Esbelta
Publicado en Jan 10, 2024
Esbelta de talle, serena ante un Sol que mira lento. Maravilla más que siete maravillas, eres aquella que lleva la vida y la llovizna. En ti cohabitan el sereno y el relámpago... Por donde fluyas te cercan mariposas. Pequeño despertar en tu melena, al poniente. Todo lo que en ti se ensimisma, de noche se agiganta. Dé qué tipo de mármoles salteados son tus muslos ? Tus manos hacen temblar a las palabras. Mi carne percibe tus océanos, bahías, golfos, prados misteriosos. Archipiélago ígneo : tus islas dan más alegría que los pámpanos y el sabor que destilan. Dulce de madrugada, empalagosa por la tarde. Dueña de la noche: Horas y días son tuyos. Te sueño y te soñé porque me pienso en tus suspiros. Contemplas el día, meridiana, piel tersa que forja las llanuras que quiero andar y desandar cuando en mi copa ardo, y queriendo te veo: extasiada te tiendes y el lecho se forma claro advenedizo, establecido para ti se muele y mulle, verde colchón silvestre. Qué ojos de hombre no apetece inhalarte cuando vapores eres ? Magma desleído. Ola ante la que se inclinan las tormentas. Mareas y reconfortas: eres latido. Toda vegetal, vergel primario, quiero de ti una fruta acariciada que me invoque. Satisfacen tus colinas tanto como tus muslos, llenan a quien quieras, sigilosa. Si te haces manantial recorrería lo azul de tu tarde y de tu cielo.... también lo haría Ulíses. Sabes a albaricoque: La risa mentolada flota y sacia :brizna que sacude sus crines tan silentes . En todo ese alfabeto tuyo está la palabra amor y al amor escenificas. Figura de bordes sin mordiente, sustancia que en que las sinuosidades se amplifican. Vas de aquí para allá y en tus vaivénes, repartes mirares para que se vean tus delicias. Te sientas en la piedra y de ella cítaras florecen: Tú, resplandeces de las manos a la nuca. El céfiro al oírte se congracia y quisiera arroparte, nardo que transpiro, e inmiscuírse en tí. Dientes brillantes, silueta que encandila, Paraíso del que germinan mundos egregios. Tu paso es lento y rápido y deja brillos y fulgores se se trenzan sobre la arena que se olvida de sus olvidos y que celebra la pisaras. Compuesta de todos los cereales y los más nítidos azúcares eres tentación con un corpiño. Mecida al viento no eres caña sino pleamar del que se caen alborozos. No te marches sin oír el nocturno que te compuse cuando aliviaste mi vida. He servido la mesa para dos: el mantelete resurge de la arena nos da higos. Embebido de ti y de tu celeste Abril murmuro cuando mordisqueas la hogaza. Siéntate a mi lado mientras el estupor se cuela en mis pupilas que te añoran. Tan sólo siéntate precioso ser que se me revela para que yo me conforte en tus encantos.
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