LUNA DE MIEL EN EL CAIRO
Publicado en Jul 19, 2024
Prev
Next
Image
 
LUNA DE MIEL EN EL CAIRO
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
                            A la Princesa Catalina de Inglaterra y a todos los enfermos de cáncer, para que se entretengan en su recuperación…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
                                             Cuando dejas de soñar, aparece la cruda realidad…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
LUNA DE MIEL EN EL CAIRO
 
TORROX
 
Lo conocí cuando identificaba: al amor con el dolor y al hombre con violencia, porque las relaciones pasadas no habían sido muy buena consejeras. Tenía en quien refugiarme, pero era de esas jóvenes, que piden a gritos cautela. Quería que la discreción fuese mi hogar, que el silencio se convirtiera en olvido y que  la distancia me cobijara entre sus piernas, pero mis padres, quienes me conocían bien, a pesar de mis torpezas, decidieron que ese verano iríamos a Torrox, un pueblo costero de la provincia de Málaga en España, donde iban a veranear muchos amigos alemanes de Munich, ya saben: los cambios de aires suelen presentarse como una buena terapia, antes de acudir a otros lugares. Y un mes de Agosto fuimos a un aparta-hotel de cuatro estrellas, dormiría con mi hermana pequeña Mía,  mis padres tenían otra habitación, supongo que deseaban algo de intimidad, esa que perdieron cuando nos convertimos en cuatro. Dudamos mucho entre España o visitar los castillos medievales de Alemania, había rutas programadas, pero mi hermana y yo decidimos que ese viaje lo debían hacer nuestros padres solos, algo romántico en una vida llena de duras obligaciones. Colocamos las maletas, y nos fuimos a ver el pueblo, era como nos lo habían enseñado: blanco, tranquilo, bonito, sencillo y a la vez único, donde podías encontrar de todo a pocos metros, desde grandes superficies para compras, playas casi vírgenes para tomar el sol y campos de golf para entretenerte. Mi padre nos había prometido, que cuando acabásemos los estudios, nos comprarían unos palos de golf y nos apuntarían a un curso, para que nos aficionáramos a algún deporte de adulto, aunque no tuviéramos buenas condiciones físicas, además con la excusa de jugar al golf en sitios diferentes, se conocen muchos países, si las posibilidades te lo permiten, quizás nuestro estatus social no era ese, pero mi padre haría el esfuerzo, para que conociéramos otro mundo diferente al nuestro, y decidió que adelantaría parte del regalo, para que no nos aburriéramos en las vacaciones de verano.
Nos adaptamos al horario español, y sobre las dos comimos una paella en un bar típico andaluz, nos aconsejaron gazpacho como entrante, pero no teníamos mucha hambre, y nos conformamos con el plato principal: nos encantó, más a mí que el arroz era de mis comidas preferidas, y ya saben lo que se dice: “no puedes pensar bien, amar bien, dormir bien, si no has comido bien” (como consejo personal: no se priven de nada con moderación, porque con la edad aparecen las enfermedades, y ya no puedes tomar aquello que tanto te gustaba). Mi padre me miraba y sonreía, había cumplido los 23, pero para él seguía siendo su niña, sin saber que mi inocencia casi había desaparecido con la última pareja que tuve. No me voy a entretener en ella, pero pueden imaginar cómo se siente una joven, cuando está enamorada, mientras que la maltratan y la engañan (siempre se piensa que las personas son como uno, tanto para bien como para mal). Cómo algo positivo puedo decir que salí pronto de ahí, porque gracias a la información de la televisión, me di cuenta que no era una relación sana, y como él era un chico atractivo, a quien seducían constantemente, me dejó ir, y yo me alejé, a pesar de tener el corazón roto, porque le amaba, me dañaba, pero le amaba. Tuve suerte, a otras no la dejan marcharse, porque una vez que te conviertes en su víctima, es muy difícil que quieran verte contenta con otro hombre. Mis padres solo pensaban que tenía un desengaño amoroso, ni se les pasó por la cabeza, que recibiera algún golpe, además nunca lo sabrían, porque quizás lo mataran, y aparecerían más desgracias. Así que cuando me miraba con cariño, pensando que su niña había dejado la infancia, y sufría por amor, como cualquier colegiala, una parte de mí estaba contenta, y otra tenía desgarrada el alma, pero miré a mi alrededor, era inteligente, me habían traído a un pueblo precioso en Andalucía, disfrutaría de mis vacaciones, compraría algún capricho, como cosas artesanales, que tanto me gustaban, y bueno por qué no, saldría alguna noche con mi hermana, solo nos llevábamos dos años, pero no era muy espabilada, estaba demasiado protegida por mi madre, y aún no había descubierto ni las maravillas del mundo, ni tampoco sus trampas (Esta vez me llamo Lía, y os contaré una nueva historia, si es que continuáis leyendo estas páginas…).
 
