Hola, amor..!
Publicado en Mar 04, 2024
Hola, amor..!
¡Qué..! ¿Te sorprende el que te llame AMOR..? Era la forma con la que nos referíamos, tú y yo, cuando comenzamos esta rica, larga y profusa relación de… no sé… ¿cuántos años, ya..? Creo que titantos ¿no..? Los he estado recordando.. y me han causado una inmensa nostalgia… ¿Qué nos ha sucedido, querida? Tengo la sospechosa impresión de haber cambiado nuestra manera de amarnos, porque justo es reconocer que antes fue muy distinto… Puedo recordar con nitidez aquellos intensos momentos del inicio de nuestra vida juntos, cuando el solo hecho de mirarnos, pragmáticamente, era vital, tocarnos era estremecedor y el despedirnos cada noche para regresar a nuestros hogares era un suplicio. Nos habíamos hecho tan adictos, uno al otro, que disfrutábamos como enviciados de todos los instantes que compartíamos, incluidos los de silencio, especialmente aquellos que, sin decirnos nada, nos adorábamos con enmudecidos juramentos, solo con la simple mirada, o con la sonrisa, o el pensamiento intenso, garantizado y profundamente nuestro. Cuán grato es imaginar, ahora, la suavidad de tus labios gustosos a cariño meloso, apoyados sobre mi boca con tu tono soñador, sumida en esa burbuja tuya inocente y distante aún de la acechante tentación carnal. ¡Por todos los cielos, mujer! ¡Qué hermosa, depurada y enérgica manera de amarnos en aquellos pueriles días de antaño..! Pero también es necesario rememorar la compleja etapa en la que nos alcanzó la inevitable y natural algidez de nuestro íntimo proceso, cuando te viste envuelta en el pavor de ceder y sacrificar tu preciada virginidad ante mi incontrolable empeño masculino. No puedo dejar de reconocer que aquel preciso momento fue algo vergonzoso y traumatizante para ti; no obstante, mentirías si negaras que, después de unos días y cuando lo hubiste superado, fuiste tu misma quien abordó la iniciativa para un nuevo intento; y de allí en adelante consensuaste con agrado nuestra consecutiva actividad sexual, matiz valioso que libremente sumamos para reforzar nuestro hermoso y apasionado vínculo, aquel que en un breve tiempo transformamos en una unión consolidada, con hogar propio, con hijos, con bienes y con una linda historia: Una auténtica familia de hecho y derecho. Todo esto, cariño, me lleva un tanto a tambalear cuando comparo tales recuerdos con nuestras actitudes actuales, porque –seamos honestos—hace ya bastante tiempo no nos hacemos el amor con esa exquisita locura que nos invadía entonces, tampoco nos entregamos –a lo menos-- al apasionado sueño de besarnos con efusión y, además, es natural recriminarnos en demasiados momentos las acciones que nos incomodan; como por ejemplo, te molesta que circule por la casa vestido solo con calzoncillos, o que no cierre la puerta del cuarto de baño al orinar y, también, que utilice ocasionales groserías en el hablar. Por mi parte me enardece que pongas límites a mis caricias y me digas “¡Cálmate, cálmate!”. Me exasperan los pelos de tu cabellera dejados en el lavamanos, como, también, me saca de casillas tu acostumbrada falta de puntualidad y tu olvidadiza memoria… En fin. Son muchos los detalles que en ocasiones nos conducen a pequeños y desagradables enfrentamientos. Sin embargo, en el rigor de la verdad, hasta hoy y habiendo cumplido cuarenta años de matrimonio, jamás hemos sufrido un quebrantamiento serio que haya –siquiera-- agrietado nuestra relación y somos una franca pareja que al transitar juntos por cada camino, lo hacemos siempre tomados de la mano; como así mismo estamos incondicionalmente dispuestos, el uno y el otro, para cualquiera situación, evento, o circunstancia, sin vacilar ni un solo segundo. Eso me hace concluir en que: Bien es cierto, no estamos sensibles para pasiones juveniles, pero albergamos en nuestras esencias un sentido de lealtad irrestricto que perfectamente corresponde ser llamado –legítimamente-- AMOR. Por ello y en consecuencia, hoy en la mañana ocurrió lo siguiente: --“¡Hola, AMOR! ¡Feliz aniversario..! (Como desayuno le llevo hasta la cama una surtida bandeja con café, jugo de naranjas y otros ricos manjares, además de un frondoso ramo de rosas rojas que a ella siempre le han encantado y junto a él, un cofrecillo pequeñito de terciopelo azul que guarda una fina cadenita con un corazón colgante de oro y una grabación que reza: “Tuyo por siempre. Tu esposo que te ama”.)
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Raquel
"Tuyo por siempre.Tu esposo que te ama"..Preciso amor, con tinta y letra de un puro corazón..Un abrazo.RQ
juan carlos reyes cruz
Según Albacete andarías dejando tus letras en otros lados. De ser ello cierto, dime la dirección para acudir a buscarte.
Un abrazo.
Raquel
Realmente te agradezco y me siento orgullosa de tener esas mismas sensaciones como las tuve en aquel bello principio de mi llegada a este hermoso sitio. Un enorme placer de saber de ti..Un gran, gran, gran abrazo ..¡Aquí está tu amiga!!..RQ