Que necesita...?
Publicado en Oct 16, 2009
¿Qué necesita...?
"El mejor amigo del hombre es aquel que puede acompañarlo un prolongado silencio sin ladrar" Roberto Fontanarrosa - 382...¡382!...383... - Yo...Acá..383...Cuanta gente que hay aquí... - Bueno días señor. ¿En que puedo ayudarlo...? - Le agradezco, pero no es ayuda lo que necesito...Por ahora me las arreglo bien. - Disculpe entonces...¿Qué necesita...? - Necesito profilácticos...preservativos... - Ahh ¿Cuántos quiere...? - ...bueno, como querer, quisiera mil. Perooo con uno, dos a lo sumo...con tres si me va muy bien me bastaría... - yyyy,...dígame, ¿que tipo de profiláctico necesita? - ¡¿...como que tipo de profiláctico necesito...?! Bueno...mireeee, en realidad...Tipo pene....como le puedo explicar. Necesito un profiláctico tipo pene. Para el pene...¿Me entiende...? - Le entiendo...lo que sucede que hoy en día hay muchos tipos, muchos modelos de profilácticos... - ¡No me va a decir que los penes han cambiado de forma y yo no me he enterado...! ¿Cómo son ahora...? El mío es de los comunes...del modelo viejo...estándar digamos...Básico. Así nomás...¿Cómo cambian las cosas? - No señor. Los penes no han cambiado. Son todos iguales... - ¿Y usted como sabe que son todos iguales...? - ...Señor...me esta incomodando. Hasta donde se, no han cambiado... - ...bueno, bueno, no todos....no seré superman...pero el míííoooo anda bááárbaro... - No me refiero a eso. No se como será el suyo...Ni me inte.... - ¡Ni sueñe que se lo voy a mostrar...! - Tampoco quiero verlo...A ver señor si nos entendemos. ¿Usted necesita un profiláctico...? - Por lo menos dos. No me subestime... - No me refería a la cantidad señor. Me refiero a lo que usted necesita. ¿Necesita profilácticos o no...? - Si. A eso vine. - Bueno. ¿Qué tipo de profiláctico necesita...? - ¿Otra vez...? Ya le dije. Tipo pene...Pene clásico digamos...Como la mayoría...Usted me esta confundiendo... - ¡Señor! Indudablemente usted no se ha enterado que hay muchas clases de profiláctico!. ¿Qué uso le va a dar...? - Ay, ay, ay...¡¿Cómo que uso le voy a dar?! ¡¿Qué le parece a usted?! ¡¡¿¿Para que lo puedo necesitar...??!! ¿Usted usa?...¿Ha usado alguna vez un profiláctico...? - No señor, yo no uso...los usa mi pareja... - ¡¡ Ahora entiendo...!!! Por eso es que no me entiende...Las mujeres nunca entienden... - El que no me entiende es usted señor. Hay muchas variedades de profilácticos...Usted lo va a usar para el pene, ¿es correcto...? - Si. Es correcto. - Bueno, nos vamos entendiendo...¿Qué tipo de sexo va a tener...? - ¿ Cómo que tipo de sexo voy a tener...? ¡¡¡ Con una mina...!!! ¡¿Quiere saber cuantos años tiene...?! ¡¿Quiere que le diga como se llama...?! ¡Déme profilácticos ya...! ¡¡Ahora mismo...!! - ¡¡Tome...!! - ¿ y esto que es? - Profilácticos...¿No quería profilácticos...? - ...¡¡¡¿¿Saborizados??!!! - Si. Hay de varios sabores...Frutilla, cereza y, ahora también tutti fruti... - Hay diet...?? ¡¡¡Pero usted me esta cargando!!!... Le dije que eran para el pene...no para comer... - Señor, no son para comer. Son para sexo oral... - Pero es que no va a ser oral...va a ser real. En una cama, con música, lucecitas...¿¿me entiende?? ¡Voy a serruchar la albóndiga...! ¿Cómo quiere que se lo diga? No va a ser hablado...va a ser como dios manda. A lo macho...A los empujones...Como hizo su papá y su mamá para tenerla a usted... - ¡¡¡Señor, no son para hablar...!!! Usted no entiende... Tome estos... - ¡¡Con tachas...!! ¿Pero por quien me tomó...? ¿Se oxidan las tachas...? - No señor, no son tachas de metal...¡Tome estos...! - ¡¡¿Lubricados...?!! ¡Con lo que ha subido el petróleo...! - ¿Estos otros...? - ¡¡ Con escamas...!! Le dije que era con una mina, no una sirenita.... - ¿A ver estos...??? - ¡¿Extra finos...?! No se romperán??? Mire que yooooo... - ¿Y estos...? - ¡¡¿¿Reforzados??!! ¡¡Pero estos son de cerámica...!! - ¿Estos otros...? - ...deje, ya veré como me las arreglo...Muchas gracias... - ...384... ..."Si me divierto, divierto" decía el negro Fontanarrosa. Me ha pasado con este cuento. Me he divertido al imaginarlo y me he reído al escribirlo. Mas que humorístico, es un texto terapéutico y, porque no, diurético...me he meado de risa al imaginarlo. Espero que usted también. No es difícil imaginar la situación planteada en el cuento, sobretodo cuando es alegre. La alegría es motivadora y amplifican el estado de bienestar del organismo, aunque usted sea una persona "seria y responsable". Algunos hombres la hemos pasado, no con la absurda diversidad