-          ¿Vuestros nombres?
-          Lía y Mía
-          ¿Sois de las del curso de una semana?
-          Sí, una hora
-          Ya veo
-          Vuestro profesor es aquel joven, se llama Juan, vuestro padres os ha pagado las clases particulares, no por grupo
-          ¡Qué bien!
-          Sí, mucho mejor, aunque parezca un deporte sencillo, tiene sus trucos
-          Tenemos ganas
-          Os gustará, el golf engancha
-          Juan, aquí están las dos jóvenes alemanas
-          Hola
-          Encantada
-          ¿Tenéis vuestro equipo?
-          No, mi padre dice que estas Navidades nos lo regala, porque ahora, cuanto menos equipaje: mejor
-          El alquiler va por separado, y aquí veo que no lo habéis pagado
-          Mi padre lo hará, no lo sabría, está muy ilusionado en que hagamos el curso, porque a él le encanta este deporte, y ya sabe lo que pasas con los deseos de los padres y los hijos
-          Sí, os doy el papel informativo de lo que cuesta, si se paga junto, hay un pequeño descuento, si se paga por día, sale algo más caro, como vosotras queráis
-          Todo junto, ¿nos podremos apañar con un equipo para las dos?
-          Sí, tardaremos algo más, pero nos vale
-          Pues mañana lo pago
-          Confiamos, tenemos los datos de vuestro padre
-          Gracias
-          Sean puntuales, porque si no llegan a su hora, me voy con otros clientes, que siempre hay lista de espera
-          A las 10,30 estaremos aquí, algo antes, no se preocupe
-          Pues en marcha, a ver qué tal se os da
-          Ojalá que bien
-          Seguro que sí, haré que os guste, ya sabéis toda materia acaba encantando o detestando, según el profesor
-          Pues hasta mañana
-          Una cosa más, ¿en qué idioma queréis que os hable?
-          Sabemos español, mi abuela era de Córdoba
-          Genial, mucho más fácil para mí. Hasta mañana entonces
No lo quería admitir, pero me gustó. Tenía algunos años más que yo, los ojos verdes, moreno del sol, aunque con marcas de la camiseta, corpulento, de esos hombres que son guapos sin quererlo. No me pareció presumido, pero era pronto para juzgarlo. Me gustaba el hombre que cuidaba su aspecto personal, pero no aquellos que centraban su vida en ello, no sé si me explico. A mi hermana también le agradó, yo no dije nada, jamás competiría con ella, si debía aguantarme, lo haría, pero sabía que era demasiado infantil, como para conocer los secretos de una relación, por lo que no creía que le funcionara aún nada, y rezaba que para cuando hubiese madurado sentimentalmente, yo tuviera pareja, y a ella no le gustara. Es lo malo de ser hermanos con el mismo sexo, a veces surgen rivalidades, sin proponértelo. Ese día no hicimos nada especial, estuvimos en la piscina, comimos en el buffet del hotel, tomamos el sol durante la siesta, sin escuchar a mi madre diciendo que nos iba a dar una insolación, y cuando quisimos acordar, era casi la hora de la cena. Mía y yo nos pusimos guapas para ir a la discoteca, que también estaba en el hotel. Me coloqué un vestido de crochet beige, que resaltaba mi silueta y el bronceado, me recogí el pelo con una trenza, me puse unas zapatillas de esparto doradas con un bolso de mano a juego, con unos pendientes de plumas de estilo boho ( regalo de mi hermana por mi último cumpleaños) y nos fuimos a bailar, que nos encantaba a las dos, según mi madre lo habíamos heredado de mi abuela, que era medio gitana, aunque con lo rubio que teníamos el pelo, jamás nadie lo podría imaginar, pero mi sangre estaba muy mezclada, y según mi padre, de las mezclas sale algo singular, y nada más que por eso: es bello (mejor dar seguridad a los hijos, que llevarlos a la destrucción con menosprecios, aunque se la creyeran, cuando fueran pequeños). Y adivinen quien estaba en la barra, poniendo copas, sí Juan, y estaba más guapo aún con solo una camisa blanca y unos vaqueros, la verdad, no estaba emocionalmente ni para coqueteos, pero algo se despertó en mí nada más verlo, supongo que estaba en la edad, donde la belleza es objeto de deseo, y aunque mi corazón estaba aún roto, tengo que admitir que cuando me sonreía, no paraba de tocarme el pelo. Con el tiempo llegué a la conclusión de que no fue su físico, lo que me llamó la atención, simplemente me pareció feliz y bueno, estaba cansada de la arrogancia de los hombres guapos, y nada más verlos, casi los despreciaba, casi los echaba de mi lado, pero no sé, algo pasó entre nosotros, me dio la sensación que lo conocía desde pequeña, pero aún estaba triste, cuando pierdes a una persona sufres, solo es con el tiempo cuando ese sufrimiento se convierte en liberación, comprendes que el cansancio que da el posible rechazo, ya no existe, porque está lejos de tu vida, pero aún era pronto, solo había pasado unas pocas semanas, y sonreí, porque si en tan poco tiempo ya me había fijado en otro, eso significaba que facilmente podría empezar de nuevo, porque era una mujer inteligente, pero en el terreno sentimental era bastante torpe, muy insegura, quizás por todo lo vivido con los hombres, no por falta de cariño, y eso solo lleva a equivocaciones, a grandes equivocaciones, si no lo corriges a tiempo. Nos pedimos un coctel sin alcohol, un San Francisco, creo que era, pero no le dije nada, solo nos miramos, sabíamos que nos veríamos mañana. Nos fuimos pronto a la habitación, el sol cansa, aunque no hagas nada, y fue en el silencio de la noche, cuando escuché a mi alma, esa que a pesar de las guerras, aún soñaba, escuchando a los grillos, a los búhos e incluso a algún gato en celo que maullaba, y volví a sonreí, porque sabía que si no eres capaz de disfrutar de la música de la naturaleza, estando en paz y de noche, era porque los demonios se habían apoderado de tu mente, así que me relajé, porque casi llego al clímax  con la melodía de los olas a lo lejos, quienes me deseaban DULCES SUEÑOS, uno de los mejores deseos que existen en el universo. Me tumbé hacia el lado izquierdo, el del corazón, y empecé a contar (quien prefiera puede rezar), porque era una forma de aliviar la ansiedad, y me visualizaba de adolescente en una barca con un noviete a los quince años, cuando  aún no había pecado, ni me habían dañado demasiado. Me centraba en la imagen, en esa paz (buscar alguna vosotras para los malos momentos), deseando dormirme pronto, para no pensar en ese pasado tan turbulento, porque todo dolor causa traumas, y el haber sido tan despreciada, me había creado un miedo atroz al abandono (pensaba que cuando me conocieran bien, les defraudaría), por eso cada noche al ir a dormir, hacía ese pequeño ritual, para que poco a poco desapareciesen tantos miedos, porque una vez que aprendes a nadar junto a los problemas, jamás te volverás a hundir por cualquier desencuentro.
Me desperté la primera, siempre madrugaba, aunque no quisiera, miré en el armario, y empecé a pensar que ponerme. A una parte de mí le gustaba mucho la naturaleza, las flores, los animales, pero a otro parte le encantaba todo lo gótico, supongo que una reflejaba mis sentimientos y otra mis vivencias, y según me levantara, así elegía la ropa, por lo que muchas veces no acertaba, porque era joven para haber aprendido, que nunca hay que mostrar lo que llevas dentro, porque puede llevar a confusiones, si tus actos no van acorde con ello, tanto para lo bueno como para lo malo: si eres buena, pero comentes errores, nunca pensarán que existe bondad en tu corazón, y si eres mala, pero finges ternura, tarde o temprano te descubrirán, y las consecuencias pueden ser horribles, así que mejor ser reservada, solo mostrar quien realmente eres, con quien te sientas segura, y no solo en la cama, porque hoy es tu príncipe y mañana, quien sabe el mañana. Cautela, como decía mi abuela, es la mejor arma, en una vida, donde en cualquier momento puede surgir una guerra, y donde casi siempre eres lo que parecieras, aunque mintieras. Al final opté por unos pantalones cortos y un polo sin mangas, no quería que me pasara como a Juan, con la marca del biquini sería suficiente, gusta más un cuerpo sin señales, que uno parcheado. Íbamos las dos prácticamente iguales, éramos muy parecidas, solo que yo tenía los ojos marrones y ella azules, si no difícilmente nos podrían reconocer, parecíamos mellizas. Juan nos vio a lo lejos, y nos saludó, había cogido nuestro equipo, e íbamos a ir directamente al campo, por el camino nos preguntó cosas triviales sobre la noche anterior, si nos gustaba Torrox, cuánto tiempo nos quedábamos, en fin ya imaginan, mientras se sacaba una caja de caramelos pequeña, eran unas flores de color morado, por lo visto se llaman violetas, típicas de Madrid, pero en casi todas las estaciones de trenes las había, y en algunos lugares más exquisitos, nos lo comentó porque nos ofreció una, nos encantaron, y con ese dulce sabor de boca, empecé a conocer a quien me robó más de una sonrisa, a quien me mostró que el amor no duele, a quien me hizo querer a España, por lo menos hasta que los errores no fuesen crueles.
-          Primero os voy a enseñar los nombres de los palos: este es Putter blade (cabeza plana), este Mallet (cabeza redondeada y alargada), Putter heel-toe (el peso están en las puntas y el talón)…
-          Gracias, a ver si sabemos usarlos adecuadamente
-          Al final del curso, lo tendréis claro
-          Sí, somos listas
-          Eso se ve, pero el próximo día os traéis unas gorras
-          Es verdad, se nos pasó
-          En la entrada venden todo tipo de accesorios, no son muy económicos, pero son buenos, no se os romperá fácilmente
-          Compraremos unas gorras y unas riñoneras
-          Bien pensado, además siempre es bueno tener de todo, por si surge la necesidad
-          Tenemos, pero no lo trajimos
-          Toma un regalo de bienvenida
-          Gracias, ¿qué flor es?
-          Una amapola morada,
-          Es preciosa
-          Cuidado todo lo bello, puede ser también peligroso
-          ¿si? ¿por qué?
-          Porque induce al sueño, y ya sabemos lo que pasa, cuando se usa algo en exceso
-          Sí, bueno hasta la naturaleza tiene sus secretos
-          Todo tiene su misterio, como quieras llamarlo, lo malo es cuando tu vida empieza a llenarse de secretos, porque dejas de vivir, para comenzar a jugar al escondite, y la verdad, una pena desperdiciar tu corta  existencia huyendo.
-          ¡Qué profundo!
-          Bueno aunque mi aspecto es algo rudo, soy una persona sensible, me emociono con una canción, me encanta el arte,  bueno ya sabes…
-          Sí sé qué tipo de personas pareces ser, hice un curso de psicología, donde aprendí mucho, entre otras cosas, que si no eres capaza de emocionarte con la música, tampoco eres capaz de tener empatía
-          La psicología es interesante
-          Creo que todo en lo que tengas curiosidad: es interesante, por lo menos para uno, porque ya sabemos lo de los gustos
-          ¿Qué palo cojo ahora?
-          Perdona Mía, nos hemos liado a hablar
-          Ya veo, si queréis me voy
-          No, por favor, disculpa guapa
-          Bueno ¿qué palo cojo para este hoyo?
-          Es para el terreno en el que esté la pelota, no por el hoyo, ¿vale?
-          Vale
-          Toma este, a ver qué tal
-          Seguid hablando, que yo ya me voy a apañando, solo me he hecho notar, porque creí que se os había olvidado que estaba aquí
-          No, por favor
-          Ya, nada nada, a lo mío
-          Gracias y perdona
 
Me encantó mi primer día jugando al Golf, no sé muy bien explicar mis sentimientos, pero me sentí  tan a gusto, tan relajada, tan adulada, sin decir ningún piropo, no quería pensar que me iban a fallar otra vez, porque no sería la primera vez, que las apariencias me engañan, y ya sabemos que cuando estás vulnerable, falta de cariño o muy sola, hasta un asesino que te preste atención, te puede parecer un buen amigo (No se identifica bien el buen amor cuando ni lo has visto a tu alrededor, ni lo has conocido), y además uno de mis grandes errores siempre fue pensar bien de las personas, cuando a veces en su interior solo hay el ruido de un enjambre. Me fui al hotel, y dejé de pensar, fue bastante. Si la habitación hubiese tenido bañera, hubiese tomado un baño, para relajarme del todo, y quien sabe para qué más, pero tenía ducha, lo vi normal, es más práctico, solo en las casas propias existe la necesidad de tener al menos una bañera pequeña, por si la sequía aparece, poder acumular agua. Mi madre me advirtió detalles, más cosas, porque creía que ya mismo me independizaba, pero me sentía tan desamparada emocionalmente, después de lo que sufrí, que ni se me pasaba por la cabeza, no quería sentir el dolor de la soledad, esa que llega poco a poco, sin avisar y no se marcha. Mi madre ya no nos prestaba mucha atención, habíamos crecido, pero necesitaba algo de calor, aunque fuera poco y fingido. Muchas veces en tu corazón solo hay amor, pero la vida hace que se vuelva como una piedra, a veces no te queda más remedio que ser fuerte, pero aún no tenía fuerzas. Nos preparamos para la cena, y esa noche iríamos los cuatro al pueblo a tomar algo, quizás un helado, según lo que encontráramos. Mi padre había alquilado un coche, para visitar otro lugares con mi madre, mientras nosotras tomábamos las clases de golf, lo decidimos así, porque aún no teníamos esa curiosidad, nos apetecía más divertirnos, pero esa noche no íbamos a coger el coche, mi padre siempre decía, que era mejor coger el transporte público, taxi o lo que puedas, si vas a salir de noche o si sabes que llegarás tarde a casa, porque te puedes ahorrar muchos problemas, así que iríamos en bus y a la vuelta cogeríamos un taxi, no estaba muy lejos, no supondría un gran gasto extra. Veníamos a lo grande, pero tampoco había que desaprovechar el dinero, nunca se sabe para qué te puede  hacer falta, los imprevistos surgen de la nada. Mientras me pintaba un poco: taparme las ojeras, rímel y una bonita barra de labios, me puse una de mis canciones favoritas: “Save to love” de Bryan Ferry, desde luego me estaba comportando como una principiante enamorada, como si en mi vida no hubiesen pasado guerras ni batallas, pero es lo que tiene ser una soñadora, se te olvidan pronto las malas experiencias, y pasas a buscar bonitos sueños, aunque luego no sean nada.
Los restantes días practicando el deporte fueron más fríos, como si alguien le hubiese dicho que guardaras las distancias. Me dolió, pero quien era para reclamarle atención, así que continué aprendiendo el deporte favorito de mi padre, quedaban pocos días para la vuelta a Munich, y  ya estaba deseando volver a España, aunque fuera sola y por tres días, para que no se me olvidara su cara
-          Bueno es vuestro último día
-          Sí, una pena
-          ¿Os vais mañana?
-          Pasado
-          ¿Y os ha gustado el curso?
-          Nos ha encantado
-          Creo que más a Lía
-          Mía, cállate
-          Perdón
-          Quizás nos veamos otra vez jugando al golf, me estoy haciendo profesional
-          Ojalá
-          ¿Si?
-          Si
-          Mira esta noche hay una fiesta para los socios del club, pero si quieres podéis venir, yo os abro la puerta, y luego nadie se dará cuenta, habrá muchas personas, en verano esto está a tope
-          Nos encantará
-          Pues a las diez estaré en la entrada, no me hagáis esperar mucho, que pensaré que no vais a venir al final
-          No te preocupes somos puntuales
-          Es verdad, solo los latinos hacemos esas cosas
-          Más gente
-          Era por generalizar
-          Bueno esta clase os dejo que hagáis todo sola, y os corrijo si hacéis algo mal, a ver si os he enseñado bien
Y así fue mi última clase de golf, jugando con dolor de barriga por los nervios, mirándolo, casi seduciéndolo, mientras mi hermana se reía, y a mí me daban ganas de darle una paliza,  pero fue buena, porque esa noche se hizo la enferma y me dejó ir sola a la fiesta. Me puse un vestido midi negro de licra de cuello halter, con algo de vuelo, pero que marcaba bien la cintura y el pecho, unas sandalias con algo de tacón y un moño de bailarina, porque con el calor y la humedad, los pelos sueltos no son unos buenos consejeros. Llegué a las diez y cuarto, suponía que quince minutos esperaría, no quería pasar por una desesperada, me arriesgué, pero eso no lo hagan, no crean que todos esperan o ruegan, son más simples: ahora o ya nada ( mi experiencia me dice que solo insiste el que tiene malas intenciones, ojalá esté confundida, hablo generalizando). Si jugué un poco, fue por mi juventud, aun no sabía que todo puede desaparecer rápidamente por arte de magia.
La fiesta estaba adornada de una manera sofisticada, mucho dorado,  luces led y muchas flores amarillas, creo que para que fuesen en sintonía. Había un escenario con música en vivo, una mesa alargada con algo de comida, más bien eran aperitivos y una barra, con bebida gratis. Juan pidió una botella de champán con dos copas, y nos fuimos al jardín, solos, porque la mayoría de las personas estaban dentro. Me cogió la mano, mientras unas chicas a lo lejos me decían: “ten cuidado”, quise imaginar que se referían a que no me dejase hacer lo que no quisiera, pero es que lo estaba deseando, y bueno también está la posibilidad que me advirtieran que era un pillo, que me haría daño, pero muchas veces se juzga por los errores de la juventud, y el ser humano está en constante evolución, pero todo marca, aunque no quieras pensarlo, eso sí, no iba a caer en el error de creer que podría cambiarlo, las personas no cambian, quizás con los años se relajen, pero su esencia es la misma, no crean eso, no se crean diferentes al resto, aunque es cierto que es mejor confundirse por una misma, que por la sugestión de otras personas, porque a mí me han hecho mucho daño, creo que si hubiese actuado según mis sentimientos, no los de otros, no tendría la situación tan mala que tengo, nadie se conoce mejor que una, y se aprende mejor con los propios errores, que con los impuestos, si tienes que reprocharte algo, que sea por tu decisión, no por la de otros       ( Siempre hay que escuchar los consejos, para estar alerta, más de las personas que te quieren bien, pero que la decisión sea tuya, según tu experiencia. Si eres una persona sensible, presentirás todo, sin necesidad de chismes, tanto lo bueno como lo malo, sabrás que sucederá si te dejas guiar por tu instinto, pero no te engañes, que no te ciegue el amor, fíjate en los hechos, por si mismos hablan, no excuses, no te mientas, porque tarde o temprano estarás muy perjudicada). Nos fuimos cerca del lago, era artificial, pero no por ello dejaba de ser romántico, nos sentamos debajo de un árbol, y me sirvió una copa, mientras me hablaba de sus sueños, de su vida y de lo harto que estaba del trabajo, porque no le dejaba tiempo para casi nada. Y bueno, ya saben, surgió ese silencio que todos conocemos, y ya casi no recuerdo nada, porque la excitación me llevó a una especie de letanía, que me dejó casi inconsciente, sin voluntad y sin traumas. Sabía lo difícil que era encontrar un gran amor con una gran pasión, pero sucedió (en mi vida me había sentido tan deseada, tan amada). Y en esa especie de letargo, entendí porque las personas son capaces de matar cuando gozan a la vez que aman…
 
