ELEGA A MARA GUADALUPE ALDAPE MENDOZA.
Publicado en Oct 30, 2024
I
Mi dicha se trocó a páramo en Charcas. Tu deceso me ha sido paradojo, tu que eras vencedora de las Parcas... II Hoy el cielo azul se volvió rojo. Tu muerte pesa como a Jesús la cruz, postrándome Mamá ante ti de hinojo... III Hoy tus pupilas han quedado sin luz evidenciando así postrer despojo que Átropos le hizo a tu vida de gran luz. IV Sin ti falrará a mi vida el arrojo. Con tu muerte mis sentimientos troco a soledad, dolor, tristeza, enojo. V Parece que el sol ilumina poco. Que toda cosa de la vida es vana pienso cuando tu cadaver retoco. VI Evocando a Láquesis que devana: Formándonos todos en una fila esperando la muerte que amilana. VII Desconociendo cuanto Cloto me hila; con tus consejos me sonríe el mañana, no importándome si hila o me deshila. VIII Contemplando tu cabellera cana no pienso, no comprendo ni discierno el porqué falleciste esta mañana. IX Señor concédele el descanso eterno. Réquiem aeternam dona eis, Domine. Mamá tornó primavera en invierno. X De nuestra Mamá su amor predomine sobre este desesperanzado dolor, su recuerdo con nosotros camine. XI Brindándonos el necesario valor para resignarnos con entereza a aceptar su muerte como lo mejor. XII La familia sabe con certeza su muerte: Una pérdida irreparable. Somos una familia sin cabeza. XIII Solamente su espíritu indomable me reanima, enjuagando mi llanto. Guardando su recuerdo memorable. XIV Habiendo recibido de ti tanto hoy únicamente puedo ofrendarte oraciones... ...Flores al camposanto. XV No dedicamos tiempo para amarte. Mis hermanos han quedado perplejos. Nunca te imaginamos infartarte... XVI Como cuando en mi viajadera; lejos, me parece escuchar la voz de Mamá trayendo el recuerdo de sus consejos. XVII No podré dialogar contigo Mamá, perderé tus palabras de prudencia; pero nunca tu buen recuerdo Mamá. XVIII Confrontando aprendizajes de ciencia, experimentando errores y aciertos, creía haber alcanzado conciencia. XIX Viajé por mares, selvas y desiertos. Comí opíparamente, sufrí en hambruna. Y mantuve mis ojos siempre abiertos. XX Vivencias, pensé: Faltarme ninguna, alegrías, tristezas, todas viví, ahora bien sé que me faltaba una... XXI Como en todo siempre poco viví, como si hubiera vivido en locura y nunca realmente, nunca la viví... XXII La única verdadera tristura, de profundo dolor, sin esperanza, de soledad como esta sepultura. XXIII Como en mi vida, llego con tardanza, con toda mi ilusión agotada, sin despedirte en tu última mudanza. XXIV Vivencia absolutamente callada, sorpresa vacía, en total silencio, pasiva como tu postrer morada. XXV El acta de defunción presencio... En este mundo todo es pasajero... Me envuelve el más absoluto silencio... XXVI Por saberte mi Mamá, era suertero, pero ya ves, como dicen en Charcas: dichoso sólo el momento postrero. XXVII Bien sé que a tu viaje final te embarcas y sin portar Biblia, Corán o Talmud al cielo irás con música de tarcas. XXVIII Aceptar que hasta en la mejor salud, con todo: Medicinas y doctores, hospitales... ...Se termina en ataúd. XXIX Al menos no sufrirás mis errores, como cuando en aventura yo elegía mal, y vivías tus momentos peores. XXX Esta muerte nos ha sido lejía, como toda muerte, inoportuna. Pues en mal momento escribo esta elegía. XXXI Dudé: Que todo dejo para después. Creí tu longevidad, eternidad. Error, fallé, acepto a Dios como mi juez... XXXII A casi un año tengo oportunidad de ordenar ideas y sentimientos imaginándote en gran tranquilidad. XXXIII Mi cerebro de escasos pensamientos, temeroso y aturdido por tu muerte se arrepiente de sus comportamientos... XXXIV Pues muy mal momento ha sido tu muerte, y peores los días han sido sin ti, por más que quiero hacerme el hombre fuerte XXXV Jamás había sentido lo que sentí: Tristeza, vacío, muy mala suerte... Desde entonces con tu ausencia conviví. XXXVI Aprendiendo la verdad de la muerte: Necesario pasar su amargo trago soslayando o fingiendo no dolerte. XXXVII Todo mi agradecimiento en rezago, Mami Lupita nunca podré expresar... por empezar un período aciago. XXXVIII Infausto no poder contigo contar, desgraciada tu ausencia en la familia, ocasiona se comience a desmembrar. XXXIX Solo el recuerdo de ti y tu homilía, reconforta mis noches de soledad, pensando, obrando, como quien lía. XL Fomentando una verdadera hermandad, con nobles y constructivos ejemplos, imitándote en tu personalidad. XLI Personalidad de hábitos y templos, de fidelidad y filantropía. Recibimos sólo buenos ejemplos: XLII Animosa durante todo el día; tu afecto, tu alegría, cordialidad y franca fraternidad nunca impía. XLIII Constancia en moral, apacible bondad, siempre buen ánimo, inteligencia, amor, sacrificio, gran