MILAGROS


Páginas en blanco, historias mudas, silenciosas, o vacías. Una constelación de imágenes que danzan huecas, en momentos de eufórica inspiración. Esas son las palabras que se conocen, las que aprecia el lector, las que pueden decirse, leerse, corregirse, malgastarse, y ofrendarse como propias, o ajenas.
Pero hay otras. Las que quedan en el tránsito de una frase frustrada, las que no se escriben porque no existe idioma que las contenga, porque no caben en el alfabeto, ni se confunden entre las páginas de los libros.
Son esas, que sólo caben en ese lugar que va entre la memoria y las sensaciones inexplicables, y en las preguntas sin respuestas, y en los silencios traducidos por ausencias que se ignoran.
Páginas en blanco que podrían contener millones de sentimientos y emociones imprevistas.
Quisiera poder escribir lo que se funde, con lo oculto de cada uno
Quisiera contener la armonía de las palabras calladas, de las descripciones imposibles, y precisar en una frase tanto milagro.