Crèeme por favor (quinta parte)
Publicado en Nov 01, 2009
Victoria llegó temprano al trabajo como de costumbre, al entrara saludó a los mismos policías de siempre y se apresuró al entrara a su despacho. No había acabado de sentarse cuando el teléfono sonó estrepitosamente, suspiró antes de levantar el auricular, casi gimió cuando su alarmada madre le contesto la cual le rogaba que regresara a casa.
-Mamà por favor entiende que no voy a regresar hasta navidad o al menos hasta que el trabajo aquí no sea tan pesado- últimamente el número de personas había subido considerablemente. -Pero hija, entiende que me siento muy sola sin ti- Victoria sabía de sobra cuan sola estaba su madre pero aún así no quiso cambiar de opinión. -Perdóname pero me temo que esta conversación está un tanto cerrada- por no decir repetitiva- Además amo mi trabajo y en donde lo hago así que por favor... -¡No me vengas con que ahora te encanta estar al otro lado del mundo y en una casa horrorosa!- Las pocas interrupciones de su madre eran raras así que no quedaba otra que darle la razón para calmarla. -Por lo que mas quieras mamà, no te pongas difícil, entiende que para mi éste es el trabajo de mi vida y no lo cambiaría por nada.- para no darle oportunidad de seguir peleando Victoria se despidió- Te quiero, cuídate. Colgó el teléfono y se odió a si misma por hacer sufrir a Kristen ( el nombre de su madre) pero no veía otra opción para poder quedarse mas que mostrarse osca y apremiante. Sacudió la cabeza para poder seguir con sus ocupaciones como comunicarse con algunas personas requeridas por Putinqui, organizar papeles, registrar actas... entre otras cosas. La tarde trascurrió de forma tranquila, después de terminar sus tareas, la joven sacó uno de los libros de su pequeña biblioteca y se dispuso a leer lo que quedaba de la jornada; estaba a punto de empezar el capítulo tres cuando un discreto golpeteo la sobresaltó, inhalo para recuperarse y funcionò un poco. -Adelante. Tuvo que controlarse para no poner los ojos como platos cuando Edmund entró el su despacho con el rostro totalmente decidido, Victoria trató de recordar cuando había sido la última vez que había entrado a saludarla pero no estaba segura de la fecha. Edmund interrumpió el hilo de sus pensamientos. -Me preguntaba si podríamos hablar. -Si, claro- también parecía que habían pasado años desde la ultima vez que hablaron. Edmund se sentó frente a ella y empezó a hablar el rostro aun mas serio. -Creo que deberías hacerle caso a tu madre en cuanto a irte de aquí. Victoria se quedo boquiabierta ¿Cómo se atrevía a decirle tal cosa?. -¿Y tu como sabes eso?- el pareció algo arrepentido pero no demasiado. -Te oí por accidente mientras hablabas con ella- Victoria enrojeció de ira mientras se levantaba lentamente de su escritorio. -¿Accidente?-¿desde cuándo uno oye una conversación por accidente? -Mmm...... si es que iba a hablar por teléfono con Putinqui pero tu ocupabas la línea. -¿Y por que no probaste con la línea dos?- a la mujer, el enojo y la vergüenza se le iban acumulando, puesto que ya era bastante malo que su madres estuviera histérica y no necesitaba otro loco de preocupación. -No se me ocurrió- su respuesta sonó falsa y monótona, mentiroso. -Ay por favor Edmund, no soy ninguna idiota, así que dime por que rayos me espiaste. Edmund la miro un rato mientras por su rostro pasaba la indecisión y la duda. -¿Y bien? -Tienes que irte de aquí, tu madre tiene razón. No debió decir eso. -En primer lugar no es de tu incumbencia de lo que hable con ella, en segundo si no me quiero ir son mis razones- iba levantando la voz mientras el enojo crecía - ¡Y en tercero si tanto te molesta mi presencia aquí mejor dímelo de una maldita vez! Edmund la miro sorprendido, al parecer esperaba que ella aeptara irse y sin rechistar. -No es tu presencia lo que me molesta, de hecho nunca me ha molestado-se acercó a ella y le tomo una mano ;la miro como suplicándole que entendiera-Pero después de lo que pasó en el sótano...-meneo la cabeza con pesadumbre-Ya no eres la misma, estas tan pálida, tan asustada..te sobresaltas con cualquier cosa y además oigo cuando el miedo te impide hablar y... -Un momento, un momento-Victoria lo interrumpió y se soltó de su mano-Osea que has visto cuanto me ha afectado lo que paso ¿pero no eres capas de ayudarme?-su enojo aumento otra vez- Eso quiere decir que a pesar de que decidiste no creerme te has hecho el ofendido y ni siquiera me diriges la palabra ¿te preocupas por mi?- Ed asintió- ¡¿Qué clase de hombre eres?! -¡El que pensó que tu eras la que no querías hablar de nada! -Y que me lees la mente ¿o que?- rodeó el escritorio y se limitó a ponerle segura a la puerta ya que no querría que nadie los interrumpiera-En primer lugar son mis problemas y no soy la clase de persona que se lamenta con todos por lo que ha pasado, tu no me creíste y termine aceptándolo... -¡Por que es una sonora idiotez!- ahora los dos estaban enojados ,genial. -¡Si así te parece no entiendo por que te empeñas con venir aquí a hacerme una escenita!-lo apunto con su largo y delgado dedo-Para ti yo no soy nada mas que una tonta supersticiosa la cual se topo con alguna cosita de nada que la asustò. -¡Tu no sabes lo que eres a mis ojos y no pienso decírtelo ahora!- tomó un libro de la estantería y lo abrió en una pagina que contenía la fotografía de los Romanov-¿Lo que tu estas queriendo decirme es que viste a alguno de ellos? ¡¿Es acaso eso?!- estuvo a punto de negarlo pero el enojo la dejo muda-Tu me has dicho que lo que viste era a una chica ensangrentada parada enfrente de ti mirándote como si fueras tu el fantasma, pero nadie, absolutamente nadie ha visto nada durante casi 95 años. La joven supo que con gritos no se arreglarían las cosas así que se calmo. - entendiendo que es difícil para ti encontrar lo que te dije...lógico, pero debes creerme -¿Y que se supone que debo creer?-el también había bajado la voz Victoria lo pensó por unos momentos y luego se acercó a el, le tomo una mano y lo miro a los ojos. -Hay algo en esta casa- la expresión de Edmund se transformo en una mascara de seriedad-No entiendo ese tipo de cosas pero lo que vi...-se estremeció ante el recuerdo-no era normal y creo que debemos saber que era. -¿Y solo fue una mala broma? Puede ser que.... -Edmund, por favor, si me vas a apoyar necesito que me creas o al menos que me dejes saber que estas conmigo-Sin ninguna orden conciente Victoria le rodeo la cintura con los brazos fuertemente, apenas medio segundo después Edmund hizo los mismo y le beso la parte superior de la cabeza.Suspirò como si no quedara otro remedio. -Estoy contigo.
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Sandra Miranda
Sandra Miranda
JUAN CARLOS
Besos y cariños..
Tu amigo..Juan Carlos..
Diego Lujn Sartori
Recién leí este capítulo, seguramente debo empezar por el principio y estaré haciéndolo a la brevedad.
Si te gusta poesías románticas te invito a leer:
La mujer del río
te quiero
sueño
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Si muero
Espérame
En cuentos Confesión
Amor de Yerbal y luna
en general:
tengo cincuenta años
poema andariego
filosóficas.
Estaremos interactuando en textale.
Saludos
Diego