No es necesario que me ames, amada,
                ni que me veas llegar con las manos cortadas y sangrantes 
                de bregar en la mina con el carbón silvestre tan arisco
                que me escuece los dedos y me escalda las uñas destruídas
                ni que vengas con vendas de lavanda y un lebrillo sonante
                cuando pasó la malaria escalofriante que a los otros matara.
                Es mejor que no esperes mi bondad ni mi nombre que va ya hacia lo eterno
                viniendo o no en el funicular callado, o en el sucio tranvía.
                Mejor es que no sepas que mi sombra te vela y te custodia en páramos friolentos.
                Que desconozcas mi cuerpo que tose, amarillo a veces y con olor a perro.
                Para qué mellar tu estructura con el aguijón del que cava y recava su agujero ? 
                Me alegra que no te llenes de mortificaciones y que no sepas mis manías de loco.
                Que desconozcas mi nombre te hace bien, porque es de sílabas que cargan de agonía
     a aquellos que tienen un querer que los ama y se preocupan por sus heridas fúnebres.
               Que lo funesto pase lejos de ti sin pedirte limosna y sin lijarte el corazón incierto. 
               Que no sepas que voluntarioso te amo y que mi pulpa está tiznada y es impura.
               Disfruta las esencias del tiempo, el elíxir que da el albaricoque sólo si tú lo estrujas,
          vé a las matiné, ve con amigas, anda y retoza como augusta sirena en un mar deseado.
     / Desconóceme, desmiénteme, ignora que carezco de pronombres y que me he despintado
/ de tanto ir y venir en el tranvía, con los ojos puestos es ti mi farol secreto, nombre al que no juzgo/ 
        ..... Desde mi soledad me he vuelto cascarilla y caigo a los lados de termales caminos.
    Goza de vida larga y ten todos los hijos que deseas con aquel en quien ames sus solsticios.
        yo ya voy muriendo y me derrumbo hecho adefesio alicaído, haz de huesos quemados.
 / Te voy amar en silencio hasta que viva, y que las piedras deformen mi borrón en la sombra./