UNA NOCHE EN EL CASINO
Publicado en Sep 07, 2024
UNA NOCHE EN EL CASINO A Dartañan y a los tres mosqueteros (gracias) Toda pasión lleva algo de locura… PERSONAJES - Pablo ( hombre culto y responsable, con gran curiosidad por todo lo que le ampliara sus conocimientos), Marianela, su mujer - Pedro (artista, muy bohemio y loco de amor por los placeres de la vida). Muchas novias, pero la madre de su hija era Victoria - Isidro ( un hombre de negocios, y no todos legales, quien sabía más de los secretos del mundo y de los hombres), su mujer Anna - Javier (un cerebro, algo frío y exageradamente correcto, jamás lo conocerás del todo, quizás ese fuese su encanto o secreto). Claudia su exmujer Matrimonios de mediana edad, quienes por fechas señaladas quedaban para cenar en Cumpleaños, Fiestas Locales, Navidades. Habían crecidos juntos, y habían compartido mucho en la vida, quizás hasta amantes. Se querían, pero el amor hacia una mujer siempre es más importante, y no supieron que por un descuido, la vida puede cambiar en un instante. Esta vez me llamo Marianela, y no saben en el lío en el que me he metido… UNA NOCHE EN EL CASINO Al fondo sonaba la canción “My Way” de Sinatra, porque a mi marido le gustaba mucho ducharse con música, y mientras la tatareaba, me miraba al espejo negando con la cabeza y mordiéndome el labio. No sabía porque había actuado así, quería a mi marido, me hacía feliz. Dicen que al cumplir los cuarenta empieza una crisis, es cuando haces un balance de tu vida, y no sé, quizás se comentan errores, por la insatisfacción en algunos aspectos, pero yo tenía una vida plena, no necesitaba más, como mucho que Rosana me diera algún nieto varón, para no quedarme con las ganas, pero supongo que a veces no dominas los sentimientos, o mejor dicho, los confundes, y quizás, aburrido o aburrida te dejas llevar por las circunstancias, sin pensar mucho en las consecuencias, y aparecen, no lo duden, aunque creas que se olvidará rápidamente, porque es lo que más conviene. Saqué mi nuevo vestido de Animal Print, junto a mis bailarinas negras anudadas al tobillo, mi bolso de mano negro, y como pendientes unos aros dorados (cuando la ropa es muy llamativa, no necesitas llevar ningún complemento más), me eché mi perfume favorito “La Emperatriz” de DG, me volví a mirar al espejo y me dije: “Marianela no estás nada mal, has llegado bien a los cuarenta, a ver como consigues envejecer reconociéndote, porque es difícil cuando llegas a una edad”. Acabó la canción, y mi marido salió del baño, me olió, me dio una vuelta como si estuviéramos bailando, me besó; se me rompió el alma en pedazos. Si se enteraba, lo iba a destrozar, y yo quería envejecer a su lado. Me desnudó, me hizo el amor, porque siempre lo hacía con bellos sentimientos (el sexo se lo dejaba para los extraños). Sabía que me quería, y temía que todo se convirtiera en una pesadilla, si supiera que casi fui una mentira, una coqueta y hermosa, pero que a veces fingía, cuando no le sentía… - ¡Qué guapa Marianela!, solo tú eres capaz de ponerte ese vestido - Bueno están en todas las tiendas, alguien más supongo - Si, las que se parecen a ti - Anna no empieces a molestarme, que nos conocemos, hemos venido a pasar una noche bonita - Es verdad, ya sabes como soy, me gusta un poco incomodar, quizás para dar vidilla a la velada - Contrólate - ¿Quién eligió el casino? - Pues fue Pablo, porque tuvo que arreglarle unos papeles al Director - Ser abogado siempre te da contacto. ¿Y tú? - Bueno ya sabes que las personas no son mi fuerte - Más los hombres - Esa es la fama que se me dio, pero no es cierto, quizás no dije no, pero nunca incité a nada - A veces hay que saber decirlo - Estoy aprendiendo - Ven guapa, vamos al baño que también han venido Victoria - ¿Y eso? - Pedro no quiere tener contacto, dice que se quiere ir a vivir con él, y ya sabemos lo que le gusta la libertad, no podría con ella, le controlaría - Veremos si lo consigue, porque los hombres al final son más dóciles de lo que parecen, más si se divierten en la cama, y es la madre de su hija - Estas asiáticas son muy persuasivas, estoy contigo, al final se va con él, por el momento no lo deja solo ni un segundo - No es asiática, será su raza, pero es más española que tú, vino con poco más de un año, en fin, quizás le venga bien, así se centra algo, aunque perderá parte de su encanto - ¿Por qué te pones triste? ¿te molesta? - Para nada - Me ha parecido - Que tonterías dices - Ya tuvisteis algo - Por favor, en la adolescencia - Donde hubo fuego, siempre quedan brasas - Quiero a mi marido - Y eso que tiene que ver, mi marido también me quiere, pero no pierde oportunidad - Ya sé que le da casi todo igual (me ruboricé), y que sois una pareja abierta, pero Pablo jamás consentiría eso, además soy una mujer, aunque se diga lo contrario, no tenemos socialmente las mismas libertades - Por favor, que estamos en el 2024 en España, no me salgas con catetadas - Te he dicho que solo me ha sorprendido - Me ha parecido otra cosa, si fuese así, espero que me lo contases, Pedro tiene su sexapil, y me encantaría saber todos los detalles - Pero que cerda - Tengo 42 años, no soy una cría - Le tengo cariño a Pedro y es un hombre atractivo, pero no creo que funcionase nada entre nosotros, nada serio me refiero - Te gusta, no te sientas mal, nos gusta a todas - Deja de ir por ahí, que me vas a ofender - Vale, mira ahí viene Claudia, ¿dónde estará Javier? - Habrá ido a guardar el coche - ¿Vosotros habéis venido en taxi? - Si, a Pablo no le gusta cogerlo, si cree que tomará una copa - Ya, por su trabajo - Porque es responsable - Menos mal que te quedaste embarazada de Rosana de él, y no de otro, porque a saber cómo hubieses acabado - Me voy a enfadar, que hubiera cometido locuras de joven, no significa que fuese una perdida, ni nada de eso, ¿quién no?, lo que pasa que a algunas se las señala y a otras se las disculpa - Bueno mejor de Pablo que de otro - Si mejor, estoy feliz a su lado - ¿Y nunca sientes deseos de estar con otro hombre? - Eso lo piensas, porque a vosotros os da igual, lo normal es que cuando quieres a alguien, solo quieras estar con él, sabes lo que puede significar una infidelidad - ¿Seguro que no te atrae nadie más? - Seguro Anna, de verdad, déjalo - ¿Y por qué te ruborizas? (se dio cuenta esta vez). Voy a creer otra cosa - Hace mucho calor, y bueno creo que estoy empezando con la menopausia, tengo dos faltas - ¿Embarazada? - Menopausia, sufro sofocos … No lo he comentado, pero era mi cumpleaños, los cuarenta, toda una vida, y mi marido quiso que en esta ocasión lo celebráramos en el Casino con los amigos de siempre, porque cada vez daba más pereza en la casa, por el lío que se formaba, además cualquiera los echaba, así cuando nos apeteciera, nos íbamos a la cama. Una parte de mí estaba muy contenta, llevaba mucho tiempo con Pablo, y estábamos deseando cumplir los 25 juntos para poder irnos a un crucero por el Mediterráneo, solos, Rosana se iría esos diez días con mi madre, e incluso se podría llevar a alguna amiga. Hicimos mal en comentarlo, porque todos dijeron que se unirían, Pablo los iba a matar con la mirada, pero sabía que no les diría nada cuando llegara el momento, sería nuestra Luna de Miel, porque no tuvimos, me casé embarazada, como ya saben, a ver si había suerte y se olvidaban del asunto, porque no perderían la oportunidad, parecía que solo hacían las cosas si íbamos nosotros, si no, cada uno iba por su lado, como que éramos su nexo de unión, y a veces eso nos cansaba, porque nos gustaba ver a nuestros amigos, pero también queríamos nuestra intimidad, y como que les molestaba, como que con ellos o nada. Mientras cenamos me dieron los regalos, entre todos me compraron unos pendientes de Jadejara, que yo quería, unos de corazón rojo (pasión), y Pablo me compró el collar compañero. Me encantaron, no sé cómo se enteraron que lo quería, supongo que Pablo conocía mis visitas a las páginas Web, y vio que los tenía como favoritos, porque otra explicación no cabía (la única adivina era yo). Mi marido era una poco controlador, según él por seguridad, pero creo que no se fiaba del todo de mí (hacía bien). Me quería como era, con mis defectos, con mis despistes, con mis errores, pero temía que la vida me llevara por donde no debía, sabía que no era muy fuerte de carácter, y quizás me equivocase. Creo que me perdonaría (error), porque no me quería por ser una mujer perfecta, que hacía una cama impoluta, ponía la mesa con todo tipo de detalles y manjares, vestía elegante y sabía