Un cuento complejo.
Publicado en Nov 04, 2009
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      Felipe siempre se había conformado con su forma de vida. Vivía en Chascomús, donde había nacido, tenía un buen empleo, un lindo departamento frente a la plaza principal de la ciudad, buenos amigos, buena salud y suficiente dinero. Todos los dias salia de su trabajo, iba al club a hacer gimnasia y los miércoles se reunía en el café con sus amigos.
      Pero algo cambió una noche. Mientras navegaba por internet, en la soledad de su departamento, encontró un sitio que le llamó la atención. Trataba un tema metafísico, y aunque no sabía nada sobre eso, comenzó a leerlo atentamente. Avanzó rápidamente sobre el texto hasta que se detuvo en una frase: Lo subjetivo es real, lo objetivo es imaginario.. Muy lentamente y con total atención continuó leyendo: Si “veo un árbol”, eso es una experiencia subjetiva real, de la que se deduce, “hay un árbol”, que solo es una conclusión objetiva hipotética.”
      Felipe era muy sensible a los pensamientos raros, profundos, crípticos y laberínticos. La idea de que lo subjetivo era real y lo objetivo imaginario, lo fascinaba. Lo subjetivo, o sea lo que captan sus sentidos es real; lo objetivo o sea lo que existe a su alrededor es imaginario. Y como lo que es imaginario no es real, lo único real es lo que captan sus sentidos y todo lo que lo rodea no es real, o sea que solo es producto de su imaginación. Esa noche tardó mucho en dormirse, no podía dejar de pensar en lo subjetivo, objetivo, real e imaginario.
      En la oficina, en los descansos para el café, cuando esperaba turno en la copiadora, o cuando iba en el ascensor, mencionaba el tema ante sus compañeros. Algunos le contestaban algo, pero lo más común era que lo miraran sonriendo sin responder nada. En el café le fue mejor. El grupo recibió bastante bien el nuevo tema, no podía ser de otra manera en una mesa de café, y comenzó el debate: Después de una breve introducción sobre lo que había leído en internet, abrió su cerebro y dejó salir como un torrente a sus pensamientos.
- Todo lo que yo veo, oigo, toco, uelo o saboreo, es real; - decía Felipe - lo que no capto con mis sentidos, no existe. Ni siquiera es hipotético, simplemente no existe.
- Es la afirmación más loca que escuché en mi vida – le contestó uno del grupo -.
- Si estoy en una habitación todo lo que veo dentro de ella, existe; lo que alcanzo a ver por la ventana también, pero lo que está afuera fuera del alcance de mi vista, no – continuó diciendo Felipe, a pesar del comentario de su amigo.
El grupo no aceptó la idea de su amigo. Felipe siempre traía ideas locas, pero esta vez era demasiado. Comenzaron a refutarle lo que sostenía. No se lo podían aceptar. El último comentario, que resumía la posición de sus amigos fué:
- Nosotros existimos independientemente de vos, seguimos viviendo cuando nos vamos del café, aunque vos no nos veas más.
- Eso no prueba nada – respondió rápidamente Felipe -. Todo lo que están diciendo, inclusive ustedes mismos, son productos de mi mente. Todo se acomoda de manera adecuada para que yo tenga la sensación de que me rodea un mundo exterior. Y solo voy a cambiar de idea cuando alguien me demuestre lo contrario.
Este debate continuó durante los miércoles siguientes. Se convirtió en el tema principal, solo interrumpido con algún comentario sobre la situación futbolística del momento.
Felipe decidió un dia que tenía que encontrar una prueba de su idea. Fue a la Facutad de Filosofía, y habló con la primer persona que encontró.
- ¿Puede ser que yo sea lo único que existe. Que todo el mundo exterior sea producto de mi mente y nada sea real e independiente de mi? – preguntó -.
- Creo que hubo un filósofo que pensaba así – respondió el interrogado-. No recuerdo el nombre ni en que época fue – obviamente no era un profesor-, pero algo de eso leí alguna vez. No se preocupe por esas cosas, amigo – le dijo, mirándolo fijamente, y continuó -, viva la vida como parece ser. No se haga preguntas que no puede responder. Es lo mejor que puede hacer -. Y se alejó rápidamente.
