Atrás quedaron
Publicado en Oct 26, 2009
Atrás quedaron repudiadas y queridas
en sus fríos rostros aparatosos. Atrás quedó el mar con su amplia potencia y las manos que empeñosas se tendían. Quedóse el rictus final de los arteros y un sin fín de congojas bimestrales. Las dulces mujeres que me llenaron de agobio y algunas que juraron trémulo sofocamiento. Las que no me tuvieron día a día y las que venían en apariciones semanales. Las blancas de fachadas volubles que creen poder mantener una relación con un vermút. Las morenas de brusquísimos modales y sumamente profundas en sus piernas. Hoy me olvido de pecas y peinetas y de caminar la vida siempre en círculos. Hoy soy pariente del Tiempo y del Viento y me retuerzo entre los hornos de cal. Como de los higos previamente aromados y mis dedos capturan mariposas magnánimas. Me dedico a oír y componer responsos y quedarme entre remansos desfechados. Me encanta charlar con gente inexperta que desconocen las ambiguas trampas del mundo. Gente riente, humilde y desdentada que me acogen y alegran con sus manos de niños.
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