EL VIERNES
Publicado en Oct 04, 2024
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EL VIERNES     
Al fiel alemán (plural)- HELP, PLEASE…
 
Cada viernes me aseaba de forma especial: me daba una ducha, me depilaba, me echaba mascarillas y cremas, me ponía guapa. No tenía pareja, pero me hacía sentirme segura ponerme sexy, después de una semana de trabajo duro, era mi momento. Luegoponía la salita casi a oscuras, encendía una vela aromática y buscaba una serie para ver en el fin de semana. Tenía cerca de los cuarenta, ya no salía tanto, y ni apetecía, había acomodado bien mi casa, me sentía segura en ella, con mis cosas, con mi gata, con mis películas y libros, e incluso con recuerdos, que a veces mascullaban, pero ya saben, siempre está la música para  aliviar el llanto, una balada te calma el alma. Me hice un sándwich con jamón, queso, tomate, mayonesa y lo acompañé con unas patatas fritas, un poco saladas, pero me gustaban, me eché un vaso de zumo de naranja,  no pedía más. Los sábados tenía que hacer la compra y limpiar, los Domingos veía a la familia o tenía algún compromiso social o visitaba sola algún museo y tomaba después un pincho, así que mi día preferido era el Viernes, cuando casi había magia. Empezó a llover, era lo que me faltaba para llegar al climax, sin que me rozaran. Abrí la ventana, quería oler la lluvia, el asfalto mojado y oír al viento, porque algo sonaba cuando rozaba las ramas. Hay cosas tan hermosas en esta vida, y no nos damos cuenta de nada, por el estrés, por volvernos insensibles, por muchos motivos, pero quizás lo único bueno que tiene la soledad es que puedes descubrir la belleza de la Naturaleza, esa que antes casi se evaporaba. Después de cenar, me tumbé en el sofá, escuchando una tertulia política, que me interesaba. Me pareció sentir pasos cerca, pero los ojos se me cerraron, y el sueño o el cansancio se apoderó de la habitación, esa que olía a lavanda.
El Lunes me levanté algo cansada, me maquillé para ir a trabajar a la oficina, y me noté un poco las pupilas dilatadas. No le di mucha importancia, no era médico como para saber que significaban.
-          Hola Elisabetta ( así me llamaba)
-          Hola
-          ¿Qué tal el fin de semana?
-          Bien, sin nada especial que contar
-          ¿y el tuyo?
-           Tranquilo también, ¿quieres que el viernes que viene vayamos al teatro?
-          Me encantaría, hace tiempo que no voy
-          Echan una nueva versión de la tapadera de Agatha Christie, te gustará
-          ¿Pero también hay una sesión los sábados?,  lo prefiero
-          Si, si la hay, compro las entradas, te recojo sobre las ocho y luego me invitas a una cerveza con alguna tapa, ¿te parece bien?
-          Por mi perfecto, muchas gracias
-          De nada guapa, a ver si se nos da bien la semana, que el nuevo jefe es algo exigente, no es definitivo, pero lo vamos que tener que aguantar por lo menos hasta Navidades
-          Con que no nos explote, ya contenta…
 
