Pequeña, ven: la noche se reboza de noche
   y me llama la soledad desde un baldío :
   Esa marea que ahoga en mi mirada
    con miriadas de sueños azulinos.
    Ven, vuelve y retoza tu piel en mis guaridas
    porque la inmensidad me envuelve inerme
    y se ha perdido la noción de tu sentido.
     El sentimiento de miedo halló mi boca
     y se ha marchado tu tez de mi recuerdo.
     Más la memoria de tu ser está en mi mente
     y lo sencillo de tu estela está en mi olvido.
     Me enceguecieron las horas sin dulzura
     y mi  mirada migro de tu vestido....
     Devuelveme la vida y la palabra
    donde aquel muérdago vibró en tu aliento vivo.
    Y el beso se volvió sumiso y manso
   y yo te eternice en mi viento inmenso .