Derramars
Publicado en May 18, 2024
Si algo debe caer en mí para crearme.
Si no son suficientes las lides del naciente y el deseo colgante de miríadas de pájaros. O ese mirar tan quieto que lanzan las bayonetas mucho antes de adentrarse a destruír las sombras. O el trino engolado de un ave que se arrastra disipando lo negro de una noche cegada. Te derramarás al pie de algún arcangel y exigiras mi vida, batiendo tu proclama: Jamás nací a la hora mas ví de lejos a Lázaro y a todos los Patriarcas del Israel pasado y a Cortes faraónicas. Se hizo un cónclave de querubes y al Tercer Cielo inmenso,fueron...y,, Me hizo la eternidad de mente y cuerpo fuerte y alma casi espigada, como a un tercer Adán pero menos maligno, con más cordialidades fue mi rostro primero, luego mi tórax seco y mis extremidades y te ví tan intensa entre tus pies y labios.... Fué primera mirada y sentía ya hambres de esa piel a la que ví tan húmeda: Agua que no es precaria, jardín de todo fruto, sin prohibida manzana y cruzada por dédalos donde cabrían mis dedos recientemente dados y en ti se asilarían. Alta como la luz que emanan las violetas y de cabellera erguida y sobre siete lunas Yo no podía verte, pues de legaña baja es que venían mis párpados y tu luz me siguió en mis abreviaturas, colocando en mi ser tu firma y monograma y la sigla secreta de ti, que es milagro, dulzura de la fuente que me acercó a lo nuevo de este terruño quieto donde no era aún la era del centauro y sus saltos inmensos. Me sentí natural, novísimo, creyente que se enredó en ti, líquen enamorado... ligera me tomaste y me hicistes guirnalda y lugar de mis manos, apenas estrenadas. También me hiciste joya que el joyero envidiaria y no joyel pequeño volviéndote cofre donde no hay mancilla y suavidad elástica, estirada al sigilo. Me envolviste en tus manos como a perla nueva o aroma selvático y sentí que de mis venas llenabas con tus formas, íntimas, genitales. De planicie sencilla donde te hacías holocausto, lagar de hermosos fuegos y que allí viviría entre sinceros pétalos y el sabor de tu boca que anhelaran troyanas.
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