de este texto, pero si con la vergüenza de estar en publico y pedir preservativos imaginando lo que el resto de la gente, y el propio vendedor, estarán pensando sobre uno. No quiero imaginar lo que se ha de sentir al tener que elegir entre tantas y novedosas variedades y la farmacia llena de gente esperando ser atendidos, mientras que uno esta tratando de superar la vergüenza publica y adecuar su fantasía al tipo de profiláctico que le convendrá llevar...Algunas personas, sobretodo los ancianos, pensarán que uno es un pervertido degenerado --y no se equivocan--. Otras, aprovechando la diversidad sexual que hay hoy en día, se preguntarán para que los usaré --y se quedaran con la duda-- Habrá quienes, al menos me imagino, desearán que lo use con ellas --si Claudia me lo permite--. Como sea, lo cierto es que da algo de vergüenza y el cuerpo lo refleja...Ese cuerpo transformado por la vergüenza de las circunstancias es el evidente resultado de los cambios biológicos que produjo automáticamente la emoción en nuestro organismo, que le sirve de guía para decidir en consecuencia y salir del pantano... Con un poco de imaginación podemos ver las distintas reacciones, promovidas por las emociones, en los protagonistas de este cuento. La dependiente, de aparentemente predispuesta y voluntariosa, pasa a irritarse por la reacción del comprador que, además de avergonzado esta confundido sin saber bien que comprar y porque también imagina a su potencial pareja retándolo porque prefería los de fresa... Sus rostros, sus gestos, su tensión lo demuestra claramente. No conviene decir que estos organismos representan la frustrada transacción comercial...Hace cincuenta mil años no existían farmacias ni preservativos. Las emociones, como la vergüenza y el enojo, se actualizan permanentemente a cada circunstancia pero existen desde siempre. Las emociones transforman los organismo que las poseen y tiene por fin, como intuyo Darwin, promover la supervivencia. No del mas fuerte, ni del más apto, sí del que las posea, para fortalecerlo y adaptarlo mas efectivamente al medio. Se dan en forma automática, sin que uno las convoque, ajustando al organismo a las circunstancia para mejorar sus acciones y hacerlas más eficientes a la hora de sobrevivir. Parece que la vida no depende exclusivamente de nosotros. Pero de su gestión, tal vez sí. Pero no nos distraigamos y volvamos a la farmacia...Quizás la vendedora no tenga un buen día. Su presión arterial esta algo alta y le duela un poco la cabeza como consecuencia de su presión y de la evaluación de la marcha de su potencial proyecto vital que no va como desearía. Algo no anda bien y su organismo lo refleja, internamente en su presión arterial, su dolor de cabeza, los latidos de su corazón; externamente en el tono y frecuencia de sus palabras, sus movimientos algo lentos y sin gracia. Además la noche anterior no durmió lo suficiente y su cuerpo esta cansado y sin las habituales ganas de trabajar. Mientras hace un esfuerzo por concentrarse en su trabajo sigue pensando en su temporal frustración y esta situación dispara otras emociones que potencian su mal humor. Y es aquí donde aparece, alegremente, nuestro "pervertido" comprador que no tiene muchas intenciones de saber lo que le pasa a ella, ni le interesa que nadie sepa lo que va a comprar, porque está mas concentrado en lo que le pasará a él...si es que le pasa y consigue lo que busca. A esto se denomina emociones de fondo, porque suceden en forma interna y si bien se exponen en forma externa, no son tan evidentes. Nadie sabe que le duele la cabeza, que apenas durmió y que su organismo esta naturalmente intentando equilibrar sus funciones. Sospechamos, si sabemos ver, que algo anda mal, pero no sabemos que. Sigamos...la vendedora hace un esfuerzo e intenta ser gentil al preguntar: "En que lo puedo ayudar..." Entonces todo cambia. La vendedora redobla su esfuerzo por ser cordial y no pegarle un sopapo --que merecido lo tiene por agrandado y fanfarrón--. El comprador intuye algo, pero no lo inquieta. Y aquí empiezan a aparecer las emociones básicas o primarias que se suman a las de fondo, en las que, además de los cambios internos, se ve evidente la cara de enojo, justificada en este caso, de la vendedora. La también evidente cara de sorpresa, muy bien justificada, del comprador al enterarse de la diversidad de productos entre los que debía optar y de los que no tenia idea de su existencia, también es una emoción básica o primaria. El miedo, la ira, el asco, la tristeza, la