 
 
 
 
 
 
EL CAIRO
 
Lo pueden imaginar: me dediqué a jugar al golf, y quedé en muchos campos durante años con Juan, para vernos, bueno para algo más que eso. Conocí a personas importantes, e incluso pude tener una conversación con el Príncipe Luis de Inglaterra, un joven apuesto e inteligente. Y a los veintiocho me casé en España, fue una ceremonia civil sencilla, en el campo de golf donde me hicieron el amor de una forma mágica. Teníamos pensado estar un par de años sin hijos, viajando, disfrutándonos, y luego ya enmarcarnos en formar una familia, queríamos dos niños, pero si aparecían más, pues lo afrontaríamos. Mi vida se había convertido en casi idílica, haciéndome olvidar lo malo, porque el mundo es diverso, tiene sus desgracias, pero con suerte y trabajo también te da tus sueños. Nos queríamos, nos amábamos, nos habían regalado una felicidad casi inesperada, esa que ni conoces, pero que te llena el alma de gratitud, por haber sido tan afortunada, sin sospechar que todo puede cambiar, porque crees que a su lado, las rosas no pinchan ni los relámpagos dañan, los cuentos de hadas parecen reales, no te acuerdas que siempre hay alguna bruja mala. ¿Quién teme al peligro?, si tienes a tu príncipe que te protege, cuida y acompaña, así que mi noche de bodas fue en un torre, llena de flores y con olor a lavanda, aunque realmente estuviera en un hotel, en una habitación de dos camas. Empecé una nueva vida, ciega por amor, como a casi todas nos pasa, sin temer a dragones ni a bandidos, olvidando que las guerras existen, aunque no las atraigas, y mientras dormía a su lado, sintiendo la seguridad que da sentirse bien amada, empecé a pensar en lo que metería en  las maletas, porque nuestros padres nos habían regalado la Luna de Miel en el Cairo, para que además de disfrutar, aprendiéramos de la Historia, y así llevar una vida más valorada, porque en el Mundo habían pasado muchas crueldades, no siempre se respetó una sencilla vida, aunque no hubieras hecho nada. No importa lo que hagas, si no quien seas, ya me lo dijo mi padre, porque  la igualdad es una quimera en una sociedad idealizada, así que ten cuidado, y no des excusas, a quien solo el mal abraza…
Nuestro hotel estaba adornado de estilo árabe, aunque El Cairo tenía más mezcla de culturas, de lo que pensaba. Lo mejor era la comida, estaba especiada, pero con un sabor intenso que te saciaba hasta el alma, y lo puedo asegurar, la cocina y los perfumes de estos lugares, quizás no gusten a todo el mundo, porque son intensos, nada suaves, pero desde luego, no te pasan desapercibidos, si los degustas o te bañas en sus aceites esenciales, creo que puedes embrujar a cualquier amante, incluso me creía Sherezade en Las Mil y una noches, bailando entre las sábanas, mientras mi cuerpo se erizaba a pesar del calor del desierto. No sé porque entré en un estado de excitación, que mi marido llamó emoción, por estar junto a él en tierras donde los dioses dominaban todas las almas. Nuestra primera excursión fue a la tumba de Tutankamon, algo lógico, quien haría lo contario, porque la fama siempre es lo que más atrae. Nos contaron su historia: fue un faraón joven (nueve años), que murió también con poca edad (catorce años), aunque en la antigüedad no tuvo mucha relevancia, por eso quedó sepultado por otras tumbas. Lo descubrió  Howard Cartes en 1922, antes poco se sabía. Su estancia estaba llena de amuletos, estatuillas, joyas, vestidos, comida, bebida, coronas, tronos espadas, ya saben, para que no le faltara de nada en la otra vida (5398 objetos), por eso no ponían puertas a las pirámides, para que no fuesen saqueadas. Realmente eran como un desván, donde podías descubrir su vida, a través de sus cosas materiales. Se dice que algunos objetos incluso fueron reutilizados de otras tumbas, por la inesperada muerte, siendo quizás el objeto más importante: su máscara mortuoria. Se piensa que fue enterrado con alguien más, porque había dos pequeños cuerpos, quizás sus descendientes. Había una mortalidad elevada infantil entre los faraones, ya que existía mucho incesto (pensaban que eran descendiente de los Dioses, y que si se mezclaban con el pueblo, perderían poco a poco su divinidad). También comentaron que creen que fue arrollado por un carro, quizás por la ambición del poder de otras personas cercanas, lo extraño es que le extrajeron el corazón, algo inusual, porque era imprescindible para poder sentir en la otra vida (cuando me lo comentaron, pensé en cuantas personas había en el mundo sin corazón y vivían a lo grande, sin traumas ni remordimientos). Me entraron ganas de decirlo, pero no quise meterme, me faltaban datos,  así que mejor callar, que quedar como una torpe entrometida. Lo más curioso de todo lo que me contaron, es que a pesar de su corta edad, fue un hombre de la cabeza a los pies, según decían, con gran apego familiar y un gran guerrero, por eso es tan especial en nuestros tiempos, no fue una persona común, aunque cueste creerlo de alguien que quizás no había crecido del todo, ni se afeitaría el cuerpo, y bueno una vez vista su tumba, ya casi nada le llamaría atención a mi intelecto, porque me contaron una historia bonita, a pesar de que hubiera muertes y entierros, pero llegó al corazón, y nada puede con eso, porque también nos dijeron que las pirámides fueron hechas con esclavos, incluso con niños de bajo estatus, quienes cargaban piedras de toneladas, para que otros descansaran. Ahí comprendí a mi padre, comprendí qué quería que supiera, para que valorase todo lo bueno que tenía cerca, porque quizás no podría tener ropa de marca, ni hacer grandes viajes, ni siquiera podría comprarme una gran casa, pero tenía un valor incalculable: la libertad de elegir entre mis posibilidades, y eso en otras épocas era inalcanzable. No vivíamos en un mundo ideal, sin injusticias ni desigualdades, pero todo había evolucionado, y merecía la pena conocer la pasada historia, para no quejarse, así que miré a mi marido sonriendo, mientras no paraba de decir que tenía hambre, y nos fuimos al hotel, para comer ricos manjares, algo impensable para muchos, que solo conocieron el hambre…
 
