Voy con mi termo entre las muchedumbres.
Me persigue un enjambre de mariposas.
Veo que las siluetas bailan presumidas
sobre una avenida que se torna acuática.
Yo he sido fechado de antemano
para andar sobre caminos y virutas de fuego.
Por todas partes veo carestía
y a los hombres robar por necesidad.
Al mundo lo devora la miseria
mientras los mediodías nos consumen.
Yo voy por la vasta mañana
rodeado de mujeres en su rímel
y de hombres que ya han perdido la paciencia.
Oigo quejas y oigo melodías
y un rápido movimiento de quijadas.
Paso por los submundos del hambre
mas no quiero inmiscuirme en ellos.
Voy de puerta en puerta y de pueblo en pueblo
ofreciendo mi mercancía interminable.
Llevo alhajas y bragas
y sostenes de ámplia ligereza.
Igual atiendo a fecundas y a longevas
y a las muchachas de sinuosos pechos.
Los marchantes comemos de las indecisas
y vestimos el interior de la olvidada
para que se sientan llenas de belleza
y prensadas por miradas varoniles.