Un cuerpo es sólo mar inclinado a ser laja....
       Más a veces es tatuaje en la piel del Océano.
       Nace de las constelaciones en denso reverbero:
       Se hace de cinturas y fraguas y se instala en sus piernas.
       El tórax y el lomo adormecido los saca de relatos
       y la cabeza se hace de mil briznas mojadas.
       Lleno de cicatrices e ideas en sus pensares arde:
       Tiene dientes y habla imposturas con falso sentimiento,
       más, a veces, se moja a sí misma de una verdad orgánica.
       Y su piel transpira y vuelve piel y al verlo, maravilla,
       pues viene desbocado en sus decires altos, arriba de su nuca:
       Labios, ojos, nariz y partes biseladas,
       arribando en sus pies, moja racimos, ráfagas de follaje:
       La frescura instantánea que en el loto florece y sube hasta encandilarlo.
       Y, siendo ola pasa, a donde se apacigua el lagarto florido o el jilgero sonante:
       Va en busca de otros como él, esquivando bitúmenes, exudando vapores,
       y cubierto de unas nubes primarias a otra agua como él evoca:
       una que tenga senos, ombligo no cegado: Sulamita mayor que las más salomónicas:
       de risa sideral, que se ajuste a su cuello y no porte navaja mientras recorta el aire,
       en sus halos lejanos al otoño, mujer dispuesta a ser con él una molecula
       de la que viene la misma prole extraña que comparten hueso y tuétanos.
       Y así fueron las danzas junto al primer acorde en la cita primera,
       cuando seres de agua y luz enlazaron guirnaldas y fuera el vientre roto
       y entregado a la anchura del niño que naciera y vida presagiara:hijo de lo espumante,
 razón para morir y ser y escuchar el llamado de las clamantes sangres si eran transgredidas...
      Y comenzó la Historia y la histeria fue tomando a sus hijos fríos y proletarios
       más la serenidad prevaleció y fueron las ciudades ya sin desesperanza
                                                           forjándonos a todos, como a una ola en vilo.