AREQUIPA ARICA Y TARAPACA
Publicado en Nov 04, 2009
Que unía a estas 3 provincias, aparte de los lazos de sangre, y de pertenecer a esta gran nación llamada Perú, según lo cuenta la historia no difundida por oscuros intereses, los unía el vínculo de la iglesia:
El obispado de Arequipa se separo del Cuzco, por la insistencia, y las suplicas, mas los ruegos de los vecinos Arequipeños, dirigidos al rey de España, a consecuencia de estas peticiones, el papa Paulo V, expidió la bula del 20 de julio de 1609, desmembrando Arequipa del obispado del Cuzco. El rey de España, Felipe III, vuelve a insistir al papa el deslinde de esta diócesis, su santidad el papa Paulo V expidió una segunda bula, el 16 de enero de 1612, ordenando se cumpliera lo ordenado, y autorizo el 5 de junio del mismo año al virrey del Perú, D. Juan de Mendoza, Márquez de montes claros, para que practicase la separación indicada, en conformidad con esta autorización,, procedió el mencionado virrey al deslinde, dictando el decreto del 8 de marzo de 1614, en que designo los términos del obispado de Arequipa. Los corregimientos que siguen: El cercado de Arequipa, san Marcos de Arica, la provincia de Tarapacá hasta el rió Loa, Caylloma (entonces se llamaba Collaguas) Ubinas, Moquegua, Vitor, Condesuyos y la villa de Camana hasta el valle de Acari, que confinaba con Nazca, que pertenecía al obispado de Lima. Arequipa y Moquegua formaban una diócesis, bajo la jurisdicción del obispo, que residía en la ciudad de Arequipa, había también un cabildo eclesiástico, compuesto de un deán, un arcediano, un chantre, un tesorero, un doctoral, un magistral, y canónigos de merced y racioneros. Uno de los obispos mas recordados fue D. Pedro Chávez de la Rosa, electo en 1786 hasta 1801, se fue a España llevando al ilustrísimo Luna Pizarro, recién ordenado, a quien protegió decididamente, fundo la casa de huérfanos de Arequipa, también dejo monumentos y obras. También rigió la diócesis de Arequipa, D.D. Bartolomé Herrera, por bula del 26 de setiembre de 1859. El Perú es un país destinado a vivir días gloriosos, porque conserva en el fondo de su organismo, la savia de una grandeza futura, aprovecha la lección, la comprende y sobre ella construirá muchos de sus triunfos posteriores.
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