-          ¿Seguro que quieres salir solo?
-          Creo que es peligroso que salgas por la noche, las mujeres no tienen tanta libertad como en Europa, y quizás nos de problemas que te vean a ciertas horas fuera
-          ¿en serio crees eso?
-          Si, prefiero darme un paseo solo
-          Ya, y descubrir los secretos de la noche en el Cairo
-          No piensen mal, solo que no quiero irme sin verlo con la luna
-          Yo también quiero
-          Ya te he dicho, porque no me parece bien
-          Me parece una tontería
-          Las costumbres de otros países no son ninguna tontería, te pueden arrestar si no las cumples, cada País tiene sus reglas, y tienes que respetarlas. Te dan la libertad de irte, si no te gusta, pero mientras estés en sus tierras, ellos mandan.
-          Bueno me daré un baño, han vuelto a dejar todo sus aceites y demás, no te esperaré despierta, pero no me importa que me despiertes
-          No te preocupes (sonrió)
-          No tardes
-          Un par de horas como mucho
-           A ver si te vas a acostar con otras mujeres, que tienen una belleza exótica, para un europeo, y bailan de forma muy sensual la danza del vientre (ya se sabe que las mujeres admiran la belleza de otras, si es que tienen buenos sentimientos, o la envidan, si son malos) y yo solo era una mujer enamorada, que temía a sus debilidades (comentarles que no se sientan mal si alguna vez los sienten, yo los he vivido. Tener celos o envidias es de humanos, lo que puede ser perverso es matar o dañar, porque no soportas la hipotética superioridad, del que crees adversario). Y bueno era una cultura donde las muestras de cariño en público estaban castigadas, pero podían llevarte a la lujuria más perversa una vez que cierras la puerta…
La alarma sonó cuando aún era de noche, teníamos otra excursión por las pirámides de Guiza: Keops, Kefren y Micerino, y no queríamos llegar tarde, la puntualidad dice mucho de una persona. Fui a cerrar el ventanal, cuando me di cuenta de que Juan no había llegado, porque su pijama seguía doblado encima de la cama. No lo quería ni imaginar, fui al baño, por si había llegado tarde de cualquier juerga de hombres, y se estaba dando una ducha, pero no, no había rastro de él. Me puse muy nerviosa, me empezó a doler el pecho, creo que me entró ansiedad. No sabía qué hacer, una parte de mí estaba preocupada y otra muy muy enfadada, ¿cómo se había atrevido a hacerme esto en nuestro viaje de bodas?. No lo iba a dejar, pero ya existía una raja en nuestro amor.  Y me acordé de unas palabras de mi madre: “las parejas no debían dejar su estabilidad, su comodidad, su bienestar, sus recuerdos por lo que cree un sueño, porque lo que puede parecer en un principio una bella fantasía, se puede convertir en una pesadilla, ya que nada es eterno”. Creía que era mejor conservar lo bueno que tienes, que luchar por algo que no sabrás en lo que se transforma con el tiempo. Me lo comentó antes de casarme, y no creo que fuese por mí, sino por mi marido, quería que se lo dijera, si se encaprichaba de alguna joven, cuando pasasen los años, quería que le recordase todo lo que habíamos construido juntos, el amor que nos teníamos, que quizás se hubiese deteriorado por muchos motivos, pero si tomaba esa decisión, debía saber que yo era su hogar, lo demás incluso un engaño. Me vinieron sus  palabras a la cabeza, a pesar de que no llevábamos ni una semana casados, no habíamos aún luchado juntos, ni habíamos tenido hijos, pero me acordé de mi madre, que quizás no fuese la más guapa, pero era conmigo tan buena, y directamente cogí el teléfono, para que me dijera lo que debía hacer sola en tierras extranjeras. Entonces vi una nota sobre el escritorio: “Ve a la excursión, nos vemos a la hora de comer en el buffet del hotel. Te amo, no te enfades, ya te explicaré…”
Llegué al cercano desierto en media hora, comprendí el motivo por el que nos habían citado tan temprano: para ver amanecer en el Cairo, no era la primera vez que había visto salir el sol, pero nunca con tanta magnitud, con tanta luz, con tanta intensidad, creo que lo hacía así, porque es el carácter de un musulmán  (todo a lo grande, tanto La Fe, La belleza como las desigualdades). Cuando nos adentramos en su mundo de fantasía, nos volvieron a explicar muchas cosas, que hicieron que me olvidase, que estaba sola en un lugar, donde debían amarme. Nos contaron muchos cuentos, que me encantaron, incluso la razón por la que muchos creían que las pirámides fueron construidas por extraterrestres (no tenían medios), también mencionaron al libro de Amon Ra o El libro de los Muertos, que realmente se trata de un texto funerario del Antiguo Egipto, lleno de textos inscritos en las pirámides, en los sarcófagos y en muchos papiros. Contenía una serie de sortilegios mágicos destinados a ayudar a los difuntos a superar el Juicio de Osiris, asistirlo en el viaje en el inframundo hasta el Paraíso, es un libro de gran profundidad filosófica y existencialista, que te hará temblar, al descubrir el interior de personas de una elevada espiritualidad, aunque para la superficialidad de hoy en día, quizás pasase desapercibida (comprendí porque en esta cultura era tan importante la vida interior). Durante unos segundos cerré los ojos, no lo quería pensar, pero la cabeza me llevó a imaginar la muerte de Juan en el Cairo, rápidamente me centré en las palabras del guía, y seguí descubriendo las maravillas de una civilización antigua, pero también rica, e incluso guardé para mí un gran consejo: “mantén la esperanza en el Paraíso, cuando la vida se acabe y te duela hasta el ombligo”. Nos mostraron las Esfinges de Kefren, con cabeza humana y cuerpo de león (fortaleza e inteligencia unidas), también algunos secretos de los jeroglíficos, como que los ojos se ponían de frente, aunque el dibujo estuviera de perfil, para poder leer mejor la mente, el motivo de que hubiera muchos gatos pintados, por su importancia en la reencarnación, ya que daban protección. Nos hablaron de Cleopatra (última faraona) y de Ramses III (último faraón). Di las tres vueltas a la figura del Escarabajo para que me trajera suerte, y en ese momento incluso reí con los demás turistas, olvidando la preocupación de mi mente.  Para finalizar nos hablaron del Río Nilo, de lo fértiles que eran sus riberas, además de darnos información por si queríamos hacer su pequeño crucero, y también del Desierto del Sahara, que  podríamos verlo de dos formas, montados en camellos o en globo (no quise ni tomar decisiones). Nos llevaron al hotel, y pensé que después de comer le diría a Juan que fuéramos al Bazar de Khan El Khalili, quería comprar un pañuelo made  El Cairo, como recuerdo de nuestra Luna de Miel en Egipto (había decidido que de cada viaje que hiciéramos juntos, compraría un pañuelo o chal donde pusiera su procedencia, prefería eso a tener objetos por la casa dando vueltas). La habitación estaba intacta, ni una señal de que mi marido hubiera pasado por ahí, y cada segundo que pasaba sola en el Cairo, la tristeza se apoderaba de mí, poco a poco, como pasa tanto con lo bueno como con lo malo. Me senté en la cama, y simplemente observé los muebles, no buscaba nada, sestaba un poco aturdida, porque no le encontraba sentido a nada de lo que pasaba, solo se me ocurrían cosas malas, porque no es la primera vez que un turista desaparece en tierras extrañas, porque si no eres importante en tu ciudad, imagínate donde no te conocen de nada, ves que tu vida puede carecer de valor, por mucho que tú te valores, por haber sido querida y deseada. Las cosas malas pasan, y no siempre ocurre cuando lo esperas o imaginabas. Vi como la maleta sobresalía un poco del armario, y decidí cogerla. Me costó trabajo, porque cuando anímicamente no estás en plenas condiciones, una pluma puede ser un peso pesado. La abrí, y solo había un par de camisetas y la ropa para el avión de vuelta. Entonces pude observar algo extraño, había un folleto de la tienda de ropa CYA, y sin querer me puse a ojearlo. Había un poco de todo y para todos (hombre, mujer y niños), lo que más: prendas básicas, que está muy bien, para empezar a crear un buen armario. Me gustó sobretodo porque había tallas grandecitas, y a mi madre le vendría genial, se lo comentaría (cualquiera que la viera, no podría pensar que fue delgada). Entonces en la última página pude ver un número de teléfono apuntado, si estaba ahí, era porque tenía importancia, era un sinsentido traer un folleto de ropa de una marca europea, a un país árabe. Lo dejé en la maleta, después de apuntar en número en un papel. Llamé sin dudarlo, aunque me quedase poco tiempo para ir al almuerzo.
-          Buenos días
-          Ya tardes, dígame
-          Me gustaría hablar con mi marido
-          El nombre, por favor
-          Claro Juan Ortiz
-          Pues debe haberse confundido porque aquí no trabaja nadie con ese nombre
-          ¿A dónde llamo, por favor?
-          A una librería llamada “Nefertitis”
-          Perdone, entonces creo que me habré equivocado
-          Nada, buen día
¿Cómo que en una librería musulmana cogen el teléfono hablando en inglés?. Cada vez estaba más liada, esperaba que no me estuviese afectando la serie que veía de investigación, porque la TV ayuda mucho, te enseña cosas, te da ejemplo, abre puertas, incluso educa, pero también sugestiona a las personas, y más cuando casi es tu única amiga, por lo que negué con la cabeza, me puse los zapatos, y corrí al comedor, por si había una sorpresa grata para mi corazón indefenso. Me peiné, me pinté un poco, y mientras me miraba al espejo, recé a mi Dios, a pesar de haberle sido infiel visitando otros templos. El comedor estaba casi vacío, muchas personas suelen coger la media pensión: desayuno y cena, para pasar el día fuera. Nosotros la cogimos completa, porque no sabíamos si encontraríamos buena comida fuera del hotel, nos pareció más seguro: desayunar, ir a las excursiones, comer, tomar una siesta, y luego conocer la ciudad, callejear hasta la hora de la cena, ducharnos, cenar, y antes de irnos  a la cama, tomar una copa en el bar del hotel. Nos pareció un buen, plan, ya que cuando no dominas un idioma, mejor eso, que te puedan timar, o es lo que pensábamos. Me entró nostalgia, porque no es lo mismo tomar decisiones sola, que con alguien a quien amas, y me daba la impresión de que iba a empezar a tomarlas.
-          Hola, ¿eres Lía?
-          No sé si te acuerdas, vinimos en el mismo avión
-          Claro
-          Si estás sola, puedes sentarte con nosotros
-          Gracias, me pongo en esta mesa, por si viene mi marido pronto para comer
-          Como quieras, ¿Tuvo que salir?
-          Sí
-          ¿Trabajo?
-          Supongo
-          Perdona por la intromisión, no me di cuenta
-          No pasa nada
-          Bueno ahí nos solemos sentar, por si otro día no quieres comer sola
-          Muchas gracias, espero que no pase
-          Los hombres siempre tienen sus trapicheos, ya vendrá…
Cuando me dijo eso, empecé a pensar mal, la imaginación se me fue por un segundo, creía conocer a mi marido, pero ya sabes, eso nunca se sabe con certeza, nunca llegas a saber cómo es una persona realmente, hasta que no vives mucho tiempo con ella, y solo llevábamos días casados, además he visto muchas películas que me han mostrado una maldad inhumana, que una siempre cree que es ficción, hasta que sales de tu zona de confort, y te das cuenta que la realidad supera la imaginación. Comí despacio, para dar tiempo a que Juan apareciera, pero no, no vino, ni dejó ninguna carta de explicación, ni una muestra de que había venido a cambiarse de ropa, nada que pudiera darme alguna pista, que me condujera a resolver este misterio de mierda. Subí a la habitación, no iba a descansar, pero decidí estar hasta las cinco, y luego saldría por la ciudad, por si lo veía, antes de llamar a la policía. Pasada la hora, me puse unos zapatos cómodos, y me fui al zoco, e intenté distraerme comprando cosas de recuerdo para las personas queridas, había monerías. Tardé en decidirme si comprarme un chal para vestir o un pañuelo para el cuello, algo más para diario, al final opté por un fular burdeos muy bonito y para más uso, ya me dijo mi madre que guardar mucho para una ocasión especial, no era muy práctico, porque está bien reservar por si surgía algo en el futuro, pero lo realmente importante era el presente (no lo olviden para todo). Y cuando iba a pagar, una mano salió de los restantes pañuelos, me empujó y me llevó a la trastienda.
-          No tengo mucho tiempo
-          Pero que es lo que pasa
-          No han salido las cosas bien
-          No comprendo nada
-          Te lo explicaré cuando pueda, pero por favor no llames a la policía, ni a tu familia, ve a las excursiones que hemos pagado, haz una vida lo más normal posible, pero no salgas por la noche. Y si llega el día de irte, sin que yo aparezca, te vas en el avión y en Torrox, solo allí, habla con la policía y di que he desaparecido, pero que te advertí que si ocurría, lo denunciases en España, no en tierras extranjeras, donde no dominabas ni el idioma
-          Me estás asustando mucho
-          Perdóname cariño, perdóname, no han salido las cosas bien, espero poder explicarte todo, cuanto menos sepas mejor
-          Es por trabajo
-          Si
-          Eres un policía secreta o algo de eso
-          Piensa eso, piénsalo, pero tienes que decir que no sabes con certeza a que me dedico, que solo salí solo por motivos de trabajo
-          De acuerdo, nos vemos luego
-          Ojalá!, te amooo, no lo dudes,
-          No, pero
-          Adiós ( y salió corriendo)
Empezó a llover, todo comenzó con una tormenta, con una tormenta que me trajo lágrimas, porque me sentía tan abandonada, aunque me dijera que me amara (ya saben: son más importantes los hechos, que las frases, aunque te guste escuchar un te quiero cada madrugada). A los pocos minutos me fui al hotel, no bajé a cenar, solo me duché y puse la televisión de fondo, con dolor en el corazón, porque temía no volver a verlo. Solo puede comprender ese sentimiento, quien lo ha sufrido, solo si vives las cosas, le das sentido a muchos comportamientos, mientras suele incluso acusar de lo que no te parece correcto, pero si algo había aprendido en mi corta vida, era que todo sufrimiento merece la pena, si te regala unos minutos de felicidad, y esperaba que solo me lo estuviera recordando, para que cuando volviera a estar con Juan, valorase lo que significaba sentirse querida y acompañada por quien amas. Cerré los ojos mientras escuchaba los aullidos de los hombres en el tumulto de la noche, y el calor propio del Cairo junto a la lluvia me hicieron dormir, perdiendo todos los sentidos, esos que ni te das cuenta que tienes, hasta que poco a poco desaparecen.
Y pueden imaginar, llegó el día siguiente, con un sol enorme, sombreando de naranja el horizonte, pura belleza, pero quien dijo que a veces no va acompañada de tristezas o dolor, porque nada es perfecto, ni siquiera lo que parece, pero te ciega el amor, la sugestión e incluso la presión, si es que los ojos no abres junto a la mente. Había una nueva excursión a ver los Colosos de Memnón, dos estatuas enormes, quienes representaban a otro faraón (Amenofis III), pero ya poco me importaba, solo quería que pasaran los días y volver a España, aún quedaban lo suficientes, para que todo acabara, pero mi intuición decía, que no iba a pasar, que volvería sola a España. Entablé algo de amistad con la misma mujer del comedor, con Marta me dijo que se llamaba, le expliqué que mi marido seguía muy liado con el trabajo, pero a mí me apetecía continuar con las excursiones, para distraerme y no estar tanto al sol en la piscina del hotel. Me pareció muy agradable, casi se me olvidó toda la trama, y cuando vi los colosos pensé en la magnitud de todo lo que para ti es importante. Me situé en medio de los dos, para hacerme una foto, y entonces apareció un viento inesperado, casi un pequeño huracán, que hacía que no te vieras ni las manos. Y entonces me pareció escuchar un pequeño susurro que decía: “búscame”, “búscame”, “búscame”, casi creo que la desgracia, me estaba jugando una mala pasada, porque el dolor deja huella de muchas maneras, no solo aparece en las lágrimas
-          ¿Estás bien?
-          Si, claro
-          Me pareció que te habías abstraído
-          Las preocupaciones
-          Claro, tranquila que todo pasa
-          Eso dicen, aunque no le veo el fin a nada
-          Mira esta es mi hija, Fátima
-          Encantada bonita
-          Igualmente
-          Hemos venido por ella, porque tiene gran afición a la historia, y le encanta Egipto
-          Si es un viaje muy enriquecedor, la verdad
-          Ya nos vamos, pero si quieres podemos quedar para cenar estos días, hasta que tu marido se suelte de lo que esté haciendo
-          Pues gracias, me vendrá muy bien algo de compañía, porque creo que va a estar liado bastante tiempo
-          Hombres, solo ellos se entienden
-          Sí, hombres
-          Ya ha llegado el autobús, te esperamos a las ocho y media en recepción, así entramos juntos
-          Gracias, eres muy amable
-          No hay de qué, en esta vida si no echas una mano, nadie vendrá cuando lo necesites a ayudarte
-          Gracias, otra vez
Me senté en el bus casi de las últimas, no quería ser maleducada, pero no tenía ganas de conversaciones, quería pensar mucho en lo que me había parecido escuchar, quizás eso de la magia en países tan llenos de espiritualidad, cobra vida, bueno ya saben, una siempre cree, aquello que le conviene o desea creer
Cuando llegué a la habitación, me duché, me coloqué el albornoz y una toalla en el pelo, saqué lo que me iba a poner (un vestido veraniego de rayas marineras), y me tumbé en la cama hasta la hora en la que habíamos quedado. Lo más triste de todo, es que ya no esperaba nada de Juan, como que me había dado por vencida, y me sentí mal, porque había sucedido muy rápido, me había rendido casi sin haber luchado. Cogí la guía que habíamos comprado (siempre es bueno llevar una, aunque conciertes excursiones con guías), y comprendí lo de los susurros: por lo visto, con los terremotos y corrimientos de tierra, se habían producido muchas grietas en las dos figuras, donde entraba el aire, y daba la sensación de que te hablaban. Menos mal, no me estaba volviendo loca por amor, ni nada de eso. Miré qué podía visitar al día siguiente, porque no teníamos más excursiones, y decidí callejear por el Cairo, entonces cerré los ojos, me relajé pensando en que pronto volvería a Torrox, y al menos no estaría sola para buscar al amor de mi vida, aunque realmente no lo conocía. No sé muy bien, pero cuando me arreglé, me sentí bien, quizás porque me estaba acostumbrando a la situación, y le creía, ya sabes una confía en quien ama o a quien admira, también cabe la posibilidad que fuese algo sencillo, porque una se siente bien cuando está limpia, cuando tienes tu casa, tu cama, tu coche, tu cuerpo y tu alma, sin manchas que te salpican. Tuvimos una velada muy amena, casi ni me acordé de Juan, porque si algo me había enseñado mi madre a ser, era el ser fuerte, a pesar de mi sensibilidad, de mis tropiezos y de mis lágrimas, me enseñó a que muchas veces en el dolor y  en la soledad encuentras tu grandeza, si la buscas y no te dejas ir por miserias, porque todo merece la pena, hasta un vaso de leche caliente, cuando la tormenta aprieta.  Antes de subir a la habitación, fuimos al bar a tomar algo, me quedaban pocos días, y de alguna forma había que llevarlos. Me tomé un mojito, eran refrescantes, además de ricos, y la verdad mejor los hechos por un buen bartender, que los de la botella del supermercado, aunque a veces hay que conformarse con lo que se tiene a mano, con eso y con todo (por si le sirve a alguien, ya lo dije en una ocasión: lo quiero todo, pero me conformaré con menos). Fui al servicio, porque necesitaba echarme agua en la cara, y pude ver un anillo en la entrada. Lo cogí, y era el de bodas de mi marido, no estaba grabado, no nos dio tiempo, pero era el suyo, una no olvida lo que le pone en el dedo a quien es más que para ti que un sacramento. Entonces empecé a pensar, sería una señal que me quería dar, para decirme que estaba cerca, porque qué sentido tenía dejarlo ahí, para que alguien lo cogiera. Miré a mi alrededor, había muchas personas, pero no lo reconocí, y lo podría hacer, hasta con una máscara de arena. Guardé la alianza en el monedero, entré esperando una grata sorpresa, pero no ocurrió nada, solo había una mujer teñida de rubio platino, muy sofisticada, algo tan diferente a mí, que hasta me incomodó que me mirara.
-          ¿Has tardado mucho?, ¿estás bien?
-          Por supuesto, solo necesitaba refrescarme un poco
-          Si el calor aquí aprieta con ganas
-          Ahora hay un espectáculo en el escenario, ¿te quedas a verlo?
-          Creo que no, que me voy a ir a la habitación un poco a descansar
-          Como quieras, ya sabes mañana a la misma hora, si es que tu marido no deja lo que tanto te molesta
Casi lloro, pero me controlé las lágrimas, me dolía el corazón, uno que estaba lleno de esperanza, pero que cada día que pasaba, se iba apagando, porque no veía a quien debía acompañarla. A pesar de todo, me dormí tranquila, solo quería que pasasen los dos días que restaban, para coger el avión, y entonces ver si todo se solucionaba, porque ya os he comentado, en El Cairo se me habían quitado las ganas, hasta de soñar, que es lo que a muchas personas les falta, para no caer en el desconsuelo de una vida vacía y amarga. Sabía que la maldad existía (ya lo comenté), pero siempre las quiere ver en la distancia, sabía que existían ese tipo de personas que son capaces de destruirte, para que no te quede nada más que una salida, sabía que en muchas familias convives con personas que se creen con derecho a dañarte, porque hicieron algo bien en un momento de tu vida, y con eso se compensaba, sabía que por pasión y por dinero las personas matan, pero no sabía que  estaría todo tan cerca, cuando en mi corazón solo había amor, incluso hacia quien me maltrataba. En fin ya saben, hay ese tipo de personas que hagan lo que hagan, si están hecho por ellos, bien quedaba, aunque tu vida se acabe, simplemente porque les diera la gana, y bueno es mejor ser consciente de todo cuanto antes, para evitar sacudidas indeseadas, era mejor madurar a tiempo, y mejor si es a la vez sentimentalmente, porque aprenderás a vivir pronto, y podrás disfrutar valorándolo, aunque haya cosas que no te agraden; pero no se sientan mal si no ha sido el caso (conmigo no lo fue), y si les sirve, yo me conformo pensando que más vale tarde que nunca, o  más vale poco que nada.  Y no sé porque, nada más llegar a la habitación, empecé a hacer la maleta, quería tenerlo todo listo, para salir del Cairo cuanto antes, no podía adelantar el vuelo, por si venía Juan, aunque me equivocase, pero quien dijo que la vida era fácil, lo importante era no rendirse, luchar por tu felicidad, sin entrar en comparaciones, porque alimentarás a tus demonios sufriendo, en vez de buscar tus propios objetivos, unos que te hagan dichoso al obtenerlos.
A la mañana siguiente, todo seguía igual, una calma, que ya me molestaba, un calor que me cansaba, un belleza que me saciaba en exceso, creo que me estaba enfureciendo, la rabia iba poco a poco apareciendo, porque no era lo que esperaba. Me sentía tan abandonada, cuando me había sentido tan amada, no quería pensar que todo fuese un engaño, que mi historia de amor fuese algo inventado por una trama macabra. Cerré los ojos, pensando quizás fuese mejor así, quizás fuese mejor que todo se tratase de una mentira algo exagerada, porque podría dolerme, pero mi corazón se iría olvidando de quien me mató poco a poco la esperanza, en cambio si creía que me había amado tanto como mi corazón anhelaba, no creo que pudiera recuperarme del dolor de un desamor, que llegó a la perfección por arte de magia. Negué con la cabeza, mientras rezaba porque mi familia siguiera sin llamarme, porque no sabía si podría fingir alegría, cuando me habían roto hasta las entrañas. Comentaron que en nuestra luna de miel, no molestarían, pero que les llamásemos cuando llegáramos a casa. Me puse unos vaqueros con una camiseta blanca, unas bambas, un bolso en bandolera, y me fui a ver la ciudad, una ciudad preciosa, pero que había dejado en mí un recuerdo, que no me gustaba. Paseando vi una mezquita, que bonita, menos mal que llevaba un pañuelo para poder taparme el pelo, y pude entrar para verla. Estaban rezando, por supuesto las mujeres separadas de los hombres, pero cuanta espiritualidad, una que casi me atrapa, sonreí, porque a pesar de todo, seguía creyendo en algo, quizás para no morir por la desgana. Salí pronto, porque me estaba emocionando, cuando una está sensible, hasta una flor puede hacer que se te salten las lágrimas. Paseé un poco, no quería hacer más gastos, no sabía de mi situación sin Juan, pero decidí entrar en un café, que en la guía ponían como especial, uno que lo llamaban de los Espejos, para tomarme un té moruno, con hierba buena, que me encantaba, aunque no me lo sirviera un egipcio, ni estuviera embrujada por el incienso de otras tierras veneradas. Y bueno, hubo otra sorpresa, allí también estaba Marta con su hija y pareja, me recibió con alegría, que suerte tener a alguien, cuando la soledad te atrapa. Me senté con ellos, casi sin pedir permiso, solo miré a la silla, como dándolo por hecho, sin saber si era capaz de tener una conversación, sin que se me saltaran las lágrimas. Pedí mi té con pastas, y en la barra pagué la cuenta, para agradecer la amabilidad que me ofrecía, sin conocerme de nada.  
-          ¿todo igual?
-          Sí, creo que este viaje lo voy a hacer sola
-          Bueno todo en la vida son experiencias, y las convertimos en buenas o malas, así que haz porque se convierta en un recuerdo bonito
-          No sé, a ver qué tal, mañana nos vamos
-          ¿De dónde eres?
-          De Munich, pero vivo en Torrox (Málaga_España)
-          Por amor
-          Sí, nos conocimos allí, y pensamos que sería el mejor lugar para comprar una casa
-          Claro, y qué es lo que más te ha gustado de este viaje
-          Quizás haber encontrado tanta espiritualidad, creí que eso ya casi no existía
-          Uy una romántica
-          Quizás, ¿y a ti?
-          Bueno yo soy más práctica, a mí la comida, estoy cogiendo recetas, y espero aprender bien a hacer el cuscús
-          Está rica, pero como vivo en España, y hay muchas raíces semejantes, pues no es tan novedosa para mí
-          Normal
-          ¿De dónde eres?
-          Soy de Holanda, pero muy mezclada
-          Entiendo que te parezca todo muy diferente a lo que acostumbras a ver
-          Sí, me ha encantado venir, y a mi hija también
-          Me alegro
-          ¿Tienes hijos?
-          Aún no, aún no
-          Bueno eres muy joven, en la vida da tiempo a todo
-          Ya
-          Te noto tan triste
-          Disculpa, es que estoy tan enfadada con mi marido
-          Bueno ya se te pasará, cuando regreséis a casa, todo cambiará
-          Eso espero
-          Verás que sí. TODO PASA, HASTA LO MALO…
 