comportarme. Me quería porque le gustaba amarme, porque se sentía bien durmiendo conmigo, porque se sentía feliz viendo una película junto a mí, porque le gustaba conversar (hay parejas que ni lo hacen), resumiendo: le hacía feliz mi compañía, aunque fuera un poco desastre; pero algo me decía que no todo iba bien, porque se pasó toda la noche acariciándome la espalda, la pierna, las manos. No sé si quería dejar claro que era suya, o quizás se sentía culpable por algo. Javier se dio cuenta, y sonreía, no paraba de mirarle. Javier y Claudia hacía poco que se habían separado, pero tenían muy buena relación por su hija, y siempre que quedábamos, venían los dos. Eran dos personas adultas e inteligentes, pero se confundieron en casarse, porque Javier era muy independiente, y no se acostumbró a la vida de casado, no porque le gustase la libertad, como a Pedro, sino porque quería intimidad, su espacio, pero amaba a exmujer y a su hija, una cosa no quitaba la otra, y adoraba vernos, aunque fuese de vez en cuando. Solíamos dejar a las niñas todas juntas en alguna casa con una canguro, íbamos rotando. Dormían juntas, y siempre los maridos iban a recogerlas por las mañanas, cuando se despertasen, para que no molestasen. Queríamos que se conociesen, que fuesen amigas, que se tuviesen las unas a las otras, porque todas eran hijas únicas, y a veces es mejor una amiga, que la familia, quien quizás se ve obligada a cosas, pero sus sentimientos son peores que una anaconda. Isidro y Anna eran una pareja divertida, tan liberales que te desagradaban, porque les parecía todo bien y temías que tu marido los imitara, pero la verdad, ninguna reunión sería la misma sin ellos, sin sus bromas, sin sus comentarios jocosos, sin su atrevimiento, incluso te daba algo de envidia ver la complicidad que tenían, creo que sabían más de la vida que ninguno de nosotros, porque la hacían divertida, porque sabían que se acabaría, y se querían ir con una sonrisa. Puedo decir que todos éramos felices, cada uno a su manera, pero donde hay roce, suele haber miserias, y bueno el tiempo va pasando, transformando los sentimientos, que a veces solo se basan en el pasado, una pena. - Voy contigo al baño - Como quieras - Cuéntame, ¿todo bien con Pablo? - Por supuesto Claudia - Perdona, no quiero meterme donde no me llaman, pero lo veo distraído, e incluso algo enfadado - Será un mal día - ¿Habéis discutido en casa? - Nosotros nunca discutimos, no sé si ese será el problema. Cuando nos enfadamos, lo hablamos directamente y no nos vamos a la cama enojados - ¿Si? - Si - ¡Qué raro!, todas las parejas discuten - Lo hacemos, pero no nos enfadamos, no sé si me explico - Si, más o menos - ¿Y qué tal con Javier? - Bien, creo que ahora estamos perfectamente - ¿Pero os seguís acostando? - Bueno, no tenemos pareja y de vez en cuando, pues nos vemos, ya sabes eso de más vale lo malo conocido… - Me parece genial, ojalá volváis - No, eso no. Nos queremos, pero ya no estamos enamorados como para compartir tanto, y siendo sincera, creo que Javier no lo estuvo nunca, solo que se dejó llevar por lo que se supone que es correcto ante la sociedad - ¿Y tú? - Es y será el amor de mi vida, el padre de mi hija, mi amigo, mi fiel amante, lo será todo para mí - Quizás aparezca alguien - Según cumples años todo es más complicado, ya lo sabes - Si, pero el amor no tiene edad - Tampoco tengo ganas, estoy bien así, mientras pueda seguir viéndolo, no me hace falta nadie más - En el fondo somos todas unas románticas, y si te lo pidieses volvería - Por supuesto, pero no lo hará - No te pongas triste - No lo estoy - Mira tengo una muestra de mi perfume en el bolso, que sé que te gusta - Sí, a Javier también, gracias (me ruboricé otra vez, pero no se dio cuenta) Y LLEGARON LOS POSTRES… PEDRO No sé porque me arreglé de esa forma, no sé porque me puse mis mejores vaqueros con una blusa de gasa transparente negra, con una lazada en el cuello, con un sujetador de satén, que me realzaba el pecho, y unos zapatos con algo de tacón y piedras de color. Podía haberme puesto una camiseta de tirantes negras, para que no se insinuara nada, pero quise ir así, quería que viera que aún quedaba algo, de lo que fue suyo por un momento; por mí hubiera ido vestida de cuero, pero no quería llamar tanto la atención, me dijo que sería un acto informal, nada de altos vuelos, por eso usé esos pantalones, en vez de los de terciopelo. Como accesorio utilicé unos pendientes de azabache con un anillo a juego, no muy maquillada, como siempre, pero me pinté con la barra de labios nueva, en tonos burdeos, que hacía juego con el rojo de mi pelo. Creo que sin saberlo, algo estaba tramando mi intelecto… - Has venido, que bien, como me alegro - Lo estaba deseando - ¿Y Pablo? - Siente no venir, pero tiene trabajo, ¿y los demás? - Pues lo mismo, vendrán otro día, hoy les era imposible - ¡Qué pena! - No pasa nada, estoy rodeado de muchas personas, y algunas con contactos - Me alegro mucho por ti - Gracias, es mi exposición más importante. Ven, te enseño algunos cuadros - Que original este, ¿qué es? - Es un lunar ( se me abrieron los ojos) - ¿Te acuerdas? - Claro…, y cuéntame que hay de tu vida, porque siempre quedamos todos juntos, y no podemos ni charlar, creo que no lo hacemos desde la adolescencia - ¿Mi vida?, bueno he pasado por muchas etapas, algunas verdaderas y otras inventadas - ¿Si?, ¿Cuáles? - Bueno fui ladrona, puta, loca, enferma, alcohólica… - Para, para, ¿y ahora? - Me quiero hacer escritora, que después de tanto trauma es lo que pega - Siempre riéndote de todo - Mejor que llorar - ¿quieres una copa? - No sé, he traído el coche - Como quieras - Ponme un vino, es saludable y no me afectará mucho - No creo, también hay comida, y vas a estar un rato conmigo, que Pablo no te deja sola, ni para dormir la siesta - ¿Cómo sabes eso? - No lo sé, solo que yo haría lo mismo - Es el mejor momento para muchas cosas - Déjalo, que me voy a excitar - Qué tontería Pedro - No lo es - ¿No? - No - Quiero cambiar de tema - Como quieras - ¿Tienes novia nueva? - Que va, Victoria no me deja - Volverás con ella - No quiero, pero ya la conoces, como se le meta en la cabeza, usará a la niña, lo que le haga falta, para conseguir lo que desea - La mayoría somos así - Tú no - Bueno yo he tenido muchos probleams, no puedes meterme con la mayoría - No estás en la mayoría por muchas cosas, no solo por eso - Que adulador eres - Siempre lo he sido, pero no he tenido oportunidad - Quizás te venga bien una pareja estable, creo que te centrará - No quiero centrarme - Cumplirás años, y tendrás otras necesidades e incluso deseos, mejor con la madre de tu hija, que con un niñata que no sepa ni freír un huevo - Dejemos la conversación, no me gusta, me pongo malo de pensarlo - Como quieras - ¿Y a ti cómo te va con Pablo?, porque en las reuniones se os ve de maravilla, pero ya sabemos que no es todo lo que parece - Me va bien, es el mejor hombre que pude elegir como marido - Tú lo has dicho: como marido, pero hay más opciones en esta vida - No, no vayas por ahí - ¿Por qué no?, sé que te gusto, sé cómo me miras cuando estoy con alguna - Por favor, solo he venido para acompañarte, no para que me creas dudas - Con eso me basta - Por favor - La inauguración termina a las diez y media, luego vas a venir conmigo a mi casa - No, no lo haré… Sí lo hice, subimos las escaleras del ático desnudándonos, siempre lo había deseado, pero la vida te une o te separa, y a nosotros nos alejó, aunque en sueños lo sintiese amando. Pasé una velada inolvidable, no quise comparar nada, porque a veces las cosas no tienen comparación, son tan diferentes, que ni un mismo color las iguala. Pedro era irresponsable sentimentalmente, pero tan pasional, que perdonabas que nunca te fuese a llamar, aunque tuviera valor y tiempo para otras. Las personas eligen con quien estar, aunque lo justifiquen con excusas tontas. No reprochaba nada, solo os comento las cosas, además yo tenía a un marido, a quien no iba a dejar, ni siquiera sé porque lo hice, siempre había pensado que las relaciones sexuales iban unidas a las sentimentales, por lo menos al principio, pero algo estaba cambiando en mí, lo notaba en mi forma de vestir, de actuar, de pensar, sin tener un motivo, porque si mi marido me era infiel, yo no era consciente del daño ( como debe ser, aunque a algunos le de igual lo robado), así que no encontraba una justificación para mi transformación, quizás me estaba volviendo egoísta, y solo buscaba placer, sin pensar en las consecuencias, ni en que quizás