente, incluso llevar a la práctica las ideas para superar los "obstáculos". Aceptas que lo que no está bajo tu control no puede sabotearte.  Detiene tu intento, bueno, tal vez, pero lo que no para, es tu visión del éxito, esta permanece viva y fresca, no se borra nunca. Cuando te saboteas, la destrozas. Te metes la puta idea de que eres incapaz de hacer lo necesario para alcanzar una meta. Surgen pretextos, falta de tiempo, por ejemplo. Qué poca vergüenza, ¡eres el dueño absoluto de tu tiempo! Pereza, ¡qué falta de carácter! Dinero, vete en el  espejo, ahí está la realidad, que no quieres moverte hacia tu meta, acéptalo, porque no crees que puedas alcanzarla y lo más patético, porque no crees en ti.
Los avances, los resultados tangibles, siempre motivan. No tengo que decirte que es lo que provoca alcanzar una meta, pero hasta cierto punto lo sabes, basta que cumplas una etapa del camino para que confirmes que eres capaz y sentirlo, revive tu confianza. ¿Lo sientes? Estás en la ruta correcta, pero cuidado, el sabotaje de ti mismo siempre está rondando e incluso puede hacerse presente al través de terceros, ya sabes, los envidiosos, los frustrados, porque, puedes estar seguro de que tu éxito no dará gusto a muchos, aunque te lo digan, sólo es un cumplido.
La confianza es el antídoto contra tu propio sabotaje, pero tienes que nutrirla cumpliendo las actividades hacia el éxito, sólo así aparecerán los logros y estos, son confianza pura.