Revuelo del pelo entre tu pelo:
           la luz florece, la tez se enmascara de deidad,
           mujer mecida en la espesura de mis sienes albas:
           Por el camino de mis ojos andas y quitas hiedra de agonías.
           Dentro de mí una estatua petrificada se presenta fiera,
           para herir a todo aquel que es de calor rosado
           e impedir que la esperanza, tigra enhiesta,
           ponga su copa de candores más profunda.
           Yo me reflejo aquí como amenaza fátua, como espada escarchada
           y latigazo fuerte......  Como fuetazo que se flagela él mismo.
           Entrar por mis párpados es quemarse en las tinajas del fuego.
           De mí mismo me disgrego, me separo, huyo
           y tras de mí un eco viene que siembra mis formas,
           mi sollozante YO no quiere nada del rubor del beso, de caricias presuntas:
           Me desboco en mis truenos, destrozados.
           Ser triste al que encandilan las melenas del cielo
   y ni aún así deja que los trinos frugales, lo estampen y pongan carne donde el grís ya bebe :
           Camino abajo la hondonada me espera...Quiere mi ser, mi bruma, mis pestañas,
     Aquel que dos padres pardos ingresaron al mundo y de él partieron, sin ser glorificados.
           Los mármoles me esperan, la soledad esteparia va a mi auxilio y me dopa.
           Me despoja de encantos, de quereres, de esperanzas que caen como relámpagos
     y en seres amorosos los fulmina y convierte en reflejos de fontanas en huecos surtidores.
           Yo nací para la tristeza, para abrumar la bruma y apartarme de los amores ámbar.
           Tuve tormentos Sí, pero no fueron tantos como fingió desvivir Aquel Neruda.
           Todo me sirve en su racimo negro y me es magnificencia expirar apartado
           de lo falsamente encantatorio y de falacias envolventes,(adormecen mis yerros ),
          del claroscuro que arrebola su silueta y no aparento la mentira desbocada
          del poeta que dijo que la vida era de amores y delicias: ( niebla, umbra ),
          Contemplo en mi fin una frugalidad perfecta, más que la que medra en los Océanos.