fuera algo malo, porque Pablo saldría perjudicado, quizás fuesen las hormonas, quizás estaba cansada de un matrimonio perfecto, pero quien se cansa de eso, sería una estupidez, cuando hay hombres que te vuelven loca, simplemente por no ser lo esperado, quizás tantas cosas, pero ahí estaba yo, en la cama con Pedro, gozando, porque solo recuerdo eso, casi me desmayo, solo recuerdo placer, uno tan fuerte que me llevó más lejos de la habitación de donde estábamos, sin andar, sin mover un brazo, porque la vida me demostró, que no hace falta soñar, si conoces al indicado. Se quedó dormido, me vestí sin las bragas, se la dejé por si acaso, y me marché despacio, como si mi cuerpo levitara, como si fuese mi fantasma el que hubiera pecado, como si Marianela no hubiese sido esa mujer infiel, mentirosa y traidora, como si no hubiese pasado… - ¡Qué guapa! - Gracias - Al final me he pasado por la exposición, pero habían cerrado ( menos mal que me avisó). - Si sobre las diez y media - ¿Y dónde has estado? - Con Pedro y unos amigos, en un bar cerca de allí - Me tendrías que haber llamado - Haberlo hecho tú - Lo he hecho, pero no has contestado - Con el ruido no lo escuché, perdona - No importa, además estaba cansado - Entonces mejor, porque no sabes el jaleo que se montó, casi nos echan del bar (que mentirosa) - ¿Y qué tal? ¿Cómo está la exposición? - Bien, creo que son sus mejores cuadros (esperaba que no reconociera el lunar) - Me alegro, se merece todo lo bueno que le pase - Sí - ¿has cenado? - Tomé algo en el bar, ¿Y tú? - También, me hice un sándwich con la carne que sobró de al medio día - Genial, bueno me voy a duchar y a la cama, estoy agotada - Ahora subo yo ( no lo quería ni pensar) - Allí te espero - No tardo, no te duermas ( lo haría sin remordimientos) - Mamá (me dijo mi hija, mientras subía las escaleras) - ¿Que mi amor? - ¿Cuál es la ropa interior que llevas, porque no se nota nada? - Una de internet que busqué a propósito - Pues luego me dices la marca, porque esos vaqueros son muy finos y ceñidos, y parece que no llevas nada - Claro, luego te la apunto, o te la mando en un mensaje - Buenas noches mamá - Buenas noches cariño No quería ni pensar que mi marido hubiera escuchado la conversación, porque si algo tenía Pablo: era la inteligencia, no le costaría sacar conclusiones, que además serían ciertas. Subí a la habitación, me duché pensando en Pedro, me lavé bien, para que no quedase ningún rastro del perfume de sus pinturas, del aguarrás, de nada que lo identificara, porque dos más dos son cuatro, y sumar sabemos todos, aunque con la edad nos cueste trabajo, no por falta de conocimientos, sino porque no nos gustara el resultado. Subió pronto, aún estaba despierta, pero disimulé un sueño profundo, y por más que intentaba despertarme, yo me hacía la dormida, dejé las pastillas en la mesita de noche, para tener una excusa por la mañana, si es que no entendía porque no respondía a su insistencia. Todo fue inútil, todas las excusas para no tener sexo con él esa noche, no sirvieron de nada, porque cuando se dio por vencido de que no despertaría, me violó, creyéndose con derecho, porque era su especie de concubina. Lo hizo de forma más violenta de lo que solía ser, y fue cuando me di cuenta, de que aunque nunca me dijera nada, surgieron las dudas, y quiso demostrar, que también sabía cómo hacerlo, aunque no tuviera esa sexy aura de artista. - No había forma de despertarte anoche - Ya sabes que cuando tomo las pastillas, medio muero - Es verdad, no las vi - Estaban en la mesita de noche - Ya, ¿y por qué las tomaste, si estabas tan cansada? - Porque a veces cuando estás tan cansada, no coges el sueño - Es verdad, a mí también me pasa, y más si he tenido un día de estrés trabajando - Es que yo también estaba algo estresada, pero de tantas emociones - ¿si? - Si, conocí a muchas personas, vi a Pedro muy feliz, había mucho jaleo, a eso me refiero ( me quise morir, no sé porque usé esa expresión, qué mentirosa) - Claro, pensé mal por un momento - ¿Qué pensaste? - Que conociste a algún amigo de Pedro, y bueno las cosas pasan - En medio de un bar - A veces da igual el lugar - ¿Estás celoso? - No, confío en ti, sé lo que tenemos, pero por un segundo me ha venido eso a la cabeza, no sé porque - Que se te vaya, yo solo seré contigo una niña traviesa ( Le di un beso, y ahí casi muero otra vez) - Bueno me marcho a trabajar, ¿haces algo hoy en particular? - Tengo que escribir el relato mensual para la revista - Suerte (la necesitaba) No tienen ni idea de cómo me sentía, la culpa católica me invadió hasta los rincones más oscuros de mi cerebro, tanto que me daba miedo morir por ello. Saqué el ordenador, me inventé un nuevo relato, pueden imaginar el tema, porque ya saben en lo que me estaba transformando EL GATO FIEL Dormía, como siempre, bajo la ventana. La brisa del mar solo me rozaba al pasar por encima, antes de rodear la casa. Cada mañana amanecía aturdida y despeinada, como si hubiera hecho el amor con un animal salvaje, que por su belleza era capaz de consumir mi alma. Y entonces acaricié a mi fiel gato que, como siempre, a los pies de mi cama me esperaba, para lamer mi mano, cuando su cabeza yo la rozaba. Me sentía enamorada sin saber de quién, pues ni el más guapo de la clase me hacía temblar, ya que mi corazón por otro latía, aunque lo desconocía. Solo una cosa comprendía, por los rasguños bajo mi vientre, y era que él hacía que lo cruel que vivía, se convirtiera en cenizas, ya que todo lo derretía por su ira bonita. Esa noche era Luna Llena, cuando el lobo sale, las muchachas parecían alteradas, como si fuera a llegar un príncipe que las desposase, y yo solo pensaba que quería despertar como la noche pasada: llena y radiante. Oscureció, puse el despertador a media noche, y cerré los ojos sintiéndome deseada, a pesar de desconocer a dicho galante. Sonreí al gato que a mis pies descansaba, era callejero pero desde que llegué, cada anochecer, me protegía de los misterios de la noche, y cuando dije “hasta mañana”, una sombra con cuerpo parecido a un Centauro me puso las piernas arriba, en sus hombros, mientas sus ojos brillaban casi agonizantes. Caí sin apretar las piernas, para luchar contra el mal que tanto atrae, y con una sola mano me puso a cuatro patas, me penetró con su gran miembro viril, con movimientos del animal que su parte inferior dominaba, a la cabeza humana que veía delante, y ya mareada me dejé hacer, porque creí que era un ritual, tanto goce no era natural para una mujer, que casi el sexo desconoce. Después de verme débil me giró, y con su lengua ya usada, mis pechos mordió hasta que salió sangre, aunque no dolían, erectos aparecían como adorando al extraño amante. No sabía si era sufrimiento o pasión por lo que mi corazón latía, me sentí drogada, sin fuerzas ni para apagar ese sonido chirriante. Entonces vi esa Sombra a los pies de mi cama, donde estaba mi gato cada luna para aliviar el miedo que trae la noche. No podía gritar para echarle, me desmayé en la cama; y cuando el sol daba en la ventana, me incorporé desnuda y amada junto a mi gato, que ronroneo mirándome con los mismos ojos brillantes, delatando al amante que me hacía sentir mujer como jamás antes… ISIDRO No os lo he comentado, pero trabajaba para una revista femenina nueva, hacía relatos, por los que me pagaban muy bien. Pablo no quería que hiciera nada más, quería que me dedicara a él, a la casa y a Rosana, quizás para que no me estropeara, mi trabajo sería estar guapa, eso me insinuó, sin quedar muy mal, porque no le favorecería que pensasen que era un machista, y la verdad no me importaba, porque nunca había ganada tanto, como para decir que perdía una gran oportunidad, aunque a veces me repetía: “Mariela qué pasará si se cansa, si te deja”, porque tenía los conocimientos suficientes para dejarme en la miseria. No me detenía mucho en esa reflexión, para no asustarme, me tomé lo de Pedro como un desliz sin importancia, aunque a veces me doliera el pecho recordando su cama. Esa tarde tenía una reunión, me iban a comentar los temas en que se basarían los siguientes ejemplares, para ver si lograba hacer el relato con algo relacionado, y bueno también querían saber de mí, porque tele-trabajar está muy bien, pero el contacto personal hace que te diferencien de una nevera. En esta ocasión me vestí también algo informal, pero con clase, no tenía edad para ir echa una quinceañera. Me había comprado una falda de satén de color rosa y una camiseta blanca, con mangas de encaje, me puse mis pendientes de