Somnolienta a la vida
Publicado en Dec 31, 2023
somnolienta a la vida, vez en mí mis pedazos. Mi sombra está a tu vera, lumínica a quien debo prestancia reconstruída, sentires despejados: Un renacer que viene con sus trazos de invícto. La noche planetaria se exilia y no fondea. La niebla se ha estriado y su centro rutila. Yo distingo tu nombre en tu ser aletargado: distinción excelente: que da sueños al náufrago. Aún con esos trasnochos de una niñez cansina la soga no alcanzó para ahorcar a tus retoños: soltó bufidos al céfiro y fue tras la carroña de otros que cernían cribando sus moléculas. Yo fuí diminuto ante ti: átomo reajustado vibrando en las veredas donde el ralo amarillo te toca y disemina. Mi voz copió a los seres vestidos de transeúntes, donde la faz les falta y el frío los despeina, echandolos a abismos donde arrojó cantares , el trovador inhóspito, sin candor de centellas: Voz que humaredas prende y el polvo los apaga, porque su turbulencia recorta las bahías. Yo a tu sabor me apego, a ti oda asentada que abrevia los minutos de un tiempo que retorna con furor de leones que velaran las carnes del jinete blasfemo que murió en agonía, mientras el almidón terrestre desparramó su rastro de sílaba acabada y vocablo que es hiriente. Me pongo las cadenas para servir cautivo, a ti, que vas descalza y llenas de decoro la alcuza transmarina, repleta de archipiélagos. Los cerros y su molicie celebran tu escultura formada por dos pasos en puentes de arcoíris, y el camino se trenza de fulgores amenos. Moderas el entorno con tu suave cadera de mujer de eras fulgidas: mis manos te recorren, mis manos que no tocan, la suave luz ardida que tomas de galaxias y mi latir te siente presente en arboledas. La vida te reclama que le proclames vida donde lo azul retoña mezclado en zumos verdes: tu vences los dolores del orbe en cuarentena. El tiempo se ha dormido y trepó hasta tus brazos: allí están los lirones que a los pistilos silban, y estos se molestan y corren sin alcurnia. El Arcornoque quiere que lo dobles y guardes, al ras de tu melena que es castillo en una tierra tan falta de bemoles que todo esteriliza. Tu paso taciturno deja lo melancólico que viste en las veredas. te recubren las remotas rémoras: no descansan de acosar a los seres. De ellas te deshaces con leve paso tibio: ya te pensó la luna y vió que derivavas de fuerte luz continua. La tristura del alba cremaste en arboledas: yo huí de esa humarada como ión que conoce sus átomos en tu átomo. Mis velas se encandilan a la vez que te abres a darnos alegría y mi silencio negro se trastoca en lo pardo que trepa a tu bandera: y hay nuevos alerones en las cimas,tu porte me equlibra, me abrevia me desvela: la noche y sus secuacez huyen hacia otra noche: ya no hallan permanencia en la tierra que esculpe, recios racimos nuevos y arma las madrugadas quitando las galeras. Tu vida en movimiento de lumbre las recubre. Y en el amurallado de las umbras discrepas de sus maneras turbias, y soplas sobre ellas aire que vivifica: Das tu espíritu al mundo que no tiene decoro. Yo habito las galaxias en que vives clandestina, el orbe ya te invoca le libertes de equívocos y pongas predilecta tus dedos de armonía para ser filarmónica, que declinara el llanto y pájaros alegres desplumas, mi lumínica. La tos de los metales en su tósigo crujen: Vas al rescate aurora, de seres maculados. Y Abril al fin despunta y se inclinan a la alegría y todo se licúa en el magma que cuece su lumbre en los rincones, que arrebató la ira de una oscurana férrea que había transgredido la luz que no derrite, el canto que no ciega, la rosa esclarecida, hoy todo se engalana tras la noche bermeja: se alza descarnada la urbe fugitiva y enteros los follajes son ya nuevos retratos que beben savia tersa y la savia es contorno que resguarda cadencias que emanó selene antes de ser trillada y llevada a la molienda. El cielo se divide en cánticos y acordes: y en cada nube nueva rebrota la esperanza y su color no quire vestir remeras sucias. Lo que fuera congoja lo tragó la arboleda y quemó en sus sustratos con un nitrato niveo. Y las lilas contemplan tu rostro de alborada que desuella las sombras y resaltan al débil. Yo aspiro tus coloquios de eximia madreperla y tu voz nada muerde y pócimas derrite. Ya tu paso ha crecido con coloquial decoro: decoras mariposas con hilachas de mimbre. Y un viento declarado se anuda a tus banderas, agradeciendo la obra de una hembra dormida, vestida de cansancios y tristezas concéntricas que en su seno llevaba los ardores del mundo y al fuego que atenaza a lo que allí se yergue necio:Capituló a su tiempo lo que te / represaba: le diste movimiento a la selva dormida, recreastre sus follajes cargados de desanimo, y como una estampida de aliento represado, soplaste en el momento en que menguara todo:/ ya no habrá más enojos de un sol que se irrespete: tu manto ya despertado las corolas dormidas dobladas por la noche de fierro indecoroso. Los vítores del cobre renuevan sus alianzas: las costas ya recobran las olas que refrescan y todos los relatos del que vivió nociones no eran cuento y recobra sus fibras zaheridas. Y la tristeza cae en un abismo amarillo y nada en ella repara pues tu voz los absuelve. Los dones permutados, ya límpios de temores nadan en filas líquidas y se muestran orlados de un tiempo que procrea la Verdad que estaba escrita y, en su ánimo resurgen... Yo trepo por tus miembros, tus muslos tus espaldas y la voz que rebosa plétoras, ya acontece tu voz en la semilla, donde la tierra vibra y sublime, se recobra. /Ha pasado la angustia envuelta en sus jirones: los pétalos no alcanzan para cubrir tu sombra/ . El pasado no vuelve: se empaló en su sepulcro: la copa de rigores se fundió en sus entrañas: lo atestiguan los ríos de arena dilatada.Fuíste la paladina y tregua vencedora. Y todos los colores a ti te determinan por gema salvadora que capeara los lutos: A todos deslumbraste, volviéndolos silencio, echando sus errores de sílabas vacías. La guitarra del aire flota en misericordia: pasó de ser lo turbio y fue integro retoño. Yo me quedo recostado al borde de tus faldas mirando los efluvios con tu mirada riente que coloca esmeraldas en vez de charreteras y prohibe la guerra en el paraje fecundo. No me nombres a Hipsísila: no quiero nombres griegos en frondas tan doradas. / Ya rosa ha germinado y destila sus primores y ahora tu refulges mi dama consentida, la que formó camelias y nardos camelosos al dejar tus sonidos y creaste a los crótalos que moran en crisálidas y a todo sanas del antiguo pillaje que tomo la arboleda, blandiendo su guadaña de ira manuscrita: no importa, estás aquí y el candor es resuelto y todo danza y vibra, liberada de horrores que una luna ebria viviendo con la fachada de una tez bendita que andanzas permitiera./
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