Yo nac en el congreso
Publicado en Feb 16, 2024
YO NACÍ EN EL CONGRESO
“Yo nací en el Congreso...” Eso pienso al cruzar la avenida en dirección al paradero. Volteo la cabeza para observar nuevamente el gran edificio surrealista y sonrío interiormente al pensar “qué genética tan política tengo”. Claro, muy similar a la que el profesor de Biología nos enseña en esas largas clases plagadas de ejercicios matemáticos y proporciones. “Hay que segregar los gametos” –dice, y cumplo la tarea recibida dividiendo cada partícula doctrinaria de un complejo sistema político. Los hay de varios partidos, ¿o genes? Donde el dominante es quien da el ejemplo. “Próxima clase, prueba de los contenidos”, y ahora que me acuerdo tengo que estudiar. Pero no tengo tiempo, porque me enviaron a la feria nuevamente. Y como me conozco perfectamente bien, sé que antes que estudiar, me quedaré dormida al llegar a casa. ¿Qué hago? Repaso mentalmente, mientras relaciono términos con senadores y diputados. Existen los genes letales, que determinan la muerte del individuo antes de nacer, en el momento mismo de la fecundación. Son similares a ciertos personajes que sólo figuran en las elecciones, y al no ser electos, desaparecen del panorama. Célula a célula, oficina en oficina, cada cual destinada a un trabajo específico para sostener a un organismo tan caprichoso como el de la patria. Sinceramente se parece al hombre, un fumador con los pulmones llenos de smog, aproblemando a las autoridades que se congestionan por solucionar la cuestión, “Restricción nicotinal, sólo fúmense determinados cigarrillos” –resuena en la Cámara Alta, y el secretario redacta el decreto. “¡A votación!” Las 3/5 partes a favor. “No, yo estoy en contra, prefiero el Derby...” Como yo no fumo, no me hago problema. Tal vez la brisa marina del Puerto despeje la garganta de ese diputado santiaguino que tose y tose porque se atragantó con el humo. “Es que con la cabeza ventilada se piensa mejor. Así saldrán mejores leyes que las del antiguo régimen” –dice mi papá. “Para eso luché con los dirigentes políticos.” Sí, papá, te entiendo, aunque mi mamá critique tu decisión. “Prefiero que se quede aquí, se nos va a tomar más en cuenta.” “¿Que se quede quién?” –pregunta el vendedor de más allá. No escucho la respuesta, porque son ya las ocho de la noche y quiero llegar luego. Tomo la micro y me siento junto a la ventanilla. Hay una congestión vehicular. Siempre en Pedro Montt pasa lo mismo, pero gracias a Dios hoy no hubo accidentes, que yo sepa. La micro se llena. Junto a mí se sienta una señora de edad, vestida de negro y cargada de bolsas. “¿Usted también fue a la feria?” Respondo afirmativamente y continúo observando la mole inmensa a través del vidrio. “¡Qué grande!” –continúa ella, sin que yo le preste la menor atención. “Yo creo que no se lo van a llevar a Santiago. ¿Se imagina? ¿Después qué hacemos con el edificio? Dicen que con él harían un hospital. ¿Usted qué cree?” ¡Vaya, me trató de usted, qué halago! Me encojo de hombros en respuesta, mientras la micro parte. Sigamos estudiando. El Dihibridismo, II Ley de Mendel, determina la existencia de genes que se relacionan entre sí para la transmisión de un carácter hereditario. Es decir, la opinión de la Cámara Alta, conjunta a la de la Cámara de Diputados, aprueba la Ley de la pena de muerte en casos muy especiales. Ése es un carácter. Otro ejemplo. “Un siete a la persona que responda correctamente.” Si el senador A, en conformidad de opinión con el senador B, opina C, ¿cuál es el genotipo de los progenitores? Mezclar con homocigoto recesivo. ¿Quién? El Presidente de la República. ¿Se aprueba la ley? El núcleo propone otra idea... Me quedé dormida... Parece que me moví mucho durante el sueño, porque la cama estaba deshecha. Se me acercó la enfermera para servirme un vaso de agua y bebí de ella con avidez. “Su niñita está bien, se la traen un ratito más, porque la estábamos limpiando.” “¿Es muy tarde?” Las cuatro de la madrugada, dice el reloj. Pensé que había dormido más. ¡Qué cansancio! ¡Qué sueño tan raro! Un edificio enorme... este hospital... Y alguien que no era yo yendo a la feria. Un llanto... “Su niñita.” ¡Qué linda! La genética hizo un buen trabajo. ¡Qué lástima del año en que le tocó nacer! La situación está muy difícil. Nadita de raro que tu papá esté en la cola esperando el pan. ¡Qué mirada tan política, chiquilla! A lo mejor vas a ver un Congreso porteño en unos años más, aunque difícil me parece. Son bien raros los sueños. Qué absurdo... Ariel Nazer.
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