CREADORES POR NATURALEZA
Publicado en Oct 27, 2009
Desde la infancia, muchas personas poseen la facilidad de trasladar algún motivo de interés mediante una hoja de papel y un lápiz. Otras no saben que la tienen hasta que la descubren en el entorno escolar gracias a sus maestros que no dudan en incentivarlos. Justo allí, el dibujo se vuelve un medio de expresión que sirve para capturar la belleza, aprendiendo a descifrarla en las cosas circundantes a través de la mirada curiosa.
Cuando se desarrollan las habilidades artísticas, resulta fundamental que la imaginación no se vea coartada, sino que esa inquietud se canalice adecuadamente. Lo recomendable es soltar el trazo, acostumbrar a la mano a tomar su herramienta comunicativa con la soltura pertinente que le consienta abstraerse del exterior y sacar desde el mundo interno aquello que tiene un sentido pleno para quien lo expresa. En una travesía donde los ánimos y las pasiones se van mezclando, el instinto juega un rol determinante, construyendo una amalgama de formas que retratan con cierta similitud a la realidad. Inclusive en esa maraña irreconocible de líneas rectas, rayas circulares, verticales y horizontales que son parte de ese proceso en donde hasta los garabatos más banales tienen su propio significado, ya sean de un aprendiz o de un experto. Ciertamente, es un camino largo, repleto de variables de distinta índole, que va evolucionando antes de abrir esa llave desde donde se puede abrevar de la creatividad absoluta. Sin embargo, con práctica, esmero y paciencia, es posible adquirir un estilo propio donde sobresalga el sentimiento puro antes de ser plasmado en una imagen espontánea que capture a la mirada expectante. En un comienzo surge como una pulsión casual, pero luego caemos en cuenta que no se dibuja para uno mismo, sino también para los otros, para descifrarnos y transmitir un mensaje en una especie de diálogo visual en el que nos reflejamos premeditadamente. A partir de tal principio podemos vislumbrar en ese don algo meritorio, es decir, una representación gráfica cuyo poder trasciende al lenguaje oral, comprobando que sin importar los medios empleados, somos creadores por naturaleza.
Página 1 / 1
|
doris melo