En la ceniza
Publicado en Mar 25, 2024
Toco en cada ceniza los nudos de la leña. La rama que exigía antes de ser cortada.... Toco a mi cuerpo armado de maderas fibrosas y no hay cristal que corte mi cuerpo, ni navajas que puedan zaherirme pues del fondo provengo: De la raíz indómita del mundo vegetal que se ancla a sí misma con sus dedos peremnes y uñas distendidas hacia lo más genital de las primeras piedras, cuando se condensaba el mundo en capas y sustratos y Dios las cimentaba con más de diez mil manos y quiso que mi carne también reverdeciera como loto en las rocas... Del piso y la techumbre, y del marco soy hermano y mi sombra es de puerta. Bien pudiera incinerar mi ombligo una magnolia regia que incendiara sus pétalos. Soy uno en la cabaña y ella, tambaleante respira por mi vida...... Para los leñadores no valemos ni un trozo de moneda y pasan sin herirnos hacia los sauces viejos trepados por canelas, espantadas de ver los aquelarres. También tú has brotado de las hojas vecinas y vistes con frescura de lirio, con rostro semejante a amapola hecha Sol que resplandece en fuerza. Tu mano es un lebrillo donde el canario bebe y el picaflor se baña.. Y tus ojos no caben en la expansión celeste, tus ojos constelados que a lo excelso supera. Yo me sorprendo y veo volverte enredadera que trepa por mis tapias y es violeta silente. Arriba de mi techo estás tú y tus murmullos y respiras un viento que del verde cayera. Sé que tu cuerpo es para colmar de mieles y el unguento se hizo para tu frente tersa. Presiento que presientes mi ser en los latidos de todo lo que se enciende y arde y espera en la paciencia concedida a las velas, a que pronto la enciendas y poseas su flama.
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