Corta historia de desamor -6
Publicado en Oct 16, 2009
Ella era como el veneno… Entrando poco a poco en mis venas… día a día…hora tras hora… como un gas somnífero que ingieres sin que te des cuenta de que estas en la mierda hasta que esta te tapa entero y ya no puedes salir de ella…
Me adormecía con sus palabras, me atontaba con su risa, me dejaba hecho de barro entre sus finas manos ABC1… Y me gustaba la sensación, el juego, el tira y encoge, el no tener que ceder al tiro, el no dejar de coquetearme de sus gestos, sus bromas en doble sentido, el trato de desconocidos cuando había alguien cerca y el ser tan íntimos a solas... Habíamos empezado el jueguito hacia tiempo, una noche de navidad. El marido no admitido por años de su prima de pronto era el invitado de honor a esa cena en casa de sus padres, donde también estarían sus tíos –suegros del de honor, en una cena que se preciaba de “reconciliación”, cena en la que no solo yo era invitado para la puta reconciliación, sino también el pololo de ella y otro pariente oveja negra de la familia. Al viejo nunca le caí bien, pa ‘qué estar con hueás, mi suegro era un viejo de la vieja ola, derechista hasta las pelotas, acomodado y con esa mirada por sobre el hombro típica de los viejos de ultra derecha. Yo no era más que el hueón que le había quitado a su “niña”, el hueón “vago” que apareció de la nada para arrebatarle el sueño del tonto de que la hija menor se quedaba siempre con el padre. Me culpaba de que ella dejara la universidad a mitad de año, después de que ella volviera pero a la Chile y a una carrera que él encontraba “baja” para sus pretensiones absurdas de viejo arribista frustrado. Me culpaba de que viviéramos arrendando en una población, de que su hija anduviera “mal vestida, a mal traer, en micro y mas encima atendiéndose en consultorios por ahí”… era obvio que después me terminara culpando a mí por la pérdida del bebé… La tensión del ambiente era una mierda. La Luisa y yo sentados frente a ella y a ese pololo de ella, las miradas iban y venían, a esas alturas el matrimonio con la Luisa colgaba ya de un hilo, pasando el luto de la pérdida como la mierda, ella volviendo a juntarse con sus amigas y yo con la botella de whisky mis caminatas a media tarde por cualquier parte, y más encima estaba esa visita molesta además de tan putamente cristiana a la “cena de navidad”, otro de esos intentos hueónes de su madre por “unir a la familia” que nos tenía a todos, al menos a mí y a ese tío de ellas de mirada y pinta de izquierda, con la boca cerrada y esperando tensamente que no quedara la cagada de una. Tensión que no compartían ellas, ni el pololo de ella que hablaba con total desfachatez de todo lo que, según él, rompía el hielo, como el futbol. Al comienzo fue un coqueteo silencioso, entre los saludos de inicio y el coctel de bienvenida (la vieja había contratado a un grupo de hueónes para preparar todo, lo que incluía meseros, dos cocineros y un barman) nos habíamos quedado mirando más de lo normal al conocernos, luego nos quedábamos conversando mientras mi prontamente ex mujer se iba a la cocina y el pololo de su primita sacaba conversa animadamente al tío comunista mientras que mi querido suegro los miraba a un lado fingiendo sonrisas y una amabilidad que no sentía. No puedo no admitirlo, era el culo más lindo que había visto por ahí, era además simpática y reía con mis tonteras, cosas que la Luisa hacía rato no hacía. Luego vinieron las miradas y sonrisas furtivas durante la cena, un par de encuentros a solas en la cocina, yo que iba por mas bebidas y ella que, casualmente, iba por mas pollo, pan o lo que fuera, una conversación al pasar sin más fondo que eso, un roce sin quererlo mucho, otra mirada, y salir de ahí. Pero había algo que nos acusaba, las risas nos delataban, estaba todo escrito en el aire… estaba pasando delante nuestro, delante de todos… Pocos días después vino el año nuevo, se repetía la invitación, se repetía la cena, todo hasta el tío comunista ahora con el resto de su prole, risas, música en el aire, y a las 12 el típico abrazo con todos, conocidos y no, queridos o no (como con mi suegro que me quedó mirando como 2 segundos antes del abrazo fatídico ya que no quedaba a quien más abrazar y hay que hacerlo por buena onda y porque no había que quedar mal con la hija porque al final es la hija y no importa con el hueón que se casó ni si hay que darle el abrazo de año nuevo por eso total es su hija y ese hueón con el que se casó es un 0 a la izquierda y darle el abrazo de año nuevo a ese no importa total es diplomacia no mas no es que de verdad le desee los mejor pero es el marido de mi hija y una hija es una hija sin importar que no se haya casado con quien no merece y haya elegido a este tal por cual sin título universitario ni apellido y etcétera…) El abrazo final fue con ella, aparte, en el patio de la casona, medio en las sombras, excusándonos ambos de que no nos habíamos encontrado allá dentro por esto o aquello, ese abrazo que nos dimos fue el aviso, su cuerpo contra el mío, no un abrazo de año nuevo, sino el de una mujer con un hombre, su cintura demasiado cerca de la mía, su boca junto a mi mejilla, su risa, sentía en ese momento su entrepierna, a través de su vestidito corto con flores, mientras, de nuevo, nos abrazábamos en medio de la escalera del patio, a modo de despedida, sentí sus pechos contra mi pecho, agitados, ansiosos, y ese beso en la boca fue el remate final… Desde entonces llamadas furtivas, saludos, visitas inesperadas, ella empezaba a invadir mi destruido mundo de casado, mientras mi esposa empezaba a distanciarse más y más de él, dejándole el campo libre a su prima sin saberlo…
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Darth Klauss Demon
Darth Klauss Demon
- parece juego de rol ¡hostiasm un orco!!
Darth Klauss Demon
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