Pensamiento nocturno #6
Publicado en Oct 19, 2023
En una tarde soleada y ruidosa cómo cualquier otra en la ciudad, un autobus de transporte público yacía atorado en el tráfico, abrazando fuertemente una bolsa, un chico dormía en su asiento con la cabeza recargada en el vidrio de la ventana.
De un momento a otro el chico despertó por el movimiento del autobús, indicando así que el vehículo había salido del tráfico y reanudaba su camino. El muchacho enderezó su cuerpo mientras observaba el camino que recorría el autobús por la ventana, bajó la vista hacia la bolsa y la abrió con sus manos. Dentro de la bolsa había un pequeño pastel de chocolate, unas velas, unos cerillos y unas burbujas a medio usar. Alzó la vista hacia la ventana . - Déjame adivinar, vas a pedir un pastel de chocolate ¿verdad? - pensó el chico recordando como compró el pastel, mientras veía por la ventana. - ¿Cómo supo qué iba a pedir ese pastel? - preguntó el chico sorprendido. - Bueno, siempre que vienes pides ese pastel , de hecho ya lo tenía listo para cuando llegarás, te puse un paquete de velas... cortesía de la casa - respondió la vendedora guiñando un ojo. Viendo por la ventana que se acercaba a un puesto de flores, el chico se levanto de su asiento y caminó al fondo del camión, tocó el timbre para bajar y el camión se detuvo justo enfrente del puesto de flores.El chico bajó del autobús y se acercó al puesto de flores, mientras el camión se alejaba detras de él. -Hacia mucho tiempo que no te veía por acá muchacho - dijo animadamente el vendedor de flores al ver acercarse al chico - ¿qué llevarás esta vez? ¿girasoles, rosas, violetas o tal vez margaritas? Si mi memoria no me falla, la última vez elegiste los girasoles. - Creo que esta vez me arriesgaré con las rosas, hace tiempo que no le llevo rosas - respondió el chico con un tono de voz nostálgico. - Buena elección, aquí tienes amigo - respondió el vendedor dandole un ramo de rosas - espero que le gusten. - Yo igual, hasta la próxima señor - dijo el muchacho dando la vuelta sobre si mismo. Frente a él, al otro lado de la calle había un parque cuyo punto más alto podía verse desde donde él estaba; una colina llena de vegetación, que en su cima se erguia un gigantesco árbol . El chico volteó para ambos lados de la calle para ver que no pasarán autos y cruzó al otro lado con el ramo de rosas en una mano, y la bolsa en la otra. Entró por una reja blanca que servía de puerta para el parque y caminó en línea recta en dirección a la colina. Mientras subía la colina volteaba para todos lados, veia el cielo azul sin nubes, el movimiento del pasto y de las ramas del árbol por el viento, así como el vuelo de los pájaros, y de algunas mariposas amarillas del lugar. El árbol se hacia cada vez más grande a medida que subía la colina. Al llegar a la cima, se acercó justo debajo del árbol, alzó la vista y vio como sus ramas cubrían el sol creando así la gran sombra que lo cubría. - Sin importar cuántas veces he visto este árbol, no deja de sorprenderme, sin duda es extraordinario ¿no crees? - dijo el chico bajando la vista. Frente a él, estaba una lapida de mármol incrustada en la tierra con hojas encima. El chico se arrodilló, soltó la bolsa y el ramo que llevaba en sus manos para quitar una a una las hojas. - Listo, ya está limpio...esta vez te traje rosas - dijo tomando el ramo y poniendolo encima de la lapida - espero que te gusten. El chico agarro la bolsa, se levantó y caminó hacia el tronco del árbol, se recargó y se sento en el suelo con las piernas cruzadas, quedando a un lado de la lapida abrió la bolsa y sacó el pastel, tres velas del paquete y los cerillos. Pusó las velas con cuidado sobre el pastel, tomó los cerillos, encendio las velas, y sostuvo el pastel hasta que una ráfaga de viento las apagó. - Felicidades - dijo el chico sonriendo nostálgico poniendo el pastel en la lapida a lado de las rosas. Tomó la bolsa, sacó las burbujas, las abrió y comenzó a soplar, inundando el aire con burbujas. - Si tan solo supiera cuáles son tus flores favoritas - dijo melancólico alzando la vista - ojalá te hubiese preguntado cuando podía...Al menos sé que te encantan las burbujas, siempre sonreias de oreja a oreja cuando te compraba unas. Bajó la vista y siguió haciendo burbujas.
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