Al cabo de una media hora me fui, no tenía claro donde, pero así lo decidí. Salí del café con algo de nostalgia, sin tampoco saber porque, hasta que a lo lejos vi por última vez a Juan, iba con un hombre, estaban algo nerviosos. Y ya saben, hay muchos tipos de miradas: de pasión, de envidia, de deseo e incluso de odio, pero recibí la más bonitas de todas: una llena de amor, nadie me había mirado así, ni creo que nadie me vuelva a mirar de esa manera, una pena no haberla valorado en el momento que casi fue eterna, pero a veces las cosas pasan sin darte cuenta, quizás por inmadurez o por tristeza, pero ahora la recuerdo, y compensa todos los errores que se hubieran cometido por torpezas, porque si el amor existe, los ojos son quienes los expresan, aunque tu corazón te mienta. No sé lo que hubiese pasado entre nosotros, porque la vida da muchas vueltas, pero fue mi último recuerdo de Juan, antes de un adiós, que no creía que existiera tan cerca. La vida me sorprendió primero de forma grata, y luego con una despedida: una pena, pero una parte de mí estaba contenta, porque creí haber vivido una breve y verdadera historia de amor, y eso no se lo regalan a cualquiera…
TORROX
Llegué con dos maletas a mi pueblo, no iba a dejar la de Juan allí, si no había aparecido en estos días, no creo que lo fuese a hacer más adelante. Llamé a mi madre desde el aeropuerto, porque siguieron veraneando allí, y sabía que no volverían a Alemania, hasta que no llegase de mi encantadora Luna de Miel
-          Hola, ¿cómo lo habéis pasado?
-          Fatal, ahora te explico
-          ¿Y eso?, ¿y Juan?, ¿no me digas que ya os habéis separado?
-          No, pero ha desaparecido
-          Que tonterías dices
-          Sí, al poco de llegar, fue a visitar la noche del Cairo, y solo lo volví a ver en dos instantes
-          No te llego a comprender
-          Es así de sencillo, no sé si me ha abandonado o le ha pasado algo
-          Bueno vamos a casa, y llamamos a sus padres, quizás ellos nos puedan explicar mejor
-          Ojalá, porque me duele partes del cuerpo, que no sabía que existían
-          Tranquila, seguro que hay una buena explicación, siempre la haya para todo
-          Eso espero
-          Sube, en casa te encontrarás mejor
Llegué algo derrotada, creo que del sufrimiento. Aparcó en la calle, porque nuestro coche estaba en el garaje, cogimos las maletas, y cuando abrí la puerta, la casa estaba vacía: ni un mueble, ni un simple jarrón, ni unas lámparas, como si ahí no hubiese vivido nadie. Me derrumbé. ¿Qué era lo que pasaba?, mi vida era sencilla, quizás algo aburrida, pero  lo tenía todo, no pedía nada más, no comprendía nada.
-          ¿Pero esto qué es?
-          No te lo puedo explicar
-          En qué clase de asuntos está metido Juan
-          No lo sé, siempre nos hemos visto de vacaciones
-          Si es que deberían haber vivido con él antes de casarte, no se conoce bien a las personas, hasta que no convives
-          Yo le sigo amando
-          Normal
-          Vamos a llamar a la policía, ¿Por qué no lo hiciste allí?
-          Me dijo que lo hiciera, cuando llegará a España
-          ¿Qué más te dijo?
-          Poco más, que me amaba…
La policía llegó en menos de media hora, no comprendieron muy bien mi postura de no haber dicho nada en El Cairo, pero una obedece a quien ama, ya os lo dije, es lo normal que pasa. Me hubiese sentado en el sofá, y no me hubiese levantado en un año, pero no tenía nada, solo dos maletas, que ya parecían recuerdos, más que ropa de marca barata. Conocen muchos sentimientos de mí, pero nunca había hablado de la desesperanza, esa que aparecer cuando lo ves todo perdido, sin explicación, solo sabes que no te queda nada, nada de quien amabas, ni siquiera la razón de su marcha. No sabes si había muerto,  si dentro de unos días aparecería como si nada, si tu vida se convertiría en una pesadilla, porque la pena sería quien reinara tras su marcha, y me senté en el suelo, mientras la policía hablaba con mi madre, a mí ya se me llevó la nostalgia…
-          Bueno señora nos puede explicar mejor todo, porque su madre solo nos ha dado unos datos algo confusos
-          No sé si puedo
-          Claro que puede, mire su casa
-          Me casé hace poco con Juan Bellido, profesor de golf del campo que está cerca
-          Bien, qué más
-          Pues nos hemos ido de Luna de Miel y ha desaparecido
-          Por las buenas
-          Sí
-          Se llevaban bien o se casaron por las circunstancias
-          Nos amábamos
-          ¿entonces?
-          No lo sé, salió una noche, y solo lo volví a ver dos instantes
-          Pero por qué no dijo nada en El Cairo, desde aquí todo es más difícil
-          Me dijo que no lo hiciera, que cuando volviera a España
-          Seguro que trabaja en eso
-          Yo segura ya no estoy de nada, pero es como lo conocí y donde siempre ha dicho que trabajaba
-          Bueno ya nos informaremos
-          Gracias
-          ¿tienes donde alojarse?
-          Sí me voy al hotel con mis padres
-          Bueno esté fácilmente comunicada
-          Llame a mi madre, yo solo quiero dormir
-          ¿está cansada?
-          No, triste
-          Bueno mañana verá que todo está más claro, no se derrumba
-          Gracias
Cerré la puerta de la casa, y me marché al hotel con ambas maletas, no quería dejarlas, vaya que también las cogieran, quizás tuvieran algo que le sirviera a la policía, para mí no había nada importante, pero no tenía experiencia en desapariciones, solo era casi una muchacha, recién casada, llena de ilusiones, que se habían evaporado como si nada. El hotel me pareció precioso, pero no por su decoración, sino porque me sentía acompañada, no sola ante el problema, y eso es casi magia, lo dice una experta. Deshice mi maleta, me duché y me metí en la cama, mientras escuchaba una canción que a los dos nos gustaba ( Amar pelo dois, de Salvador Sobral, un Fado precioso) cogí un sueño muy profundo, como si casi hubiese muerto de la pena, y en ese sueño pude ver a Juan otra vez, me sonreía y acariciaba, me tocaba mis senos, rozaba mi sexo con ritmo, como si quisiese que me marchara, que el orgasmo me hiciera levitar hacia donde estaba. Gocé, suspiré, sin darme vergüenza, casi sin darme cuenta que mi hermana me acompañaba, y al final abrí los ojos, porque creí olerlo, creí que había llegado a casa, pero no, estaba sola en la habitación, fue mi imaginación, mi ángel de la guarda, que me regaló otro instante de felicidad, antes de morir de rabia. Llegó la hora de la cena, no pude levantarme, mi madre dejó que descansara, sonó mi teléfono, pero había entrado en una especie de trance, del que me costaba salir, no sé, ya no me importaba nada, ni la policía, ni lo que hubiera sucedido, quería dormir, y que nadie me despertara, por si en el sueño lo volvía a ver, lo volvía a sentir, lo volvía a acariciar, como si el dolor se marchara, porque solo éxtasis de su imagen, me evadía de la realidad, esa que surgió y que detestaba, porque me quitó el amor de mi vida, e incluso la confianza .
 
