¿Se puede alcanzar la concordia política y social?
Publicado en Jul 05, 2024
Por Roberto Gutiérrez Alcalá
Aunque las pasadas campañas electorales en México estuvieron colmadas de violencia, insultos, mentiras y calumnias. las elecciones del 2 de junio se llevaron a cabo en paz y, salvo algunos incidentes menores, no dieron origen a ningún conflicto poselectoral. Con todo, la polarización sigue estando presente en la sociedad mexicana. Una vez que los resultados de las elecciones están a la vista de todos y han sido aceptados por la inmensa mayoría de los mexicanos, ¿se puede alcanzar la concordia política y social? Al respecto, Carlos Torrealba Méndez, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, señala: “Quiero destacar, antes que nada, dos hechos que no son menores: por un lado, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez reconocieron públicamente la victoria de Claudia Sheinbaum; esto es importantísimo y refleja un respeto al juego democrático. Y por el otro, Claudia Sheinbaum lanzó, en su primer discurso como virtual presidenta electa de México, un mensaje de reconciliación en el que resaltó su compromiso de gobernar para todos los mexicanos; esto también es muy importante.” En relación con un posible pacto que comprometa a todos los actores políticos a dejar atrás los rencores y enconos, y a trabajar juntos por el bien del país, el investigador piensa que es difícil conseguirlo. “Tenemos dos antecedentes positivos: al tomar posesión como titular del poder ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador no asumió una actitud revanchista contra los ex presidentes que le antecedieron; y, ante las versiones de que buscaría reelegirse como presidente de México, firmó el compromiso de que no lo haría. Por supuesto, hay la posibilidad de que grupos de la sociedad civil pongan sobre la mesa algunos temas conflictivos o polémicos, y que Claudia Sheinbaum acepté abordarlos y resolverlos. Sería muy bueno esto, lo máximo. Pero, ahora que es más que probable que Morena y sus aliados hayan alcanzado la mayoría calificada en las cámaras de Diputados y Senadores, no creo que se sienta impulsada a firmar un pacto con los partidos de oposición.” Nivel de polarización Torrealba Méndez indica que, según Varieties of Democracy Proyect (V-Dem), en 2017, el nivel de polarización en México era de -0.02 y en 2023 de 1.59, o sea, en seis años, la polarización aumentó más de ochenta veces. “Ahora bien, se piensa que lo ideal, en cualquier democracia, es que haya concordia y armonía, cuando en realidad lo que caracteriza a una auténtica democracia es el conflicto, la tensión e incluso el antagonismo. Es necesario que las diversas posiciones políticas y los distintos intereses se manifiesten y confronten, pero de una forma constructiva y productiva, y siempre dentro de unos márgenes sanos. Si hubiera un consenso pleno, se estaría cerca del totalitarismo.” De acuerdo con el investigador, en la teoría de la polarización política y social se manejan los conceptos de polarización a secas y polarización perniciosa. Esta última aparece cuando la confrontación sana y saludable entre los adversarios políticos se convierte en una confrontación indeseable o peligrosa para la sociedad, porque las diversas identidades políticas comienzan a afectar las distintas esferas sociales -como la de la familia, la de los amigos, etcétera-, con una lógica basada en la eliminación del otro. “Asimismo, se piensa que la polarización sólo surge y se refuerza de un lado. Pero no: para bailar tango hacen falta dos… Cuando quien detenta el poder hace algo que no le gusta a la oposición, ésta contraataca, es decir, también tiene su grado de responsabilidad y, por lo tanto, juega un rol muy relevante para mantener el conflicto en un nivel manejable. Con todo, me parece que uno de los mayores retos de quien habrá de encabezar el nuevo gobierno será frenar la polarización para que no se desborde”, agrega. Sin miedo al debate Cierta hipótesis sugiere que el nivel negativo de polarización (-0.02) que había en México en 2017 pudo haber contribuido al triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2018. “Cuando un país sufre una crisis de representación, emerge lo que se conoce como un estado de convergencia programática entre partidos que supuestamente compiten entre sí: éstos empiezan a tener muchas coincidencias en cuanto a programas, reformas, soluciones... Tanto en América Latina como en Europa se ha visto que ese estado de convergencia programática -que se traduce como polarización en niveles negativos o ausencia de conflicto entre las élites políticas- facilita la aparición de alguien que podrá decir: ‘Esos partidos son iguales y yo represento la diferencia’ y, por consiguiente, es el mejor caldo de cultivo para que la polarización aumente. Esto significa que el equilibrio democrático es muy inestable y que probablemente siempre debe haber algún grado, si no de polarización, por lo menos de conflicto, porque la ausencia de conflicto es lo que a la larga puede hacer que un líder, de derecha o de izquierda, llegue al poder y politice de manera peligrosa lo que no se pudo canalizar previamente.” En opinión de Torrealba Méndez, los ciudadanos no debemos tenerle miedo al debate, a la discusión pasional, a la confrontación de nuestras respectivas posiciones políticas. “Claro, tenemos que debatir y discutir dentro de un marco de respeto y tolerancia, con la garantía de que cada quien puede ejercer su derecho a disentir y con la convicción de que el otro no es un enemigo, sino un adversario. La política, en sí misma, posee un componente afectivo y emocional bastante significativo. Antes de votar, pocas personas analizaron y compararon concienzudamente las propuestas de todos los candidatos como si fueran los términos y condiciones de un programa de computadora... Casi nadie hace eso. Y como ciudadanos hay que estar alertas ante cualquier abuso de poder y no olvidar que el equilibrio democrático es muy inestable. También resulta imperativo que la oposición sea leal a las reglas de la democracia. Por lo demás, a mi entender, en este sexenio que está llegando a su fin, más allá del aumento de la polarización, el conflicto no ha derivado en una confrontación grave, como sí ha ocurrido en otros países de la región, donde ha habido golpes de Estado, represión y clausura electoral”, finaliza.
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