perlas con la gargantilla, porque eran pequeños, no daba sensación de que fuese a una fiesta, y para darle el toque juvenil, me puse unas zapatillas deportivas de mi hija, que no había estrenado, pero me haría la que no sabía nada. Quitando a la jefa, era la mayor de todos, y no quería que me viesen como una abuela. No tendría el mismo atuendo que ellos, pero tampoco me dirían Señora, ni siéntese usted más cerca, para que vea bien las letras. Me gusté, decidí que iba a dejar de usar tanto el zapato, para pasarme a las zapatillas, así quizás me quitara años. Estuvimos en la reunión aproximadamente una hora, y me quedó todo claro, cogí mis notas, e incluso se me ocurrieron algunas ideas. Ya en la puerta, algunos comentaron de ir a tomar un aperitivo a algún sitio cerca, entonces me acordé que unos de los bares de Isidro estaba por allí, y les indiqué, sin tener claro si quería irme a casa, porque desde lo de Pedro, solo quería tenerla radiante y ponerme guapa, para que Pablo estuviera contento, y no se enfadara. Al final me convencieron, ni Rosana ni Pablo iban a comer, solo cenábamos juntos, por el día, cada uno hacía sus obligaciones, o era lo que se decía. - ¿Qué haces por aquí? - He venido con algunas compañeras de trabajo - Con esas niñatas - Bueno tiene más de treinta - Ah, pues no lo parecen - Hoy en día es difícil saber la edad de cada uno, entre la ropa y los tratamientos de estética - Es verdad - ¿Qué vais a tomar? - Te lo he apuntado aquí, para que no te líes - Gracias, se lo digo a mi camarera - ¿Qué tal estáis los tres? - Bien, como siempre, nada en particular - ¿iréis a la fiesta de Javier? - ¿Por lo del ascenso? - Si - Claro, y ¿vosotros? - Por supuesto, Pablo no se pierde un acontecimiento social, ni aunque esté malo - Le gusta tener contactos - Ya, lo comprendo, pero a veces es agotador - Imagino, ¿y a ti qué te gusta? - Ya casi todo, antes era más exquisita, pero una vez cumplidos los cuarenta, casi todo me parece una maravilla - Jejeje - No te rías es verdad - ¿A qué hora te vas a casa? - Pues me tomo la tónica y me voy - Mi camarero viene dentro de media hora, tómate algo conmigo, que nunca hablamos, siempre está Pablo al lado - Es algo posesivo - Creo que te compra collares, porque se cree que eres su perrita - Que tontería, es porque le encanta verme con cosas en el cuello - ¿Tiene eso? - ¿El qué? - Nada, nada, olvídalo - Como quieras - ¿te la tomarás conmigo? - Si no nos vamos antes, me la tomo - Gracias, me hace mucho ilusión - ¿si? - Si - A veces creo que no me tragas - ¿Y eso? - Como Anna me tiene algo de rabia, pensaba que te la había contagiado - En cosas de mujeres no me meto, ni dejo yo que me comenten - Hay muchas formas de incitar desprecio, sin que lo notes - No es el caso, Anna no es mala, solo que es algo envidiosa, y le da por chinchar, pero no es algo especial hacia ti, ni hacia nadie, no tiene esa maldad - Pues menos mal, porque creía que sí, y no me atrevía ni a mirarte - Sigue así, porque tiene su carácter, aunque sepa cómo soy - Lo ves como hacía bien - Estás guapísima - Gracias, nunca me habías dicho nada - Ya no me da miedo tu belleza, casi nada me asusta, viví lo suficiente para temer al deseo… Mis compañeras se fueron, y decidí irme con Isidro a su despacho, donde había un sofá en el que nos sentamos. Tomamos un Martini, fresco, amargo y a la vez dulce, que nos llevó a una conversación amena, haciéndonos olvidar de hasta quienes eran los que solían sentarse a nuestro lado en la mesa. Entonces me empezó a tocar el pelo, y sentí dolor en la entrepierna, no lo quería ni pensar, un desliz sería perdonable, pero dos, me iba a matar. Me besó, y se apartó, sonriendo. No comprendía porque lo había hecho, pero me gustó, sin casi proponérselo. Cogió mi copa y la puso en la mesa, la separó de donde estábamos, suavemente me tumbó y pueden imaginar lo que surgió de puertas para adentro, fue algo más que sexo, hubo complicidad, supongo que eso pasa cuando te conoces desde hacía tiempo. Me dejé hacer, casi no participaba, por vergüenza, más que nada, porque disfrutaba, pero a la vez me sentía como que casi pecaba, hasta que llegué al orgasmo, entonces se me quitó el miedo. Cuando terminamos, no hablamos mucho, solo nos mirábamos y sonreíamos, diciéndonos que por fin lo habíamos hecho, porque dejamos atrás el deseo, para convertirlo en un recuerdo. El roce hace el cariño, y llevábamos años viéndonos. No pensé en Pablo, no sé lo que me pasaba, pero lo había apartado, lo estaba alejando de mi vida, sin saber el motivo, porque si alguien me había dado algo en la vida, era él, no solo un vestidor y posición social, sino un amor incondicional, porque empezó conmigo, cuando no tenía ni un nombre verdadero, pero en la vida pasan cosas, sin saber por qué, ni siquiera sin saberlo. Quizás no me importaba porque me sentía más viva que con 18, quizás porque pensé que ya no despertaría ningún deseo, y la vida me demostró, que a pesar de los años, la atracción no desaparece, si sabes con quién avivar lo casi muerto. Me vestí mirándolo, mientras Isidro seguía sonriendo, por el momento no me arrepentía, no sé lo que pasaría cuando viera a Pablo, y le tuviera que dar un beso. Pensé en Pedro, quizás le molestase, pero luego creí que no le importaría, porque seguro que cualquiera de sus amigas le haría olvidar lo nuestro, si es que quedaba algo, después de haberse bebido hasta los entrañas de mi cuerpo. ¿Marianela en qué te estás convirtiendo?, pero no sé, me daba igual, no tenía ni remordimientos, quizás fuese la edad, quizás siempre fui así, pero fingí ser una señora de clase alta, porque era lo que a mi marido se le exigía, si quería progresar en ese círculo tan selecto, pero en el fondo era una fierecilla sin domar, que salió de dentro. Decidí que cuando marchase, todo se quedaría en esas cuatro paredes, como si no hubiéramos tenido un buen sexo, como si hubiera visitado las Vegas, como si la Puta de Marianela dejase esa versión fuera de su matrimonio perfecto. Solo me sentía mal, cuando me acordaba de Rosana, porque si se enteraba que tenía algo con los padres de sus amigas, no lo soportaría, eso fue lo único que me hizo que las piernas se me doblaran, lo que me provocó remordimientos, pero yo no iba a decir nada, ni creo que Isidro lo insinuara con amigotes en una fiesta de ellos, sabía que podía confiar en ellos, que no le dirían nada a Pablo, ni a nadie, sería algo nuestro, porque hay muchos tipos de hombres, y ellos eran honestos, quizás traviesos, pero con la suficiente clase, para no tener que presumir del sexo. - Mamá te he estado llamando toda la mañana - Sabes que no estoy muy atenta al móvil - Deberías, me podía pasar cualquier cosa - No me digas eso - Lo digo para que lo mires más o lo pongas más alto - De acuerdo - ¿Qué querías? - Decirte que papá y yo íbamos a comer al restaurante que te gusta, por si querías venir - ¿tu padre lo sabe? - Claro fue idea suya - ¿Y qué ha dicho cuando no he contestado? - Que estarías en la revista ocupada - Menos mal - ¿Menos mal? - Ya sabes cómo es, a veces se enfada por nada - No es cierto, mi padre tiene un carácter estupendo - Rosana los hombres con las esposas no son iguales que con las hijas - Vivo con los dos, no me vas a convencer de lo que no es cierto - Ni trato cariño, solo comento. Voy a ducharme, que he pasado calor escribiendo No pueden ni imaginar lo que se me pasó por la cabeza. Creí que lo sabía, creí que sabía que estaba teniendo aventuras, simplemente por deseo, no por sentimientos. ¿Me iba a matar?, se me ocurrieron miles de cosas, porque una vez que actúas mal, sabes que en cualquier momento pueden asesinarte por ello, simplemente porque hay muchas personas que se creen con derecho. Hay tantos tipos de caracteres en la vida, que es un error pensar que todos se parecen al nuestro: hay quien por amor mata y hay quien por amor te eleva a los cielos. Pablo sería capaz de las dos cosas, lo conocía, me amaba, pero no soportaría la vergüenza de haber sido traicionado por su mujer con sus amigos, la verdad creo que eso no lo soportaría nadie. El dolor que se siente, solo lo puede aliviar el tiempo, si es que lo tienes, nada ni nadie puede consolarlo, porque sale desde el corazón, lo más sagrado que tenemos, a mí me dolía desde hacía tiempo, no por Pablo, no por Pedro, ni por Isidro, sino porque me estaba perdiendo, estaba dejando de ser quien siempre fui, para convertirme en una esclava del deseo, uno que me daba placer, pero también podría quitarme no solo el dinero y la posición social, uno