responsabilidad. XLIV De cualidad diligente, fé, candor, bien intencionada, sapiente piedad, de gran determinación y valor. XLV Laboriosa, abnegada amabilidad, paciente, ahorrativa, previsora, solidaria, con puntual sagacidad. XLVI Empática, comprensiva a toda hora, aún a argumentación exigua, íntegra, como toda gran señora. XLVII Con ideas chapadas a la antigua, siempre dispuesta a vivir el ahora, Mamá nunca por temor se santigua. XLVIII Tu faz lentamente se decolora... Se pierde el aroma de tu fragancia... Tu recuerdo en mi mente se atesora. XLIX Estás aquí como cuando tu infancia en que te abrazaba Luisa tu abuela, cumpliendo tu deseo en esta instancia. L Alcanzando así amparo de la espuela para enseñarte a valorar rectitud, queriendo así olvidar su peor secuela. LI Tantos recuerdos vienen a mí en alúd, develándome como un hijo estulto ahora que estás en este tu ataúd. LII Yo como un autómata te sepulto, agobiado estoy por esta gran pena. Quiero dejar tu recuerdo insepulto... LIII Presente, como en Charcas la arena, para siempre en la mente de tus nietos, ejemplificando inmortal cadena. LIV Como bálsamo para los inquietos recuerdos, ideas y pensamientos de todos: Tus hijos, nuera y tus nietos. LV Para quienes heredaste cimientos sólidos, con techos guarnecedores y muros de amorosos sentimientos. LVI Nos regalaste rezos protectores. Por eso no dudo que desde el cielo en compañía de benefactores LVII Ángeles de la Virgen Del Consuelo; Nuestra Santa Señora Del Rosario, Patrona de Charcas y nuestro abuelo LVIII continúes en este aniversario enviándonos más de tus bendiciones, aún sin siquier rezarte un rosario. LIX Recordé para decir oraciones tus palabras: que no era necesario templo, ni imágenes; sólo intenciones LX buenas, porque Dios no es imaginario tampoco pide grandes sacrificios, pide tu buen comportamiento a diario. LXI Tampoco cuestiona malos oficios, sólo que le imites su buen ejemplo y que evites recaer en tus vicios. LXII Y Dios no solamente está en el templo, Dios está en ti mismo y en todos nosotros, siempre que actuemos con su buen ejemplo. LXIII Llegan a mí estos recuerdos y otros se confunden en momentos de duelo: tus consejos para todos nosotros. LXIV Para poner ambos pies en el suelo. Para el mundo material lo primero: Ahorrar; para levantar el vuelo. LXV En todos los problemas de dinero decías las palabras del abuelo: Que "sólo se resuelven con dinero." LXVI La preocupación y el desvelo sirven lo mismo que sirve la muerte, poco ayudan, si acaso dan consuelo. LXVII Esperanzarse a que cambie la suerte denota personalidad ínfima, develando debilidad al fuerte. LXVIII Rezando para que Dios les redima, sin llevar economía ordenada, es para personas de poca estima. LXIX Querer tener sin dar a cambio nada, humilla a la familia y a uno mismo, terminando sin familia y sin nada. LXX Gastar y pedir te lleva al abismo, la única solución es trabajar, de otra forma vivirás con cinismo. LXXI Lo recomendable es saber trabajar y saber vivir con lo suficiente, sólo así nadie los podrá sobajar. LXXII Deben evitar el ser inconsciente, Dios dice ayúdate que yo te ayudaré; obra como una persona consciente. LXXIII Quien madruga Dios ayuda, te ayudaré haciéndome caso, con mis consejos. Como Madre nunca te abandonaré... LXXIV Cierto, falleciste, te has ido lejos... Yo sé que no nos has abandonado, sigues presente hasta en los festejos. LXXV Tu única nieta me ha consolado hoy diciendo: En paraíso reposa, Dios ya la tiene bajo su cuidado. LXXVI María Guadalupe Aldape Mendoza, sin haber perdido su lozanía como semejando perenne rosa, LXXVII Su espíritu viajó a la lejanía dejándonos su cuerpo en esta fosa para el recuerdo de una letanía. LXXVIII Como ejemplar hija, madre y esposa, amorosa, inteligente, serena, en esta tumba, en santa paz reposa. LXXIX Habiendo cumplido su gran faena. Vivió esta vida como quien goza, escondiendo su dolor y su pena. LXXX Nunca quiso saber ser rencorosa, de hospitalidad rebosó sus arcas, tomando ofensas como cualquier cosa. LXXXI Perdonó como se perdona en Charcas: Entendiendo y olvidando con decoro, ganando amigos más que los monarcas. LXXXII Compartiendo con todos su tesoro, pero guardando distancia prudente con aquellos más amigos del oro. LXXXIII Osando siempre tender mayor puente para tornar persona agradecida al necio y al avaro más renuente. LXXXIV Vivió con el alma en paz su vida, con la naturaleza en armonía, hasta que... ...Esta fecha de su partida: LXXXV Abril veinticinco, como ironía: de San Marcos la gran celebración, para compensar la melancolía que le atosiga a Papá en su corazón. Charcas de Aldape, S. L. P. Abril de 2006.
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