No satisfecho con la respuestas, fue a la Facultad de Ciencias Exactas, buscó a alguien con aspecto de profesor y le hizo la pregunta:
Esta vez la respuesta fue:
- Vea joven, lo que usted dice es imposible de verificar experimentalmente. Haga lo que haga y cualquiera sean los resultados que obtenga, siempre se podrá considerar que son producto de su imaginación y no realidades. Además usted no puede cambiar nada. No se preocupe más y siga viviendo como todo el mundo.
Felipe volvió a su casa convencido de que nadie lo podía ayudar. Él solo y solo él; tenía que aceptar o rechazar su idea. Era simple, la aceptaba o la rechazaba. Y decidió aceptarla.
Hecho esto comenzó a profundizar en su análisis, y siguió pensando:
"Antes de plantearme este problema, había considerado que todo lo que existía a mi alrededor era real. También existía, dentro de mi mente, un mundo imaginario, el de mis fantasías y proyectos.
Pero si considero que todo es producto de mi imaginación, debo admitir que ese mundo creado por mi mente tiene dos partes, uno, el de mis fantasias y proyectos y, otro, el de la falsa realidad que me circunda".
Resolvió llamarlos, para distinguirlos, mundo imaginario clásico y mundo imaginario pseudorreal.
Obviamente el tenía dominio sobre el mundo imaginario clásico pués podía imaginar lo que se propusiera libremente; pero no tenía dominio sobre el mundo imaginario pseudoreal.
Satisfecho con la manera que iba desarrollando el razonamiento, continuó.
"Y si en mi mente hay dos mundos imaginarios, el clásico y el pseudorreal, tiene que haber un límite entre ellos. Y si hay un límite quizá no sea indestructible, y si encuentro la manera de romper ese límite significa que podré empezar a controlar el mundo pseudoreal, o sea que controlaría con mi mente lo que comunmente se llama realidad.”.
Esta conclusión lo fascinó. Se sinitió poderoso, dueño de todo. El universo era de él
El miércoles fue al café donde lo esperaban sus amigos, porque él siempre era el último en llegar, y les contó las conclusiones a las que había llegado. Todos se rieron. ¡Ya era el colmo!
- ¡Que bueno, lo tenemos a Dios en la mesa! – le empezaron a decir a las carcajadas.
Felipe se sonrió, con sus amigos no se podía enojar, en realidad no le importaba mucho la opinión de ellos. En seguida se cambió de tema, Felipe no se opuso, siguió callado hasta el final.
Decidió que no tenía que insistir en convencer a sus amgios pues no ganaría nada con ello. Tenía que consultar a los que saben. Buscó en las páginas amarillas de la guía y después de un rato encontró lo que buscaba: “Instituto de investigacines parapsicológicas”, decía con grandes letras. Anotó la dirección y fue para ese lugar.
Lo atendieron muy amablemente, el explicó sus inquietudes y esperó ávidamente la respuesta:.
- Lo que usted dice es muy interesante – comenzó a decir el parapsicólogo -, nosotros no hemos incursionado en esa línea. La ayuda que le puedo dar – continuó – es permitirle que utilice nuestra biblioteca.
Felipe le agradeció y en cuanto se despidió fue directamente a la biblioteca de la institución.
Había muchísima bibliografía, leía ávidamente y saltaba de un libro a otro. A algunos los descartaba inmediatamente, otros los leía un rato y después los dejaba.
Siguió haciendo esto durante varios días hasta que, en un viejo libro, encontró el tema que lo podía ayudar. Trataba sobre los archivos de la memoria. Se refería así a los sectores del cerebro que almacenan los recuerdos. Esto le sirvió de base para continuar sus deducciones.
Todos los dias cuando despierto, pensaba Felipe, no me sorprende el panorama que me rodea. Recuerdo todo perfectamente con todo detalle. También recuerdo los proyectos y las cosas que imaginé en el pasado. Y Felipe continuó pensando con entusiasmo, todo eso está registrado en los archivos que menciona el libro. Con brillo en los ojos continuó, pero entonces tiene que haber un archivos para los recuerdos imaginarios clásicos y otros para los recuerdos imaginarios pseudorreales.