que haría que me abandonase, que dejara de brillar, que mi alma se ensuciase, pero solo quería gozar y ellos sabían cómo hacerlo, eso se nota en el andar, se nota en la mirada, se nota cuando te tocan, aunque fuese solo un roce pequeño, o por lo menos es lo que me decía mi imaginación y mi intelecto, quien me convencía diciéndome: déjate ir, ya sufriste demasiado, sin ni siquiera haber provocado tú los desencuentros. La vida no es solo apariencia, a veces la pasión es más fuerte que las reglas que otros dieron, porque lo que está mal para ti, para otros carece de importancia, así que no tengan miedo, no dañen, pero no repriman sus deseos, aunque sea a escondidas, aunque nadie sepa de ellos, solo hay una vida, disfrútala antes de pisar el firmamento. Las lágrimas se limpian, y queda el recuerdo, uno que ni la más fuerte de las drogas pudo borrar, aunque mucho tiempo estuviera en silencio. - ¿Qué has hecho hoy? - Puedes imaginarlo, en la revista, viendo muchas cosas, no solo escribo el relato, también doy ideas para desarrollar, todas hacemos un poco de todo - Eso está muy bien - Sí, estoy contenta - Si, se te nota lo contenta que estás desde hace un tiempo - ¿Te refieres a algo en concreto? - No, para nada, solo que sonríes más, incluso se te va el santo al cielo - Bueno sabes que siempre fui muy soñadora - Soñar no es malo, lo malo es hace cualquier barbaridad por conseguir un sueño - No he hecho nada de eso - Solo estoy conversando - Ven, dame un beso, mi dulce secreto - No me llames así hoy - ¿pero por qué?, ¿Qué pasa? - No pasa nada, solo que no es un buen día para mí - Te hago algo especial para cenar - No, ya la he hecho yo, una ensalada de aguacate con todo lo que vi en la nevera - Genial, me encanta, tomaremos algo rico de postre - Sí, traje tiramisú del restaurante - Como me cuidas, no podría vivir sin ti - Lo sé, aunque se te olvide muchas veces - No se me olvida - Ven, dame el beso… Bueno pueden imaginar mi miedo, si no lo sabía, estaba empezando a sospechar, así que más vale que no metiera más la pata, porque no quería perderlo, sabía que ninguno me trataría como él, ni por asomo, aunque quizás gimiera más de puertas para adentro. Había medio crecido con él, teníamos una casa estupenda, una hija, una vida plena, no sé porque me estaba confundiendo tanto, porque una vez es un error, pero más es, bueno pueden ser muchas cosas, pero no algo sin quererlo. Pasamos una velada agradable, Rosana no paró de contar cosas de la escuela, de la ilusión que tenía por apuntarse a la academia de arte, porque le gustaba pintar como a Pedro. Casi se me cae el alma cuando lo nombró, no quise ni mirar a mi marido, vaya que me leyera la mente, y me llevase por el camino de la perdición. Pablo quiso recoger la cocina, dijo que no estaba muy cansado, y que se veía con fuerzas, le dejé, no me parecía bien que ese día hasta me hubiera hecho la cena, pero qué le iba a decir: “déjame mimarte, que te he puesto los cuernos con uno de tus amigos”. Busqué en la televisión una película para ver en familia, pero Rosana dijo que ella se iba a su cuarto, y que vería su serie en la Tablet. No quería quedarme a solas con Pablo, no sé si ese miedo se me quitaría, porque algo de mí me decía que lo sabía, no sé cómo, pero lo sabía, porque estaba demasiado atento, y muchas veces antes de morir sientes bienestar, e incluso algunos asesinos te miman como consuelo de lo que tenían pensado hacerte, antes de verte morir también por deseo. No sé porque inventaron esa palabra, no sé porque dejaron que el ser humano conociera su significado, porque podía darte placer, podía hacerte sentir más que lo que eras, pero también podía quitarte la autoestima e incluso lo que construiste durante mucho tiempo, todo tu sacrificio podía irse al garete, simplemente porque una noche no te reprimieses. Miedo me daba pensarlo, pero otra parte de mí estaba tan satisfecha, tan plena, que quien dijo miedo, si había que empezar de cero, pues se hacía, aún tenía fuerzas, aún sentía EL TEMIDO DESEO…. JAVIER - ¿Qué te vas a poner esta noche? - Los pantalones de raso, con el chaleco a juego - ¿El que te compraste el otro día? - Si ese - ¿Querías estrenar algo? - No, es que hacía que no me compraba nada, y como están de moda tanto los chalecos, ya me compré el conjunto, para algunas de tus cenas - Y te lo pones hoy - Lo primero que ha surgido, pero si no te parece bien, me pongo otra cosa - Es verdad que tienes mucha ropa, gracias a mi sueldo - ¿Qué te pasa? - Perdona, no sé por qué, pero he sentido celos. Te veo más guapa que nunca, y la verdad, me da miedo, no encuentro sentido a mi vida sin ti, aunque pudiera comprar a la que quisiera con mi dinero - Amor, no me vas a perder, soy feliz contigo - ¿Segura? - Segura - Ojalá sea cierto - Me voy a poner el camafeo de mi abuela, que tiene la cinta de raso negra, y va de maravilla, ¿te parece bien? - ¿Algún pendiente? - No , solo eso, ninguna joya más, creo que sería un exceso - Te lo pongo - Gracias, el lazo quedará mejor - A esta altura o a esta otra ( y apretó con ganas la cinta en el cuello) - Me haces daño Pablo - Perdona, fue sin querer, es porque te quiero tanto, que no controlo las fuerzas - No pasa nada, que cuelgue un poco, pero que quede como gargantilla - Así está bien creo - Perfecto - No te perfumes demasiado - Por favor Pablo, que tenemos cuarenta años, no se van a derretir al verme - Quizás más que eso - Está bien, solo usaré desodorante, ¿te parece bien? - Mejor - Que tonto te estás volviendo con los años - Solo es porque te quiero Dios mío, no quería pensarlo, pero lo tenía claro, sabía que estaba mintiéndole, solo rezaba para que no supiera con quien, porque no tenía mucha importancia, fueron momentos pasionales, quizás algún sentimiento más con Pedro por el pasado, pero eran relaciones fugaces, ninguno iba a cambiar su vida por mí, ni mucho menos yo iba a romper mi matrimonio, quería a Pablo, no lo iba a dejar en manos de una desconocida, que no supiese tratarlo ni mimarlo, aunque le planchase mejor las camisas. Solo había sido débil, ante situaciones que te pone la vida. Reconozco que me gustó, pero no pensaba repetir, esperaba que dentro de un año, ni nos acordáramos de lo que hubiera ocurrido, que Pedro siguiera con sus amigas, aunque Victoria estuviera en casa para echarle una regañina, que Isidro continuara con su matrimonio liberal, pero lleno de confianza y de amor, aunque fuera por la compañía. Y que yo amara cada noche a mi marido, haciéndole ver que no fui un error en su vida, sino un acierto, uno que le hacía la vida más bonita. - ¡Qué guapa Mariela! - Gracias - Porque no dejáis a mi mujer tranquila, que tenéis a vuestras parejas - Que tonto Pablo, solo es un cumplido - Pasad - Gracias - Cuanta gente - Los de mi trabajo y los de siempre, pero la casa no es muy grande - ¿te mudarás? - No, me gusta el barrio y estoy cómodo en ella, además mi hijs tiene a sus amigas cerca, y no la separaría, cuando eres niña, todo es un trauma - Es verdad - En esa mesa hay cosas para comer, y mi compañero de trabajo ha improvisado una barra, y os pondrá la copa que queráis - Gracias - He comprado la cerveza que te gusta Pablo - Gracias, tomaré una - Pasadlo bien - Lo intentaremos - ¿Y Claudia? - No viene, es cierto que mantenemos más que el contacto por Laura, pero a solas y con vosotros a veces, en ningún sitio más - Claro - La quiero, pero no es ya mi mujer, ni novia, es la madre de mi hija, mi ex, pero con una buena comunicación - Se lo que quieres decir - ¿Y ha venido Victoria y Anna? - Sí, por la terraza andan - Es un ático más grande que el de Pedro - Sí, yo tenía familia cuando lo compré, Pedro buscaba algo para él solo - Los dos están muy bien - Sí, la verdad que lo que necesitaba era un sitio donde poder tomar el sol y estirar las piernas los fines de semana, sin tener que salir de casa. El trabajo a veces me consume tanto, que no me deja fuerzas ni tiempo para nada - Hiciste muy bien - Las casas individuales te dan más intimidad, pero te ocupan mucho tiempo y gastos, porque hay que mantenerlas, prefería algo que fácilmente me pudiera ocupar de él. Ya sabes que si el jardín, que si las escaleras, quería algo más práctico, pero donde no me sintiera tan encerrado como en la oficina - Nosotros estamos contentos con la casa, pero quizás cuando cumplamos años y Rosana se vaya, optemos también por uno - Lo único malo es que tienes que acondicionarlo, porque a veces las temperaturas son algo extremas, como es el último piso el calor y el frío se notan más que en otros