Pasó por aquí el alba
Publicado en Dec 13, 2023
Pasó por aquí el alba, envuelta en una casaca de tinieblas, insuflando su cobre. Bajó a la tierra moviendo su corpiño y su cintura etérea algo pandórica. Como el conquistador izó banderas níveas, cándidas, granate. Se desgajó en los nardos de la noche, por campanarios velados, vetas agrestes. Conflagró con el jornalero que ha dormido, una o dos horas en veintisiete años. Las gentes arropada por su sueño, dormían a la vez que gravitaban. No se detuvo a perturbar luminiscencias que a los lirios bañaba con dos dedos. Desembocaba el río en armisticio trayendo la paz sin sangre, codiciada. Cada ser era cirio bostezando, moviéndose en su savia,e increados. El asceta vio que la luz demolía su negro en los manglares exultantes. Los que van al polvo soñaban superar el peso del minuto hecho de peso. Se dibujaban los ángulos del mundo y las cornisas apiñadas de gárgolas. La noche concedía sus honores, a un día, ya rotas sus vertientes. Sobre los tajamares hipnóticos, el cielo se avisaba como día. y comenzó a cantar el ave milenaria, que siempre despierta a las cerezas. Se forjaba el orbe y era repetición que ayer tras ayer: cubrió las sendas. Todo se iba vaciando de sus gríses: palidecían las cosas no iridiscentes. Yo me recostaba con los grillos: su cantaleta de fuerte me buscaba. Una sombra se apegó de mi costado: no era mía y su silueta era de nadie. cada doncella era regada por vestigios, de unas noches que nunca perduraban . La sal mojó mi boca y mi retrato: la sal en la que todo amanecía. El pétalo brioso, la escala hereditaría se vislumbraban ya a cuentagotas. Me entretejí de lana solidaria y descolgué mi alma de una percha. La noche germinal se destazaba y soltaba sus garfios y daba marchas. Escuché soliloquios de bisílabos, que las morenas dejaron sin amarras. La noche se fue al garete y cargó sus sonidos , arrastrando al zodíaco. La hormiga dormitó: salió al encuentro de sus fuerzas insulares, salió de los trapiches y la rama bermeja. El día con sus fragores se insinuaba como la viuda que viene de sepultar a su marido y ya busca amores sin pretexto. Las brechas del espacio que ondulaba dejaba ver que a las estrellas recogía. Otra vez las cosas deformes en sus formas, sin vestigios de ser tapadas o barridas: El tiempo con sus duros latigazos, corporizaba con lumbre a las camelias. Lo que era hora vi a deshora mientras me percibía echado en mis rodillas. Flajelo del insomne es que la luna fluya, de las placita en que hizo tropelías. Anhelo cuando la noche es hermética y sellada: del Sol sólo conozco su atropello. Vago de aquí a allá con pasos orbitales, sacerdote que oficia a la penumbra.
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