EL FUMIGADOR
Publicado en Feb 25, 2024
EL FUMIGADOR
El fumigador venia siempre los martes a la misma hora. Debo reconocer que yo sentía como una especie de compasión por el hombre cada vez que cruzaba la puerta de mi casa; no quisiera yo terminar ejerciendo esa profesión, siempre pensaba yo, pero uno nunca sabe, Lo curioso era que parecía gustarle lo que hacía y a veces hasta intercambiábamos alguna palabra sobre los insectos que él tanto conocía y yo aborrecía. Su especialidad era el exterminio masivo de los pobres insectos, para eso le pagaban, sin embargo, a veces demostraba un poco de piedad. Un día me contó algo que me llamó mucho la atención. Me dijo que las cucarachas podían sobrevivir congeladas en el freezer durante un largo periodo de tiempo, como una suerte de hibernación, y que lo había podido comprobar con su propia experiencia una vuelta que abrió el congelador y cayeron varias cucarachas congeladas que al poco tiempo revivieron como si nada. No me pareció muy disparatada esa anécdota ya que se sabe que las cucarachas salen airosas hasta de una bomba nuclear. Ese mismo día se despidió porque terminaba su contrato con nuestra finca, tuvimos que reducir los costos de mantenimiento del edificio. Lo extraño de toda esta historia fue lo que sucedió luego de que él se fuera. El fumigador siguió viniendo sin que yo lo llamara, dispuesto a trabajar sin importarle si le pagaban o no, lo que llamó poderosamente mi atención, sobre todo porque nadie en el edificio se percató de ello. Estaba tan compenetrado con su tarea que yo ya no sabía cómo agradecerle. Un día decidí terminar con esa situación y le hice un regalo a manera de despedida. Le regalé un libro sobre la supervivencia de los insectos. Nos dimos un gran apretón de manos, pero la suya estaba tan congelada que se partió, se cayó al piso y se rompió en mil pedazos.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|