Saúl era algo distante con los demás compañeros, pero conmigo siempre ha sido muy atento. No era atractivo, pero tampoco feo, era un hombre normal, agradable, pero a quien no querías como tu amante, ni nada de eso. Lo sabía, y eso me hacía sentir tranquila a su lado, porque no estaba ya para que perdieran la cabeza por mí, pero aún podía gustar, y no quería rechazar a nadie, porque las reacciones pueden ser muy diferentes, a veces ni la imaginas, e incluso ni las mereces. Y sin darme cuenta llegó el Viernes (no quedaban entradas para el Sábado), algo cansada, más de la cuenta, pero supuse que era por el trabajo, no sé porque,  pero cada vez me pesaba más levantarme temprano. Me puse una chaqueta azul con rayas diplomáticas, sin nada debajo, tenía escote, pero discreto, no molestaría al de al lado, con mis mejores vaqueros, unos pendientes rojos, un bolso rojo de bandolera  y unas bailarinas también rojas, quizás eran muy atrevidas, pero siempre quise unos zapatos rojos, porque me dijeron que tenían mucha simbología: liberación de la mujer, más que nada. Usé ropa interior deportiva, para no sentirme demasiado sexy, no quería que la soledad me traicionara, y menos con un compañero de trabajo. Me eché mi perfume White Tea de Elizabeth Arden y mi barra de labios roja, la que reservaba para las noches especiales, de la misma marca. La obra me encantó, Agatha nunca defrauda, tomamos esa cerveza, y probé una negra por acompañar a Saúl, y también por curiosidad, demasiado pesada para mi gusto, pero no me desagradó, para alguna ocasión, de vez en cuando, no estaba mal, y me llevó a casa. No sé porque no me gustaba, era atento conmigo, inteligente, educado, algo culto, lo tenía todo para ser una buena compañía, pero aún no me conformaba con eso, aún quería más, aún quería sentir dolor cuando viese alguna foto, aún quería que se me erizase la piel, aún quería llorar por placer. Cuando cerré la puerta de la entrada sonreía, no sé el motivo, esperaba que no me estuviera enamorando, creo que más bien era recordando momentos de cariño, cómo habían pasado los años juntos, y sin habernos dado cuenta, ya éramos algo, quizás sin definir, pero algo. Sentí una presión en el corazón pensando que lo podía perder, no quería ser su pareja, ni convivir, nada, pero sufría al  pensar que le pudiera pasar algo malo, hay muchas formas de querer, y no todas llevan un sello implantado, a veces solo es la voz la que te hace sentir sentimientos lo suficientemente fuertes, como para no querer apartarlo de tu vida, y quien sabe, quizás de tu lado. Esa noche me desmaquillé sin ganas, desde hacía un tiempo me sentía cada día más cansada, y estaba deseando meterme en la cama, con mi colchón y sobre-colchón Emma, que quizás no fuese el mejor del mercado, pero no envidiaba a ningún otro con más liderazgo. No tenía aire acondicionado, y lo prefería, porque no era bueno descansar con aparatos que resecaran, no solo tu cara. Me puse mi camisón de verano, lo prefería así, poca ropa y una colcha, que solo con la sábana y con una ropa más gruesa. Y casi no llego a lavarme los dientes, me miré al espejo de aumento, las pupilas seguían dilatadas, iba a tener que ir al médico. Una vez en la cama, casi parecía haber muerto, casi creí desmayarme, pero ya estaba tumbada. Entonces me vino un olor, me pareció que era conocido, pero no logré identificarlo, y ya solo recuerdo el sonido de la música de mi vecina, que todos los Sábados me despertaba, porque limpiaba con canciones alegres, quizás para animarse de un vida algo amargada. Sonreí, sin saber el motivo, seguía cansada, pero a la vez me sentía más tranquila y feliz, que hacía semanas. Tomé mi desayuno: tostadas con mermelada de pera y un vaso de leche, sin nada, es que te puedes sentir afortunada, sin que tengas una mansión, donde casi perdieras el alma.
-          Hola Elisabetta
-          Hola Saúl
-          Espero no haberte despertado con los mensajes
-          Para nada, hace más de una hora que he desayunado
-          Se te ha olvidado el paraguas en el coche, lo necesitas o te lo doy el lunes
-          Dámelo el lunes, tengo otro por aquí
-          Genial entonces, ¿te gustó la obra?
-          Me encantó, ya te lo comenté
-          Entonces repetiremos
-          ¿Por qué no?
-          Gracias
-          ¿Por qué?
-          Por acompañarme
-          A ti, por lo mismo
-          Nos llevamos bien
-          Sí, pero espero no confundirte
-          No lo harás, hace tiempo que sé cuál es mi papel
-          ¿Por qué no buscas pareja, eres una buena compañía y más de una estaría contenta?
-          ¿Por qué no lo haces tú?
-          Quizás pereza, quizás miedo, quizás un poco de todo
-          Pues quizás lo mismo
-          Claro, bueno repetiremos, sin compromisos, pero iremos alguna vez que otra al teatro, cuando haya una buena obra, y ninguno de los dos tenga pareja
-          Como tu prefieras, ojalá te quedes soltera
-          No digas eso, aunque apunto a maneras
-          Nunca se sabe qué es lo mejor
-          Eso decía mi abuela…
Y volví a sonreír sin ningún motivo, quizás el saber que le interesaba a alguien, aunque no fuese recíproco, me hacía sentir deseada, y eso, aunque lo niegues, te anima, te hace sentí guapa, te hace ver que aún queda vida, aunque la juventud se vaya. Y sin darme cuenta llegó la noche, cené y me tomé mi infusión para dormir, lo que desde hacía un tiempo me encantaba.
Descansé bien, pero en sueños me pareció ver a un hombre en mi cama. No era violento, me mimaba, me cogía las manos, me las besaba, ponía su cabeza en mi vientre, y respiraba a la vez que yo lo hacía, cuando el estómago se hinchaba, me hacía trenzas en el pelo, también activaba mi sexo, sin que yo me quejara, me gustaba. Y no recuerdo más, porque llevaba un antifaz, y eso lo camuflaba. Dormí placenteramente hasta la mañana. La ventana estaba abierta, por lo que el sol, nada más salir, entró hasta la cama. No hay nada más bonito que tener una casa orientada de tal forma que puedas ver amanecer o anochecer, el estar en una terraza y poderlo disfrutar, eso no hay nada que lo supere. Hay milagros en la naturaleza que son inigualables, ¿verdad?.  Fui al baño, y me asusté, tenía una pequeña trenza en el pelo, y yo no había podido haberla hecho. No sabía qué hacer, y si el sueño no era tal, y si me estaban violando sin saberlo, ¿me habría quedado embarazada?, ¿quién era?, ¿y si la próxima vez me mataba?. Me senté en el suelo, y pensé: “Vamos Elisabetta, quien te va a creer, si no tienes ni una señal en el cuerpo (porque las busqué), nadie tienes tu llaves, no hay ninguna violencia en la casa, quizás te la hayas hecho tú, mientras lo soñabas”, y concluí eso, concluí que había vivido un sueño de una forma muy real, a veces pasa, a veces incluso sueñas que te caes por un abismo y saltas, porque la vida te golpea y cuesta afrontarla, pero les aseguro que si no te rindes, tu belleza interior crecerá, incluso cuando en tu frente haya marcas. Me volví a duchar, no sé, sentí esa necesidad, sentía que necesitaba que el jabón se llevase todo lo que de mi cuerpo sobraba.
Volví a la rutina de la semana, intentando olvidar las dudas que me invadían el cerebro, y ya saben: no hay nada que no te pueda curar un buen amigo. Saúl me llevó a dar un paseo por la montaña, con su grupo de senderismo, ese Viernes era fiesta local, y pudimos ir. Me encantó la experiencia, un buen paseo al aire libre te libera, se te olvidan las penas. Cada día estaba más agradecida a Saúl, me trataba tan bien, sabía que estaba un poco sola y me mimaba, creo que poco a poco me estaba convenciendo, y la verdad, cada vez me apetecía más, quizás no irme a vivir con él, eso era un paso muy fuerte que puede unir o desunir, pero sí que fuese un amigo especial, alguien con quien intimar, a quien amar, aunque fuese fingiendo, quien diga que no lo ha hecho alguna vez, miente, a veces te vas a la cama con tu marido o mujer  y lo amas o la amas demasiado, pero otras piensas: “ojalá se acabe rápido”, nada es perfecto ni eterno, así que disfruta de los buenos momentos, porque el invierno llega, y a veces para que vivas siempre dentro.¿ Y saben lo que me ocurría cuando Saúl me ayudaba a bajar alguna montaña, me miraba y sonreía?, pues que un sentimiento de cariño me invadía el cuerpo, quizás no fuese amor, pero era tan bonito sentirlo, tan delicado, tan tierno, que sin quererlo, ocurrió lo que dije, me dolía un poco el corazón al verlo. Entonces me di cuenta de que se le caía mucho el pelo, se lo comenté bromeando y sonrió diciendo que su padre era calvo, y quizás había llegado el momento.  Me estaba gustando, me sentía bien a su lado, me hacía sonreír sin un motivo justificado, y eso les aseguro que es mucho mejor a que te humillen, y te hagan sentir como un fracaso. Cuando me llevó a casa, le pregunté si quería subir, pero no quiso, dijo que estaba cansado, necesitaba una ducha y tumbarse en el sofá. Me dio pena, pero pensé, seguro que habrá más oportunidades, aunque a mí me hubiese apetecido tomar esa ducha junto a él, y luego irme a la cama, creo que se dio cuenta, porque se marchó con su agradable sonrisa en la cara. Me fui pronto a la cama, sabía que con el ejercicio físico que había hecho, me haría dormir como los ángeles, y lo necesitaba. Cambié las sábanas, tenía ganas de estrenar unas de raso que había comprado para grandes ocasiones, y por si ya no surgían, por lo menos saber cómo se sentía al dormir con un tacto agradable en la cara. Cerré los ojos, y me pareció escuchar el sonido de la puerta, pero no recuerdo más, caí desmayada.
 
