Y la aurora se enciende para tocar tu frente,
           Tentadora: mátame con tu sombra y tus luces sin frío.
           Mata con tu revuelo que sabe a campanada.
           Hiéreme con tu cuerpo que es rebrote de músicas:
           Melodía sin mácula eres bemol en algas, envoltorio de pieles en delicadas formas.
           Sálame con tus manos de dos gotas sagradas....
           Me rodea tu idea más que una conjetura
           y sabes a corazón y a luna levantada..... Y a un azúcar ajeno que yo desconocía.
           Ven hasta acá vibrante.... ven, curvilínea escala
           de aromas trascendentes, de nuez que sacia al diente.
           Traspásame si quieres con tu torso de agua y sensación violeta.
           Yo por ti desecho a la eterna lis efímera y en tu rostro descubro todo lo que me basta.
           Acompaña a mi sombra a ondularte de noche en sábanas melaza....
           Hice una cama ámplia para sentir tu aliento y cimas duplicadas y el cielo de tu pelo...
           Ese calor bermejo que tu vapor condensa viene del haz azul que, a veces, se te escapa.
          Ven y quiéreme hermosa, que el segundo no cesa ni el minuto para
          y mientras rueda el tiempo, bésame, vencedora de mí, dáme el precioso y esquivo ósculo tuyo,
       porque has clavado en mí tus primores y túles: ven en tus ríos, llévame en tus cascadas.
           Que todo lo que esté fuera de ti muera: no me importa morír en ti si lo demandas.