-          Levántate Lía, han venido los padres de Juan
-          ¿Si?
-          Anda refréscate algo y ve a la salita
-          Yo voy así, no puedo esperar
-          Como quieras, ponte al menos la bata y arréglate el pelo
-          ¿Cómo estás guapa?
-          Mal, no entiendo nada
-          Imagino
-          ¿Saben lo que ha pasado?
-          Venimos a informarnos, nosotros qué vamos a saber, si conoces bien a mi hijo, sabrás que no es de los que hablan
-          Me dejó tirada en nuestra Luna de Miel
-          Algo grave ha tenido que pasar, no es mal hombre, quizás no un de plena confianza, pero creo que eso no lo es ninguno
-          Lo volví a ver, pero no me dijo nada
-          Tiene que haber una explicación, te quería
-          Eso pensaba, pero ahora dudo de todo, quizás me haya utilizado
-          No, puede elegir, si se casó contigo fue porque le dio la gana
-          Disculpa es que me duele el corazón nada más que de imaginarlo, le amaba
-          No hables en pasado, seguro que se puede aclarar todo rápido, empezó unas amistades en el club que no me gustaban nada
-          ¿Quiénes?
-          Ya se lo diré a la policía
-          Pero sospechas algo
-          Siendo sincera, gastaba más dinero que el que ganaba. Mira la casa que tenéis, ¿quién la pagó?
-          Me dijo que había ganado unos torneos, y que junto a los ahorros, le había dado lo suficiente
-          Por favor, si es carísima, nueva, con todo tipo de calidades, piensa, no te engañes
-          Quiero pensar que no, que no ha sido todo una mentira, que no me ha usado para dar una imagen falsa ante la sociedad
-          No, eso te digo yo que no lo hizo, además si lo hubiese pensado, algunas hubiesen estado encantadas
-          Entonces, ¿qué pasó?, ¿no entiendo nada?
-          Bueno vamos a ir a la comisaría, y a ver a la conclusión a la que llegan, porque es una historia muy rara, siento mucho que hayas tenido que vivirla
-          Yo también, no sé si podré recuperarme
-          Claro que sí, tienes apoyo, yo misma te pago el tratamiento, si te hace falta, seguro que vuelve pronto
-          Por favor, que vuelva, que vuelva
-          A ver, a ver qué pasa, porque no es normal lo que has vivido, debe haber algo detrás, y seguro que la policía da con el asunto antes de lo que pensabas
-          Me moriré si no vuelve
-          No lo harás, lo olvidarás todo, como siempre pasa, antes o después, pero saldrás adelante, eres joven y guapa, seguro que la vida te regala algo bonito, después de esta desgracia
-          Ojalá, porque me duele el alma…
 
