Me gusta esconderte entre las sábanas
y moverme hasta encontrar tu ombligo.
Ríes y tu cuerpo se enciende y se apaga:
Es lámpara sagrada en que navego.
Me recuesto en tu animada sonrisa
y saboreo tus labios ya sonámbulos.
Me baño en ti como en una cascada
y has perseverado conmigo todos los inviernos.
Codicio el bello esplendor de tu melena
y tus besos que caen como lluvia abundante.
Perdemos virtudes y omitimos repudios
mientras nos amamos en un Tiempo sin prisa.
Los pechos se juntan en un charco
a compartir aceites, sudores y jadeos.
Es regalía tomarte de tu talle de ceniza
y sorber el suave hálito que sale de tu boca...
Me has enseñado a soñar en lo impensable.
Repaso mi boca por tus colinas
mientras nos fundimos en un olor a bruma
y nos sofocamos en un vértigo absoluto.