Felipe ese dia salió muy contento de la biblioteca. Estaba seguro de que tenía la base para iniciar una investigacion definitiva. Si consiguiera modificar el contenido del archivo imaginario pseudorreal, podría comprobar si se modificaba o no la realidad, y tendriá la prueba que buscaba.
Para alterar zonas del cerebro donde reside la memoria, seguramente hay que recurrir al uso de alguna droga, pensó Felipe y decidió ir a consultar a la Facultad de Medicina. Al dia siguiente se presentó en la facultad, y fué al sector de neurología. En un laboratorio encontró a alguien que parecía ser un médico y le preguntó.
- Disculpe doctor mi atrevimiento, pero estoy inscripto en un concurso de novelas y estoy encarando, como ficción, el tema de la neurología – dijo Felipe muy correcto.
El médico lo observó un momento algo sorprendido, pero quizá por la buena presencia de Felipe y su correcto comportamiento interrumpió lo que estaba haciendo y lo atendió.
- ¿Y sobre que aspecto de la neurología trata su novela? – preguntó el médico.
Felipe le explicó; lo más brevemente que pudo, su pensamiento pero atribuyéndoselo al protagonista del libro. El médico, pensando que se trataba de una novela de ciencia ficción, lo aceptó como algo normal y continuó la conversación.
- Siguiendo su fantasía, ese archivo de la pseudorrealidad, como usted lo llama, debería estar en un área de la memoria mucho más profunda que la del archivo de la imaginación clásica. Aquí, - señaló el médico en una imágen del cerebro, que colgaba de la pared.
- ¿Y de que manera se podrían borrar o atenuar los recuerdos almacentdos en él?
- Un efecto permanente se lograría solo con cirugía, pero un efecto temporario se podria lograr con esta droga – contestó el doctor mientras hojeaba un manual que había sacado del estante y cuando encontró una página, se la mostró a Felipe.
- Espere que la anote doctor – dijo Felipe sacando un libreta de su bolsillo.
- Supongo que a ningún lector se le ocurrirá hacer realmente lo que va a leer en su libro – dijo el médico mientras le permitía copiar el nombre del producto -, porque esta droga es muy peligrosa.
- Por supuesto que no doctor – respondió Felipe - , mientras guardaba su libreta.
Al médico debía gustarle la ciencia ficción porque siguió conversando y Felipe aprovechaba para informarse sobre el método de aplicación de la droga.
- Entonces doctor esta droga alteraría el contenido del archivo
Ahora le faltaba conseguir la droga necesaria y encontrar alguien que pudiera aplicarsela. Después de varios dias de recorrer lugares y contactárse con distintas personas alguien le indicó un lugar donde podría realizar todo. Era una especie de hospital clandestino donde falsos médicos realizaban cirujías ilegales. Se amputaban o injertaban cosas increíbles en idividuos todavía más increibles. Los consultó y, por supuesto, por dinero hacía cualquier cosa, proveían la droga, hacían la aplicacion, que era bastante compleja, y lo mantenían internado hasta que estuviera en condiciones de salir.
Por supuesto todo ese servicio tenían un precio enorme. Pero esto no detuvo a Felipe. Primero pensó en vender su auto, pero como eso no alcanzaba, decidió solicitar un préstamo hipotecario ofreciendo como garantía su departamenteo. Lograría todo el dinero, porque su departamento era moderno, grande y estaba muy bien ubicado frente a la plaza principal de la ciudad.
Consiguió el dinero y realizó el pago, pero antes de dirigirse al hospital hizo algo que tenía pensado:
A través de la ventana de su departamento, observo la plaza que tenía enfrente. Observó todos los detalles, la disposición de los canteros, las dos fuentes que adornmaban el parque, los edificios que rodeaban la plaza, sus balcones, lo que había en ellos, los colores de las cortinas y todos los detalles que pudo distniguir. Después cerro los ojos y se formó una imágen mental de lo que había visto. Fue recorriendo mentalmente todos los detalles que había visto, luego habrió nuevamente los ojos, volvió a mirar nuevamente ese paisaje, y repitió la operación varias veces.