más resguardados - Imagino - ¿Al final Pedro ha vuelto con Victoria? - No, pero ella lo está intentando, va donde él vaya, lo despierta por la mañana, porque tiene las llaves, dice que para llevarle la comida, le deja la niña más tiempo y se le hace tarde, para dormir juntos los tres, ya sabes trucos de mujeres, cuando quieren conseguir a un hombre - Al final vuelven - Seguro que sí, Pedro va cumpliendo años, y le apetecerán otras cosas, aunque no vaya a cambiar su forma de ser - Lo normal - ¿y tú? - No, yo no soy como Pedro, además por mi trabajo necesito mucho intimidad, y no podría con un matrimonio, por lo menos por ahora, ya la vida te va diciendo - Si, ya se verá - Bueno venga divertiros - Gracias, toma te hemos traído un regalo - No teníais que hacerlo, a ver - Creo que te gustará - Vaya un sujeta libros con la cara de Don Quijote, me gusta, gracias - No sé si lees mucho - No tengo tiempo, pero en las vacaciones siempre compro alguno, me viene bien para esa estantería donde tengo algunos - Hay una frase grabada, con esta luz no la ves, pero mañana le echas un ojo, ahora mismo, con la lupa y la linterna del móvil - No creo que se vea, está en el mismo color - Te la digo yo (dijo Pablo): “Por la LIBERTAD, así como por la HONRA, se puede y se debe aventurar la vida”… - No lo digas enfadado - No lo estoy, me ha salido en ese tono - El trabajo condiciona mucho, lo sé por experiencia Pasamos una velada increíble, con Pedro y con Isidro intenté no cruzar ni una mirada, ni nos saludamos, para que nadie sospechara, me dolía el corazón pensar en lo que había hecho, pero por otra parte me excitaba. Pablo conoció a muchas persona y consiguió lo que quería: sus teléfonos para alguna necesidad, si no hubiera sido abogado, debería haber sido relaciones públicas. Anna fue tan simpática conmigo, tanto que me pareció hasta extraño, pensé que Isidro le había comentado algo, y estaba cambiando su comportamiento conmigo o algo peor, que se hubiese enterado de la aventura, y estuviese tramando cualquier barbaridad, mientras disimulaba una amistad falsa. Es lo malo de actuar como no se debe, ya te entran las dudas de todo, temes consecuencias e incluso represalias, pero bueno una parte de mi era ingenua y positiva, y pensaba que dentro de poco sería agua pasada. La fiesta se alargaba, y Javier dijo que por favor bajáramos el volumen de la voz y de la música, para no molestar a los vecinos, y como éramos adultos así se hizo. Anna y yo pasamos prácticamente toda la noche juntas, Victoria no se separaba de Pedro, y las dos nos reíamos, porque nos dábamos cuenta que la persuasión de una mujer es más fuerte que cualquier arma. Entonces Pablo se me acercó por atrás, me dijo que se tenía que ir por una urgencia, le había llamado un cliente desde la comisaría, y tenía que ir rápido, era alguien importante, no podía demorarlo. Javier que estaba delante, me dijo que no se preocupase, que él mismo me llevaba a casa, Pablo prefería un taxi, pero no le convenció, tenía que comprar unas cosas en la gasolinera, que se le habían olvidado para el fin de semana, y ya me acercaba, no estábamos cerca, pero no tan lejos, como para que fuera un inconveniente. Pablo negaba con la cabeza, pero lo aceptó, si se fiaba de alguno, era de él, quizás porque por su trabajo no podía meter la pata, porque todo cuenta, todo suma y todo resta. Y seguí con Anna, hablando con otras mujeres, quienes parecían encantadas con la velada, creo que salían poco de casa, y siempre gusta arreglarte para alguna ocasión especial, relacionarte, llegar un día tarde, olvidándote de las obligaciones, que tanto cansan, ya saben en los pequeños placeres de la vida, está la felicidad sana. - ¿Queréis que os eche las cartas, ahora que se ha ido casi todo el mundo? - ¿sabes? - Mi abuela era gitana, y algo me enseñó - Podríamos aprender nosotras - Eso no se consigue en una hora, pero comentaros que El Oro tiene que ver con los temas económicos y materiales, Las Copas con los temas sentimentales, Las Espadas con la salud y los malos augurios, y Los Bastos con los temas laborales - Que interesante, le voy a pedir a Javier unas cartas - Quizás no tenga - Los hombres por lo general tienen una baraja, les gusta el juego en todos los sentidos - Es verdad - Aquí están - ¿A quién se las echo primero? - A mí que soy tu amiga, dijo Anna - Pues baraja y corta por el sitio que quieras - Ya está - Como no tenemos mucho tiempo, porque la fiesta se está acabando, voy a hacer tiradas de preguntas. Dime, ¿qué quieres saber? - Si Isidro y yo envejeceremos juntos - Bueno aquí sale un ocho de copas, la sota de oros y el cuatro de bastos - ¿Y eso qué quiere decir? - Pues si recuerdo bien, habla de estabilidad en el amor, incluso de algún viaje para afianzarla - ¿Si? - Si - Pues que gracia, Isidro y yo vamos a irnos de vacaciones a Madeira una semana, porque quiere descansar del trabajo, y ese tiempo si se atreve a dejarlo en manos del encargado, más de eso, ni pensarlo - Me alegro, espero que lo paséis bien - Lo necesitamos, porque con tanta libertad nos estamos separando - No me digas, no sé, lo noto muy raro desde hace diez días, como si hubiera conocido a alguien (se me cambió la cara) - Bueno lo importante es que quiere irse contigo de vacaciones - Espero que no sea una despedida - Te quiere - Sí, pero a veces no es suficiente - No, no lo es - Dos preguntas cada una - ¿conozco a la mujer que ha conocido? ( me quise morir) - A ver, aquí leo que no es nadie en especial, no veo un gran amor ni nada - Sale el dos de espadas, y has dicho que no es un buen augurio - Pero las cartas no se miran individualmente, se leen en conjunto - Ah pues mejor, ¿entonces no me tengo que preocupar? - Leo pequeños encuentros, pero ninguno de relevancia - Eso de la pareja abierta lo vamos a dejar, me está dando mala espina, porque a mí cada día me apetece menos conocer a otros hombres, y a él cada vez quiere estar con más - Es lo que pasa con la libertad, hay que saberla controlar - Ha sido un error, antes creía que si no le impedía nada, volvería a casa, porque sabía que me iba a ser infiel de todas formas - A veces es mejor no saber nada - Sí, no hay que ponérselo fácil al enemigo - Exacto - Perdonad chicas pero tengo que ir recogiendo, es demasiado tarde - Es verdad son más de las tres, se nos pasó el tiempo rápido, muchas gracias por la velada Javier - Muchas gracias por venir - En otra ocasión os la leo a las demás - Podemos organizar una merienda, y nos las echas - Claro, cuando queráis - Pues ya hablamos, hacemos un grupo por el móvil - Buena idea - En el lío en el que me estaba metiendo otra vez. Poco a poco nos despedimos todos, me lo pasé genial, ni me acordé de lo guarra que había sido, todo pasa, hasta lo malo, ya os lo he dicho, y quien se iba a acordar de lo que nunca fue visto. Pablo me llamó diciendo que llegaría tarde a casa, porque el tema era bastante delicado, y tenía que hacer todo lo posible esa misma noche. No me importaba, porque quería que estuviera ocupado, para que no pensara mucho, para que no se le despertara la rabia, esa que todo el mundo tiene, pero muchos la controlamos, porque los buenos sentimientos ganan. - ¿Cómo te lo has pasado? - Genial, me ha encantado venir - ¿no sabía que echaras las cartas? - No lo hago - Por favor Marianela jejeja - No sé porque me ha dado por ahí, nos callamos durante un rato y se me ocurrió, creí que te gustaría que las mujeres de tus jefes se entretuvieran, además a veces hay que darles un poco de ESPERANZA a las personas, para que vuelvan a creer en lo que necesiten, incluso en ellas mismas - Sí, pero las mentiras tienen las patas muy cortas, y habéis quedado - Tendré diez días para aprender - Eres única - Que va, pero últimamente me está saliendo una personalidad que desconocía - Lo sé - ¿si? - Ven - No Javier, no me abraces - Sé que no voy a ser el único - ¿Te lo han comentado? - No, pero por mi trabajo lo sé todo de ti, quizás más que tú - Bueno pero no quiero equivocarme más - Lo mío no será una equivocación - No Javier de verdad - Marianela, te soy sincero, me han encontrado un quiste, y la verdad no quiero privarme de amarte, aunque sea un momento, porque sé que quizás no habrá más oportunidades - Me estás chantajeando emocionalmente - Ven, no me prives de ello - Javier va a ser el error de tu vida - No lo creo… Lo hicimos, y Javier sí se arrepintió, como me había imaginado. Nada más acabar, se levantó en silencio y se puso las manos en la cabeza, quizás le decepcioné o quizás algo había pasado, sin darnos