La noche cubrió las sábanas, el olor a ropa nueva fue el último recuerdo de esa casa. No fui consciente de lo que ocurrió mientras dormía, no sentí nada, pero a la mañana siguiente Saúl apareció muerto en mi cama, de un lado, casi abrazándome, con su sonrisa y con pelos en la almohada. Saben lo que significaba, claro que sí, antes de morir haces muchas cosas, y a  veces no legales ni honradas. Me volvió a doler el corazón, creo que tendría otra raja, porque había decidido amarle, y ya no  quedaba nada. Tenía claro que mis sueños no habían sido fantasías, que había venido más veces a verme, pero quiso dejarlo así, quizás para no matarme de amor, porque de eso también se mata. No sabía qué hacer, ni a quien llamar, decidí que a la policía, aunque quizás saliese mal parada, pero cuando buscas protección  y no cuentas con muchas personas, crees que es la que quizás te salva. Me dijeron que tardarían unos quince minutos, que los pasé mirándolo, sin poder definir los sentimientos que me invadían, aunque también apareció la rabia. La vida es tan hermosa, y a veces tan mala, entonces saltó la alarma del móvil, y ya casi me remata. Sonó la canción de Nino Bravo, la de “te quiero vida mía, te quiero noche y día. No he querido nunca así, te quiero con ternura, con miedo, con locura, solo vivo para ti…”
 
                                                                  MARISA MONTE
 
 
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Descripción

Relato de amor

Palabras Clave: Viernes

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (2)add comment
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Lucy Reyes

M e gustó tu relato, leí sin interrupciones, de principio a fin. Interesante saber episodios diferentes a lo normal de cada día de las personas solas, cada una tiene su historia y me llamó la atención la descripción y la forma idéntica como pasabas los viernes y la magia que te sorprendió, dejando huella de amor en tu corazón.
Te felicito
Lucy
Responder
October 04, 2024
 

Sandraprbz

Muchas gracias, me animan mucho sus palabras, es una historia contada desde el corazón...
Responder
October 05, 2024

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