Lo que se proponía Felipe era grabar el panorama que veía desde su ventana. Cuando realmente observaba con los ojos abiertos, grababa lo que percibía en el archivo de la imaginación pseudorreal, cuando lo hacía mentalmente permaneciendo con los ojos cerrados copiaba el mismo registro en el archivo de la imaginación clásica.
Lo que pensaba hacer era, después de haberse aplicado la droga, volver a observar la plaza, y comparar lo que vería con lo que tenía registrado en su reproducción mental con los ojos cerrados. Si llegaba a encontrar alguna diferencia, eso significaba que se había alterado el archivo de la pseudorrealidad. quedando probado que la realidad era producto de su mente. De lo contrario, quedaría probado lo contrario. Como el efecto de la droga no se iba a producir en forma inmediata, tendría que repetir esto durante varios días.
El paso siguiente fué concurrir el día establecido, para que le aplicaron la droga. El proceso fué rápido. Una vez terminado se sintió un poco mareado por lo que tuvo que quedarse unas horas en repsoso. Luego fué a su casa y, como ya estaba anocheciendo, se acostó. Se durmió rápidamente posiblemente por el efecto de la droga.
A la mañana siguiente se levantó, en menos de un segundo recordó lo que había hecho saltó de la cama hacia la ventana. La abrió y observó la plaza. La misma plaza que veía todos los dias. Recorrió todo con la mirada y luego cerró los ojos para reproducir la imagen mental. Nada había cambiado.
Siguió haciendo lo mismo cinco dias más, obteniendo siemre el mismo resultado. Ya casi estaba perdiendo la esperanza de lograr algo cuando despertó al sexto dia.
Tenía un fuerte dolor de cabeza y estaba muy mareado. Sentía un ruido extraño que lo aturdía. Realmente se estaba sintiendo muy mal. Recordó lo que le había dicho el médico. La droga era muy peligrosa. Comenzó a pensar que había cometido un error en hacer esa experiencia. Se levantó muy lentamente y se dirigió a la ventana. Continuaba oyendo ese ruido extraño. Abrió la ventana y observó.
Lo que observó fué una hermosa playa. Las olas rompían sobre la arena blanca, haciendo ese ruido extraño. No necesitó cerar los ojos, era evidente que nada, absolutamente nada, coincidía con el recuerdo patrón. La realidad había sido totalmente modificada y ese cambio había sido producido por su mente. Lo había probado, él, su yo, era lo real, todo lo demás, el universo entero era producto de su imaginación.
El dolor de cabeza era cada vez más intenso y se sentía más mareado. Se volvió a acostar y se durmió nuevamente.
Una semana después sus amigos, preocupados por su ausencia, lo encontraron en el departamento. Estaba fisicamente en un estado desastroso y además en un estado inconsciente. Lo sacaron y lo llevaron rápidamente a un sanatorio. Lo internaron inmediatamente y quedó en observación.
Estuvo una semana en terapia intensiva y cuando los amigos preguntaban por él, los médicos solo decían que estaba recurpeando su estado físico pero mentalmente estaba gravísimo
Después de varios diás más el médico que atendía a Felipe llamó a sus amigos. Felipe iba a ser trasladado a una institución mental. Había perdido totalmente la razón. El médico comenzó a relatar lo que los amgos ya sabía. Las ideas de Felipe de que él era lo único real, y de que todo el mundo que lo rodeaba era producto de su mente.
Esto fué un golpe muy grande para sus amigos. Tendrían que haberle conseguido ayuda cuando empezó con esas ideas raras. Ya era tarde. El pobre Felipe estaba internado para siempre.
Como Felipe no tenía ningún familiar, sus amigos se hicieron cargo de todo. Pagaron los gastos médicos y se pusieron de acuerdo para compartir los gastos de la internación que comenazaba
Uno de ellos, que trabajaba en una inmobiliaria, se ocupó de vender el departamento de Felipe. Fué a ver el departamento, pensó que se iba a obtener un buen precio, el departamento estaba en buen estado y además la ubicación era muy buena. Daba frente a la playa y desde su ventana se presentaba un paisaje hermoso. Pobre Felipe, todo lo que se pierde por esas ideas locas.
 
 
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Foto del autor Guille Portones
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Descripción

Cuento fantstico.

Palabras Clave: realidad sujetivo objetivo imaginario real.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa



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