cuenta. Volví a cometer el mismo error, y ya iban tres, que justificación iba a poner, si Pablo se enteraba. No sé porque lo hice, no lo sé, quizás una vez que abres la veda, como que ya no miras consecuencias, no puedo explicar el motivo porque le hacía daño a mi marido, tampoco el comportamiento de ellos, se querían, no puedo explicar lo que pasaba, pero había sucedido. Cerré los ojos, y pensé que sea lo que Dios quiera. Me levanté medio desnuda, y me fui de la casa, anduve un poco, y más adelante llamé a un taxi. Me dije a mí misma, que no me volvería a quedar sola con ningún hombre, mientras Pablo existiera. Me moriría si me dejase, no lo quería ni pensar, no podría vivir sin que me protegiera, sin que me amara, sin saber que siempre estaría cerca. Jamás se lo contaría, quizás sospechase, pero no le diría nunca nada, aunque intentara convencerme de que se lo dijera, solo traería desgracias. Lo negaría, aunque hubiera fotos, jamás saldría una afirmación de mi boca, ni una explicación, quien las quiere cuando el daño está cerca, además no había una buena justificación para lo que había hecho, solo que me estaba acostando con quien me apetecía, sin importarme las consecuencias. Me habían hablado mucho de la pasión, pero nunca me advirtieron de lo que se pierde, si es que no la usas con la cabeza. Tenía buen sexo con Pablo, todo en él era bueno, pero mi cuerpo empezó a pedir guerra, esa fue la única explicación que puedo dar, por ser una puta o una ramera. Le dije la dirección al taxista, y cuando pasé por la casa de Javier, lo vi en la terraza, que error Marianela… Cuando llegué a casa mi marido aún no había llegado, menos mal, porque estaba bastante alterada, sabía que de esta no me iba a librar. Me duché, miré el móvil y había varios mensajes - Pedro: te fuiste sin decirme ni adiós, no me he enfadado porque para mí significa que no fue una despedida… - Isidro: podría decirte muchas cosas, pero solo te digo que ojalá te vuelvas a pasar por el bar - Javier: Lo siento… Los borré todos, y no contesté a ninguno. Esto tenía que acabar, pero en qué clase de lío me estaba metiendo. No estaba en la vida sola, como para hacer lo que me diera la gana, tenía responsabilidades, y no solo sentimentales, incluso laborales, que dirían en el trabajo, qué pensarían mis padres, y lo peor qué pensaría mi hija, mientras lloraba a escondidas, porque quizás pecaba pero no había maldad en mi corazón, solo que había perdido algo más que la vergüenza. Me miré al espejo, y vi un moratón, como iba a explicar eso a Pablo, eran demasiadas coincidencias, mi marido era inteligente, no sé porque estaba jugando robarle los sentimientos, cuando era más que Hércules Poirot, en alguna de sus películas. - ¿Estás despierta? - Claro, te estaba esperando - No sabes el jaleo - ¿Si? - Te acuerdas de un abogado importante, a quien siempre llamaba para pedirle consejos cuando empezaba - Sí, creo que se llamaba Rodrigo, ¿no? - Pues lo han encerrado por blanqueo de dinero - Madre mía, ya no te puedes fiar de nadie ( hipócrita) - Me ha pedido que le lleve el caso - ¿y lo harás? - Sí, me ocupará mucho tiempo, pero lo voy a intentar - Puedes con eso y con más - Será el caso más importante de mi carrera - Me alegro mucho por ti, ojalá ganes - Está bastante complicado, porque es culpable, pero me ha dicho que se conforma con que le consiga la pena menor, con eso le vale - Pues ya es algo, con eso si puedes - Si, creo que sí, además no es lo mismo trabajar por intentar algo casi imposibles, que buscar un objetivo accesible - Me alegro mucho - ¿qué tal fue la noche? - Bien, lo malo que tengo que aprender a echar las cartas en diez días - ¿Y eso? - Mañana te cuento, ahora vamos a descansar… No pude dormir, los remordimientos me mataban por dentro, pero no os quiero cansar con eso, ya sabéis cómo me siento, os hablaré de lo que hice para no morir de pena, por todo lo malo que había hecho, teniendo conciencia; porque si la tienes, debes ser cauteloso con los movimientos, quien no la tiene, tendrá la libertad para que el demonio les lleve al infierno, y disfrutar de las compañías que ellos les ofrecieron, pero si no es tu forma de ser, evita no caer en el agujero. Os comento: por el día intentaba estar ocupada, sin estresarme para no enfermar, porque no quería más problemas. Intenté recuperar la relación con mi marido, teniendo conversaciones, mimándolo, haciéndole ver que merecía la pena, aunque muchos no lo vieran, intenté volverlo a enamorar, aunque no quisiera, aunque su cerebro le dijera que su mujer era una ramera, lo que no saben algunos es que esas también aman y sueñan, pero una cosa lleva a la otra, y de los errores la vida está llena, ojalá estuviese a tiempo de no perderme del todo, de remediar lo que no sola yo rompí en esta tierra, porque era mucho más que el sexo, lo que en mi cuerpo reina, sabía amar con las palabras, aunque algunos no supieran leer algunas letras, sabía llevarte al paraíso, sin que tu corazón dejase de latir, sin que tu cuerpo se marchara de la existencia. Sabía hacer muchas cosas, y creo que por eso me eligió, porqué las supo ver, mientras otros me echaban tierra, perdí mucho por el camino, pero encontré algo difícil de encontrar: la eternidad, esa por la que algunos matan, así que le dije adiós a mis errores, e incluso les dije gracias, yo hacía tiempo que me perdoné, que me amaba. La vida no siempre es justa, pero ante o después te muestra quien será tu cobijo, y no suele estar en quienes te lanzaron ladrillos, cuando te costaba caminar, cuando ni la vida te importaba, así que no me den lecciones, yo aprendí andando sobre las piedras, sin una mano a la que cogerme, cuando a otras las subieron en cochecitos, para que no se le estropearan las piernas - Marianela - ¿Quién es? - Soy Pepe - ¿Cómo estás? - Bien, ¿y tú? - Bien también, una vida monótona, ya sabes lo que pasa con la edad - ¿Segura? - Claro - Te vi salir el otro día de la casa de mi hermano, medio desnuda ( nada que no lo podía olvidar) - Te confundirías - He hablado con mi hermano - No sé qué decir - Tienes una aventura con mi hermano, ¿y no estuviste nada conmigo de joven? - Las cosas pasan sin pensarlo, sin premeditarlo. No nos hemos llamado para quedar, simplemente surgió - Sé que no ha sido el único - Que cabrón tu hermano, tirándome por los suelos - O lo hacía, o allí mismo lo mataba - No sé qué decirte - ¿Pero en qué te estás convirtiendo? - No lo sé - Voy a ir, y te voy a dar dos tortas, si es que no lo hace tu marido - Tu hermano me dijo que tenía un quiste, y no quería quedarse con las ganas. Si él habla más de la cuenta, lo hago yo también - ¿te dijo eso? - Si - Será cabrón, es un quiste sebáceo - ¿si? - Claro, por eso fui a su casa a esas horas, para quitárselo, sabía que estaba despierto por la fiesta, y preferí ir en ese momento, cuando salí del hospital, no tengo mucho tiempo libre. ¡Qué cabrón! - No te lo puede explicar, no tengo justificación - No, no la tienes. Marianela tu marido es un buen hombre y te quiere, ¿no conoces a los tres?, son tres sinvergüenzas, buenos, divertidos, pero sin muchos principios. Vas a perder un buen matrimonio, por aventuras sin sentido, que además matarán de pena a Pablo - No sigas hablando por favor, no sé lo que ha pasado - Te vas a ir de vacaciones con tu marido, os vais a salir del grupo de amigos, y vas a hacer tu vida solo con él, como si no hubiera pasado nada - No puedo hacerle eso, les quiere, les conoce desde niños - Creo que vas a tener que elegir, porque se va a dar cuenta, porque Mariela si os ha gustado, habrás más ocasiones - No, las evitaré, seré yo la que me aparte, pero que Pablo continúe igual, no le voy a hacer eso, pondré excusas para no ir a las reuniones, además cada vez son menos, seré yo la que me aparte, a él no le quito nada, bastante tiene con lo que ha pasado - Se dará cuenta - No - Lo hará, es inteligente - Lo negaremos - Si se da cuenta, y no te mata, solo se separa, te vienes a vivir cerca de mí, ya intentaré que te perdone, le echaré la culpa a los tres - No ha sido culpa de ellos, yo quería también - Pero ¿por qué? - No lo sé, no lo sé - Es que ni te reconozco - Ni lo hago yo - Déjalo estar, sigue tu vida y a ver si se pasa - A ver - Pero si no se pasa yo también quiero - Pepe - Que es broma tonta, que era para que sonrieras - Hace tiempo que no lo hago, desde que empezó todo - Déjalo estar - Lo estoy intentando LOS POSTRES Cuando salí del baño, pensé porque no le hice caso a mi instinto, quien me había dicho que no fuera a ninguna reunión