-          ¿Pero sospechas algo?
 
-          Pues ahora que no está tu hija delante, te digo que esas amistades no me gustaban nada
 
-          Pero quienes eran
 
-          Mi marido dice que muchos cacos se hacen pasar por quienes no son, para meterse en la alta sociedad, conocer a personas y a partir de ahí, hacer lo que les permitan, no solo robos
 
-          Y crees que Juan se ha metido en alguna banda o algo así
 
-          Mi hijo es honesto, no lo creo, pero muchas veces te ves envuelto en situaciones de las que no sabes salir
 
-          Es verdad, habrá que comentárselo a la policía
 
-          Por supuesto, en cuanto las vea
 
-          Pero no acuses a nadie, vaya que te metas también en otro lío
 
-          Soy prudente, solo te lo digo a ti, porque eres de confianza, no voy diciendo esas cosas por ahí
 
-          Qué pena todo, espero que haya una explicación fácil, porque no sé cómo lo superará mi hija
 
-          Estoy segura que la habrá, mi hijo no es malo, será muchas cosas, pero no malo
A la mañana siguiente fui a la casa, no sé muy bien el motivo, porque no me apetecía volver a nuestro nido de amor, convertido en cuatro paredes vacías, sin el calor que él me daba.  Siguieron las sorpresas, el coche ya no estaba, se lo habían llevado, quise pensar que la policía, que algo me habían dejado, algo detrás de la nada. Entré, sin saber aún porqué, y lo volví a sentir, no crean que estoy loca, de verdad, volví a oler su cuerpo, lo conocía, no me engañaba por amor, aunque sé que esas cosas pasan. Subí a nuestra habitación, la miré, sonriendo, no me dio tiempo a estrenarla. Entonces vi la puerta del armario abierta, fui hacia él, esperando encontrarle, pero no había nada, hasta que algo cayó de un estante, y me dejó el recuerdo que esperaba: una foto que nos hicimos en el Cairo, en la habitación, después de la última vez que me hizo sentir amada. Me tranquilicé, porque atrás decía: “Te amo”, y quise comprender que mi cabeza no me estaba jugando una mala pasada, que se estaba escondiendo de alguien o de algo, y por eso no podía decir nada. Se me fue algo el dolor, cuando surgió la esperanza, porque quizás todo se quedase en un mal sueño, y su amor haría que me olvidase de lo que es sentirse abandonada.
-          Hola, ¿ha venido a dar una vuelta?, ¿para ver si hay algo?
-          Claro, ayer me encontraba tan sorprendida, que ni subí a la parte de arriba
-           No hay nada
-          Ya, pero a veces necesitas verlo por ti misma( guardé la foto)
-          Perdone, soy el inspector Rico
-          Encantada, yo soy Lía
-          Te conozco, vivo cerca de vosotros, y esto es pequeño
-          Sí, lo es
-          ¿Cómo se encuentra?
-          Algo mejor, pero sin comprender nada
-          Bueno ya verá como le daremos una explicación rápido
-          La necesito, porque si no, quizás no pueda seguir viviendo
-          La tendrá, a su tiempo, pero la tendrá
-          ¿Sabe usted si en El Cairo suelen haber muchas desapariciones?
-          Pues no lo sé con certeza, pero no sería la primera vez que pasa
-          Hay que tener tanto cuidado con todo,
-          Si, uno siempre piensa que esas cosas solo les pasan a otros, que no serán la opción de nada malo, porque no hay hecho daño
-          La verdad es que la mayoría somos unos ingenuos
-          Si, la mayaría
-          A veces es mejor, porque la realidad puede ser muy dura
-          Cada uno que escoja lo que quiera
-          Prefiero seguir soñando
-          Pues no deje de hacerlo, si le hace feliz
-          Ahora mismo no puedo, pero más adelante lo intentaré
-          Seguro que será su consuelo
-          Bueno me voy a marchar
-          Claro, quiere que la acompañe
-          No, conozco el camino
-          Como quiera
-          Por cierto, ¿el coche se lo han llevado?
-          No, nosotros no
-          Ok, entonces habrá sido mi padre (sonreí)
-          Mejor, porque si lo ven aquí mucho tiempo sin nadie, seguro que alguno se ve con derechos
-          Hay gente para todo
-          No lo sabe usted bien
-          Bueno, nos vemos
-          Seguro que sí
-          Espero que para darme buenas noticias
-          Noticias serán, buenas no lo puedo asegurar
 
