Las lluvias
Publicado en Oct 24, 2009
Las lluvias caen sobre las eras
desgajando árboles y barítonos. Arrastra las ramas del eneldo y el aroma tibio de la canela. La lluvia es experta arruinando sembradíos: Entre ellas vuelan viento y presagio. Van decapitando cañas azucaradas y royendo pedruzcos semi secos. La lluvia lanza sus anzuelos en las chimeneas y asusta a los niños, sin previo convenio. La lluvia azota fuertemente a los garitos y hace correr con ímpetu a las cabras. Cae sobre los caserones y las obras desechas. Cae sobre mendigos y sobre desechados. Visita y empapa a las familias de los reos y a veces derriba u obtura ventanillas. Desmantela vertiginosamente acequías y ni los prados saben bien qué ocurrió. Ha logrado hacer cambios en la historia y se le ha llamado " Los cántaros de arriba". La lluvia torrencial no es una danza de gotas: Es un hacha bramante que derriba a los mirtos e inunda a las más ilustres escaleras y hace que los carros caigan por los acantilados. A veces, la lluvia se hace dantesca y revienta a los parajes alguna vez secos. Las mujeres corren a una a la farmacia a buscar algún remedio contra tantas nubes juntas. Unas se adhieren eléctricamente a sus sillas y esperan tranquilamente las descargas. La lluvia a veces hace rebosar a los ríos e inunda caseríos enteros. Yo, cuando la escucho venir aseguro mis puertas y trepo apaciblemente a la buhardilla donde tengo una canóa y otros aditamentos.
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