Un paseo increble
Publicado en Oct 29, 2009
Estaba en un barco, viajando con unas amigas cuando comenzó a llover muy fuerte. Se metieron a cubierta a esperar que amainara la tormenta, mientras tanto intentaban sacar el agua que se colaba por debajo de la puerta.
Se asomó por la puerta de cristal y salió a la proa, observó el mar y vió unos delfines que nadaban alrededor del barco, en un instante ya no eran delfines, eran lobos marinos que se amontonaban al intentar trepar el barco. Una de las criaturas tomó la forma de un gorila y con una de sus manos se aferro al barandal del barco. Ella, desesperada y asustada trató de soltar los dedos del gorila del barandal, lo empujó de nuevo hacia el mar. De pronto, un pez enorme, casi de 10m de largo caía del cielo, frente a ella, como si hubiese saltado el barco de extremo a extremo. Era un pez hermoso, dorado, con escamas color verde y azul, que como si fueran piedras preciosas resplandecían con los rayos del sol. Se quedó pasmada, viendo tal hermosura mientras se preguntaba de donde había salido ese pez tan bello. Pasó solo un segundo pero ahora estaba comprando artesanías en el barco, estaba viendo unos aretes preciosos, de piedras brillantes. Cuando salió de esa habitación, vió a su exnovio con sus amigos. Ahí estaba él, muy cerca de una chica, a punto de besarla. En ese momento ella sintió que el corazón se le contraía, como si quisiera esconderse en su pecho, sintió un nudo en la garganta y no pudo mas que observar la situación con tal coraje y tristeza que no podía moverse ni articular palabra, por mas que sus amigas intentaban distraerla. Cambió la escena y ella ahora estaba viendo como llegaban en balsas todo un montón de cajas y valijas con equipo de sonido. Se preguntó que estaba pasando, a que se debía todo este ajetreo. Poco después se enteró de que los amigos de su ex habían arreglado que una conocida banda tocara en el barco. Todo el mundo estaba pendiente de los arreglos para el tan ansiado concierto, mientras ella solo observaba. Se volvió hacia un pilar del barco y ahí estaba él otra vez, sentado en un banco de madera. Ella no se movió, sin embargo ahora estaba junto a él, observándolo. Se recargó en el pilar del barco y sintió que la rodeaban por la cintura, eran los brazos de él. No pudo resistir y lo abrazó con fuerza, no quería soltarlo. Era tan vívido, casi podía oler su aroma, sentía la calida opresión del abrazo. No lo soltaría… Despertó, eran casi las 10 am, había dormido demasiado.
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