Esa noche sonreía sin parar, me sentía llena de esperanzas, estaba segura que volvería y me lo explicaría todo, por eso dejó el anillo, por eso dejó la foto. Me quería, me amaba, como él siempre me decía, y desde entonces no me sentía tan derrumbada, a veces solo basta cualquier gesto de amor, para salir de la cama, lo malo es cuando solo recibes puñaladas, sola y con faltas.
-          Vamos Lía, que llegaremos tarde
-          No tengo ni pizca de ganas
-          Así te entretienes, hasta que venga la policía
-          Prefiero esperar aquí, pero sé que no lo vas a consentir
-          Vamos, echemos unos hoyos, y luego volvemos a casa, te lo prometo
-          Está bien, lo hago por ti, porque sé que te apetece, y no te quiero dejar sola
-          Gracias, te alegrarás
-          No creo, pero me siento con algo de más fuerzas que ayer
Cuando entré al club, solo había recuerdos en mi mente: la primera vez que lo vi, su primera caricia, mientras me enseñaba a coger los palos, las primeras palabras, el primer beso y por supuesto: la primera vez que sentí su cuerpo dentro. Lo único bueno es que no dejaba de sonreír, no dejaba de cerrar los ojos pensando en cuando nos volviéramos a ver. Mi hermana me hablaba, pero la verdad, no sabía ni a qué se refería, estaba abstraída en mis pensamientos, tanto que me entró un poco de ansiedad, porque no sabía cuándo llegaría el momento, cuando volveríamos a estar juntos, para no volvernos a separar, ni por culpa de un trueno. Cuando empezó a dar el sol fuerte, mi hermana consintió que nos fuéramos al hotel. A mí me daba igual, estuviera donde estuviera, solo pensaba en Juan, estaba deseando que la policía me diera las buenas noticias, para que la imaginación dejase de volar  y de inventar, porque ya saben que a una cuando solo le queda una opción mala, inventa su propia historia, al no admitir la desgracia. Me fui a la ducha, volví a cerrar los ojos mientras jugaba con el agua: le necesitaba, le quería desear hasta el infinito, y no pensar en que realmente no había sido una mujer valorada, pero saben una cosa, no me importaba, porque si sabía lo que era amar, aunque me hubieran mentido, aunque todo hubiese sido una patraña, y no todo el mundo conoce el verdadero amor, aunque esté acompañado de trampas.
-          Buenos días
-          Buenas, pase
-          ¿Cómo está?
-          Ahí vamos, ¿y su hija?
-          Ahora sale, ¿hay alguna novedad?
-          Sí las hay, pero espero a que Lía salga
-          Hola otra vez, gracias por venir
-          De nada, es mi trabajo
-          Estaba deseando verlo
-          Yo también
-          Alguna novedad
-          Claro, siéntese
-          Dígame, no puedo esperar más
-          Juan no es profesor de golf, trabaja para el servicio de inteligencia español
-          ¿Si?
-          Sí, y bueno puede imaginar
-          Imagino muchas cosas, pero dígame usted la verdad
-          Pues ya que fue al Cairo, haría un trabajo allí, que estaba pospuesto desde hacía tiempo, no puedo entrar en detalles
-          ¿Y?
-          Algo salió mal
-          ¿Cómo de mal?
-          Muy mal
-          No sé exactamente qué me quiere decir
-          Juan ha muerto
-          No, se confunde
-          No, no nos confundimos
-          No me lo creo
-          Le costará un tiempo, pero lo hará
-          No lo entiende, mire (le enseñó la fotografía)
-          La dejé yo
-          ¿Cómo?
-          Nos pidió que lo hiciéramos, si no volvía a España
-          Me estoy volviendo loca
-          Tranquila, dentro de un rato va a venir un médico
-          Pero ¿qué ha pasado?
-          Exactamente no se lo puedo decir, pero Juan no volverá
-          ¿Quiero verlo?
-          No hay cuerpo
-          Entonces no me lo creo
-          Debe hacerlo, porque Juan ha fallecido en acto de servicio
-          Noooo
 
Y pueden imaginar lo que ocurrió después: tiré lámparas, pegué al policía, grité cada vez más fuerte, hasta que me derrumbé encima del sofá, sin casi poder moverme. No recuerdo muy bien lo que pasó después, porque luego estuve unos días en la cama. Adormecida, soñolienta, en una letanía profunda, en la que la vida casi termina, porque no sientes dolor, pero tampoco ves pasar los días. Dejé de ser yo, para convertirme en una mujer que casi naufragaba en vida, en una donde comer era una pesadilla, en una donde amar ya no podía, porque aún respiraba, pero me habían matado en vida, porque mi amor ya no existía
-          Lía tienes que salir de la cama
-          Déjame
-          Ha pasado una semana, tienes que empezar a salir, porque me da miedo que no lo vuelvas a hacer
-          Déjame
-          Mira tu hermana te ha comprado este vestido de lunares, es bonito, póntelo y nos vamos a comer en el club
-          No quiero salir, déjame aquí hasta que volvamos a Munich
-          No, te vas a levantar ya, porque quedan muchos días hasta entonces.
-          Por favor
-          He dicho que no, arriba, y así te despides de todo, porque no vamos a volver
-          Volveré
-          No, no lo vas a hacer
-          Vas a rehacer tu vida en Alemania, para que nada te recuerde a Juan
-          No podré
-          Lo vas a intentar, soy tu madre, te ayudaré
-          Me moriré
-          No, no lo harás, no lo permitiré
-          Déjame…
Fuimos al club, y nada más entrar todo el mundo fue muy cariñoso conmigo, pero la verdad, no me importaba, solo quería meterme otra vez en la cama. Comí un pescado a la sal, mi madre me obligó, a mí no me entraba nada. Fuimos luego a la terraza, para tomarnos un helado, esos que tanto me gustaban, y no lo podía creer, Juan estaba a lo lejos, con sus palos de golf mirándome, sonriendo. Me levanté, fui corriendo, mi corazón volvió a  latir con normalidad, hasta que descubrí que todo fue un sueño.
 
 
 
 
 
 
 
MUNICH
 
-          Recoge las maletas Mía
-          Voy
-          Por favor, Lía deja la cama ya, y empieza a colocar la ropa
-          Ahora voy
-          He dicho ya
-          ¿Y la maleta de Juan?
-          Se la di a sus padres
-          ¿Con todas las cosas?
-          Con todas
-          No
-          Sí
-          Y no me has dejado nada de él
-          No, te aferrarás a ello
-          Te mato
-          No me vas a matar, vas a rehacer tu vida, y cuanto menos recuerdos mejor
-          Mamá es el amor de mi vida, como que no me has dejado nada
-          Era el amor de tu vida, ahora tienes que descubrir un nuevo mundo sin él
-          Porque me has hecho esto
-          Porque es lo mejor
-          Llamaré a sus  padres, y les diré que me den algo de él
-          Tienes el anillo de boda, es más que suficiente
-          Mamá, le quería, nada es suficiente
-          Lo será, por tu bien, lo será
Deshice la maleta, y sonreí, porque saben lo que encontré: la foto, me bastaba, me bastaba para recordarlo junto al anillo, me bastaba para no olvidar como nos habíamos amado. La puse debajo de la almohada, porque temía que mi madre la rompiera, y volvió en mí la sonrisa, porque cuando cerraba los ojos, casi lo sentía cerca. Los días pasaron rápido, aunque a veces parecían eternos, supongo que sería así, hasta que me muriera
-          Lía, he conseguido que te apuntes a un curso de arte, siempre te gustó
-          No estoy para eso
-          Tienes que intentarlo
-          No puedo, aún es pronto, no creo que me concentre
-          Cuanto antes mejor
-          No puedo
-          Empiezas el Lunes, tu hermana también lo va a hacer, para acompañarte
-          Déjame, necesito tiempo, y no me has dado ni eso
-          El lunes a las nueve treinta comienza. No te lo repito, te he comprado todo lo necesario
-          Haz lo que quieras
-          Te gustará, luego hay bolsas de trabajo para los museos
-          ¿Sí?
-          Sí, es un sitio agradable donde trabajar
-          Lo es
-          Vamos Lía, la vida sigue, aunque te duela, sigue, y ya que estás en este mundo, aprovecha sus maravillas, porque merece la pena
-          Lo voy a intentar
-          Te ayudaré, lo lograrás
Poco a poco pude comenzar con mi vida otra vez, casi no sonreía, pero a veces me sentía viva, y a partir de ahí hay muchas oportunidades, e incluso nuevas caricias. Muchas veces por la noche pensaba que quizás no había conocido un verdadero amor, porque cabía la posibilidad de que fuese todo una mentira, quizás no había sido una mujer plenamente feliz, quizás tantas cosas,  pero saben una cosa, he conocido la libertad, y sé con certeza que esa libertad me hará volver a brillar…
¡Ah!, casi se me olvida. Me quedé embarazada en El Cairo, y tengo una hija llamada Johana. La vida está llena de sorpresas, y a veces gratas. No pierdan las Esperanzas…
 
 
 
 
 
 
 
Página 1 / 1
Foto del autor Sandraprbz
Textos Publicados: 55
Miembro desde: Nov 23, 2012
0 Comentarios 93 Lecturas Favorito 1 veces
Descripción

Pequeo libro sobre una desaparicin, con un toque romntico

Palabras Clave: CAIRO

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



Comentarios (0)add comment
menos espacio | mas espacio

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy