Voy a besar tu frente salada
apartando tu despeinada pollina.
Pondré en ella besos salitrosos
y tú temblarás ante mí como las algas.
Culminaré de recorrer tus hombros
empapados de arena corrediza.
Besaré tus pechos con justicia
con mis labios maduros y morales.
Agasajaré la redoma de tu ombligo
con mi lengua empapada de canela.
Bajaré por tus muslos planetarios
con la furia de mis dientes solares.
Lameré diestramente tus rodillas
y el prefacio de tus bellos tobillos.
Pondré en mi boca tus pies ligeros
y endiosaré tus dedos, uno a uno.
No preguntarás por qué lo hago
porque simplemente es la fe de mi amor.
Te sentiré en mí dulce y salada
y sabrás lo que es temblar aunque no quieras.