más, pero quería despedirme, y creí que mi cumpleaños sería una fecha bonita. Mientras pensaba en todo, me paré un poco a mirar la ruleta, jugué en mi interior, opté por el rojo, y salió el negro. ¡Mala suerte!, me dije, aunque por el momento todo había ido más o menos bien. Pablo parecía enfadado, pero esperaba que poco a poco se olvidase. La vida está llena de imperfecciones, más en el comportamiento, muchas veces por crisis, por sugestión, por incitación, por tantas cosas, pero a quien le vale eso, solo te sirve a ti, para convencerte que no eras aquello por lo que sufres tantos desprecios. Soñaron las máquinas tragaperras, y me asusté, alguien ganó, porque siempre hay alguien que gana y otras pierden, ojalá no fuese de las que se quedan sin lo que más quiere, por errores que no eran parte de su corazón ni de su verdadera mente. Me senté junto a Pablo, acerqué la silla, quería que me oliese, a él le encantaba mi olor, por eso sufría si alguno comentaba sobre el perfume, aunque a veces no todo depende del frasco, a veces hueles lo que eres. Pablo me apartó, malo, mientras los demás se asustaron al ver esa reacción, ahí fue cuando temí perderle, supongo que los demás también, porque ya dije que no cambiarían sus vidas por mí, los hombres suelen ser caprichosos, bueno también las mujeres, y una vez que obtienen lo que desearon, se va el deseo, ese que quizás me destruyese. Miré a mis amantes, tenían la cara descompuesta, no querían pensar que todo cambiaría entre las parejas, habíamos sido muy felices, y el sexo fue bueno, pero es el amor lo que permanece, y nos amábamos todos, a pesar de las traiciones, y daba pena pensar que todo muriese por no controlar los impulsos. El ventilador del techo, empezó a funcionar, y recordé lo que hacía de joven, me imagina que su ruido eran las olas del mar, para aliviar el calor que da no poder limpiar la suciedad, que tanto humilla. Miré a Pablo asustada, porque lo veía sudar, mientras Pablo observaba a Pedro, a Isidro y a Javier, con ojos de asesino. Trajeron los postres para compartir, todos de chocolate, ellos cedieron, porque solo tomarían café, mientras nosotras no dudamos en perseguirlos, y todo sucedió rápido: Pablo sacó un revólver de su chaqueta, me disparó y luego se quitó la vida, como si no le costase perderla. El ruido fue espantoso, se quedó para siempre en mi cabeza, el ventilador empezó a marchar más rápido, pero los demás se quedaron inmóviles ante tanta vileza. No sé si fue mi vestido de animal-print lo que me hizo luchar, pero salí con vida de esa, mientas mi marido murió, le quité la vida amándolo, sabiendo que mi existencia sin él, carecería de belleza. Perdí el conocimiento, la honra y la vergüenza, porque aunque sobreviví, había muerto en vida, por las travesuras de una mujer torpe, a pesar de su experiencia. Desde ese momento dejé de tener sentimientos, solo me quedó la tristeza, porque quien crea que los traumas se superan, es porque no tuvieron uno que rajara las entrañas, esas que todas tenemos, pero crees que están durmiendo sin molestar, mientras seas correcta… FINAL - Te alegrarás de haber venido - Eso espero - ¿Cómo estás? - Mal, la verdad - No te voy a dar lecciones - No lo hagas por favor, sé todo lo que me puedas decir - Ven, vamos a comer a ese restaurante y te enseño la zona, las tiendas y demás - Gracias Pepe, no sé cómo podré agradecerte lo que estás haciendo por mí - Con que me mantengas en tu vida, y no te apartes, será más que suficiente - Mil gracias, otros no querrían saber de mí - Mi hermano me pregunta, está preocupado, también se siente culpable, todos - Bueno ya poco se puede hacer, no miramos las consecuencias - Tienes que seguir adelante, está Rosana - A veces creo que estaría mejor con mis padres - Jamás, como una madre nadie - Y qué madre soy yo, que prácticamente he matado a su padre - No lo has hecho, Pablo siempre fue posesivo, machista. No actuaste bien, pero el que te quiso matar fue él, quizás también tenía a sus amiguitas, pero ya sabes yo sí, pero tú no - Eran sus amigos - Es verdad, estuvo fatal - Sí - Pero tendrás que vivir con eso - Estoy yendo a un médico - Me parece bien, pero no te hagas su prisionera - No, no te preocupes Pueden imaginar cómo cambió mi vida, y lo peor: la de Rosana, tuve que irme del barrio, alejarme de mis padres, alejarla de su colegio por los comentarios, para que no sufriera por una madre ramera. Me fui a vivir cerca de Pepe, de un amigo, lo que necesitaba, después de haberlo perdido todo, porque vivía con mi hija, pero también la perdí, a pesar de que la mintiera. No esperaba mucho de la vida, pero quería tenerla, mi corazón siempre sería de Pablo, siempre fue así, a pesar de las torpezas, las que a veces me hacían pensar en la muerte, pero tenía una hija, y no le haría sufrir más de la cuenta, esperaba recuperarla con el tiempo, y bueno siempre se dice que el futuro es una quimera, así que viví mi día a día, sin mirar atrás, pero sin esperar que el sol volviera a brillar para mí de la misma forma que cuando Pablo y yo tomábamos un vino al atardecer en el columpio del porche, cuando todo era belleza. Y poco a poco todo se fue olvidando, ya saben: todo pasa, hasta lo malo. Y un día de primavera, cuando el sol ya molestaba, a pesar de su grandeza, Pepe llamó a mi puerta. - Arréglate - ¿Dónde vamos? - Es una sorpresa - ¿y qué me pongo? - Quizás ese vestido verde de punto ceñido, te hace una bonita silueta - No es muy bueno - El valor se lo darás tú - Gracias, gracias - Venga, que quizás se haga demasiado tarde Y bueno siguieron las sorpresas: Pepe me llevó a una galería de arte, no había una exposición especial, había muchas salas con diferentes cuadros de diferentes artistas, y lo vi a lo lejos: Un cuadro modernista de Pablo con sus amigos, con mi cara mirándolos a lo lejos. ¡Dios mío!, qué bonito y que duro recuerdo. No puedo expresar lo que sentí, no lo puedo hacer, porque se me acumularon muchos sentimientos, recordé mi vida y me dio pena, pero recordé mis experiencias y se me llenó un vacío, que a veces me invadía sin poder llenarlo, porque nada era lo que era o nada fue lo que una quisiera… - ¿Lo ha pintado Pedro? - Claro, quien si no - Es precioso, que colores - No llores - No puedo evitarlo - Pues llora - ¿Han venido? - Sí, pero ya se han ido, no quieren molestarte, quieren que rehagas tu vida - ¿y qué hay de ellos, siguen igual? - Siguen igual - Victoria lo consiguió - No, pero no tira la toalla - Después de tantos años - No quiere a otro, dice - Hace bien, hay que luchar por lo que se quiere, mientras no seas lastimada - A qué te refieres - Que debes intentar las cosas, si es que no te maltratan, entonces hay que pasar página - Claro que sí - Me gustaría comprar el cuadro - No puedes - ¿no? - Ya lo hice por ti, será mi regalo por Navidad, que quedan pocos días - Pepe, no sé cómo podré agradecértelo - Ya buscaremos la forma…
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Todos para uno y uno para todos, tal cual elegiste el encabezamiento de tu relato. Importante también poner desde el inicio los personajes con su familia completa y algunas características. En una celebración como los cuarenta en una mujer es muy importante, porque efectivamente hay un cambio hormonal muy importante con características clínicas distintas, pero efectivamente hay algo de esto pero -no todo- por cierto; esta Marianela encontró una especial sensación que indudablemente permanecía dormida pero presente antes de los cuarenta Los episodios en que esta especial señora encuentra amantes en forma casi escalonada, obedece también a la integración grupal de los personajes, lo que hace más complicado su “secreto” que se descubre por una casualidad no por un seguimiento. Bien relatado, diálogos ágiles, cruzadas y convergentes.
Pobre los muchachos…jaja, me solidarizo con Pedro, Pablo, Javier, isidro y el último que no nombro…jajaja Son en realidad ¿víctimas o victimarios? Todo un tema. Lo cierto es que a nosotros hombres (que vos nos diagnosticas como dóciles) al final efectivamente, estamos por naturaleza atentos a las señales femeninas y nos cuesta más las conquistas tal vez porque la mujer siempre tiene sus tiempos; no así: “Cuando es ella, la que decide desde el inicio” En esos casos la velocidad se incrementa. Pero bueno, los entreveros y los razonamientos incluso esa mea culpa de la protagonista, son absolutamente válidas. Y el remate …perfecto:
-Ella “No sé cómo podré agradecértelo”
-El: “Ya buscaremos la forma”
Entonces felicitaciones Sandra
Sandraprbz