Indefectiblemente cuidaré de ti
aunque me halle lejos de tu memoria.
En los rayos solares te amaré
y en los tiempos en que te hayas agostado.
De cerca o de lejos besaré tus ojeras
y estaré pronto a cada momento del ocaso.
Al clarear el alba te ruborizaré
aunque compartas tu lecho con otro cuerpo.
Esculcaré entre tus sentimientos
el tiempo, que dices, malgastaste conmigo.
Te haré sentirte culpable y culposa
por haberme hecho emprender la partida.
Entonces sabrás que fuíste inconciente
al apartarme de tu lindo cuerpo bello.
Relucirán en ti nostalgias muy extrañas
y pensarás excesivamente en mis días.
Recordarás los momentos excelsos
en que nos besábamos sobre las amapolas:
Cuando nuestros cuerpos eran dos navajas
y nos exigíamos sin ofensas ni peleas.
Recordarás la tibieza de mis halagos
y el escrito erótico que siempre te dedicaba.
Mis actos locos de cegarme en tu cuerpo
y tu cansancio luego de culminada la cópula.
Los idiomas de las lenguas anudadas
y las caricias enfáticas al alba.
Preguntarás mi nombre a los utensilios
e invocarás la noción de mis andanzas.
Yo apareceré entonces entre relámpagos y fuego
y quitaré de ti vanos egocentrismos.
Volveremos entonces al retoce diario
y a amarnos entre las bifurcaciones de la luna.