sorpresa y la alegría son emociones primarias que compartimos con otras especies y fácilmente identificables en los gestos de la cara y el cuerpo. Y en todos los casos representan la necesidad vital de todos los organismos de vivir con bienestar. El miedo es, hasta cierto punto sano, nos aleja o nos advierte del peligro. La tristeza nos permite elaborar duelos o perdidas lamentables o inevitables. Las fobias raciales, por ejemplo, son construcciones intelectuales de emociones que se dieron en algún momento de nuestra evolución para advertirnos de la presencia de seres "distintos" y obrar en consecuencia, pero ya no sirven, al menos en el sentido en que nos fueron útiles...Regresemos...la vergüenza del "depravado" comprador es una emoción social y las compartimos con aquellas especies que viven en comunidad. Mendieta, mi alegre perra viejo pastor ingles, sabe muy bien cuando hace una macana, aunque ponga cara de jugador de póker y yo lo advierta nítidamente. La simpatía, la indignación, la envidia, la gratitud, la vergüenza, los celos, entre otros, son emociones sociales que no solo se disparan en compañía, también pueden sucedernos en soledad al evocar un recuerdo competente, bueno o malo, triste o alegre. No podemos tener emociones sociales, sin las básicas, ni estas sin las de fondo. De la misma manera que no podríamos ser humanos si alguien, muy parecido a nosotros, que no sea un dinosaurio, no nos precedió en la evolución. Tenemos algo de bacteria, de reptiles y, por supuesto de mamíferos porque lo somos. De lo simple a lo complejo. Del preservativo común, al saborizado. Desde la regulación más básica del metabolismo de un organismo unicelular, a la más maravillosa y contagiosa sensación de placer y bienestar en un organismo como el nuestro que distiende sus músculos, siente fluir su sangre sin dificultad y facilita la comunión con sus pares en momentos de placer. Todos los organismos por pequeños que sean tienen sistemas que, segundo a segundo, regulan el estado interno de su cuerpo en función a lo que pasa afuera. Convengamos entonces que las de fondo regulan el estado "vegetativo" por decirlo de alguna manera, de nuestro cuerpo sin que nos demos cuenta, son automáticas y estereotipadas, y es mejor que sea así. Nadie mejor que la naturaleza para regular la acidez o alcalinidad de nuestro organismo. Nadie mejor que nuestros organismos para desechar lo inservible de los alimentos que injerimos o regular el ritmo cardíaco...Las emociones básicas, facilitan nuestra relación, nuestros deseos y apetitos con las posibilidades reales de lo que pasa afuera. Las sociales nos ubican, no sin esfuerzo, en el lugar que deseamos tener en la sociedad, siempre y cuando cumplamos con sus códigos. Las emociones primarias y las sociales son contagiosas en la medida en somos capaces de ponernos en la piel del otro y disfrutar o entristecernos de lo que le pasa. La tristeza nos encierra, la alegría nos promueve... Lo curioso de todo esto es nuestra capacidad de ignorarlas y desconocerlas creyendo que nos debilitan, cuando es todo lo contrario. Lo sorprendente es suponer que todas las emociones son automáticas y que ver a una persona triste es tan normal como estarlo uno mismo, porque, sin dudas: "ya pasará". Es sorprendente escuchar que no hay que dejarse llevar por ellas, cuando son ellas las que nos acompañan en todo momento. La ameba no podrá nunca desconocer el impulso vital de alejarse del peligro porque ni siquiera sabe quien es. Tampoco lo sabe Mendieta, que no podrá cocinarse la comida que más le gusta, porque no le da la cabeza. Jamas sabremos lo que le pasa al otro si negamos lo que nos pasa a nosotros. Jamas podremos meternos en su piel, como sugería Adams Smith, si evitamos meternos en la nuestra. Resulta poco inteligente creer que pensamos bien sin el gobierno de las emociones. Si las emociones se fueron anidando, en el transcurso de la evolución, hasta lograr un sistema nervioso tan complejo e integral como el nuestro, debemos recordar que no pudo existir un cerebro pensante sin emociones que lo orienten en el gobierno de la vida. Seria como si la naturaleza dijera: "Menos mal que apareció el ser humano porque ahora va a salvar al planeta..." Para terminar, déjeme decirle que si hay algo que me tortura, me preocupa e inquieta es no saber como le habrá ido a nuestro amigo...Si se entera, me lo dice. Ricardo A. Kleine Samson Contador Publico NacionalÒ Neuquén, 19 de septiembre de 2009
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