El sueo.
Publicado en Nov 04, 2009
Voy a relatar lo que le ocurrió a Juan, en un momento de su vida. Al reflexionar sobre lo que escribiré, cosa que hago a menudo pues el tema me preocupa, llego invariablemente a la conclusión de que exactamente lo mismo puede haberle sucedido a otras personas, sin que se hayan percatado de ello, pués como se verá, los hechos aquí descriptos pasan totalmente desapercibidos.
La vida de Juan era totalmente normal. Trabajaba en la oficina de una empresa de seguros, todos las tardes regresaba a su casa donde lo esperaba su esposa y su pequeño hijo. Los Domingos veía algún programa de televisión, o salía a pasear con su familia. Por las noches, Juan dormía bién. Seguramente soñaba todas las noches, pero solamente algunas mañanas lo recordaba. Era absolutamente un hombre normal. Su vida transcurría sin mayores sobresaltos y Juan simplemente, era feliz. Algo comenzó a ocurrirle durante el sueño. En que momento comenzó, no se puede precisar. La primer señal, que pasó desapercibida para él, fue que sus sueños comenzaron a ser cada vez más coherentes. Por ejemplo, en la acción de un sueño normal, uno puede comenzar siendo un policía que persigue a unos delincuentes y terminar siendo uno de los prófugos perseguidos por el policía. Esto es lo que perdieron los sueños de Juan. Toda la acción que vivía en sueños, cada noche, tenía una continuidad lógica a lo largo de todo el sueño. No había contradicciones. El rol que desempañaba al comienzo, lo mantenía durante todo el sueño. Por supuesto Juan no se dió cuenta, pero esto era muy extraño. La situación siguió así durante varios meses. Para Juan, nada había cambiado, hasta que una mañana, al recordar su sueño, se dió cuenta de que era sobre el mismo tema que el de la noche anterior. Al principio solamente le llamó la atención, pero a la semana siguiente después de que todas las noches se repitiera el mismo tema, comenzó a preocuparse. Siempre soñaba que era piloto de una línea aérea. Se llamaba Carlos, tenía treinta y cinco años, la misma edad que él, era soltero y cada noche realizaba un viaje desde Buenos Aires a Europa. Recordaba perfectamente las conversaciones que tenía con los otros miembros de la tripulación, y con algunos pasajeros. Cuando al cabo de dos semanas se seguía repitiendo la misma situación, se lo comentó a su esposa. Ésta le insistió varias veces, porque el no quiso aceptar al principio, que viera a una psicóloga amiga suya. Conversó a solas con la psicóloga durante una hora, y luego se les reunió su esposa. Para la profesional, la conclusión era que debido a la vida que llevaba Juan, excesivamente monótona y practicamente desprovista de toda emoción o riesgo, su mente necesitaba liberarse, y lo hacía valiéndose de sus sueños. Para Juan esta explicación no fué muy convincente, pués pensaba que aunque su forma de vida no tenía ninún riesgo, él no se molestaba por ello sino que lo valoraba, pués hacía mucho tiempo que había asumido su carácter apegado a lo conocido y seguro. Juan siguió su vida en la forma habitual, pues la repetición del tema de los sueños no le ocasionaba ningún problema, sino que solamente le llamaba la atención. Pero el misterio siguió aumentando. Los sueños de Juan no solo mantuvieron el mismo tema sino que al cabo de dos meses comenzaron a ser cada uno, la continuación del de la noche anterior. No bién se dormía, comenzaba su sueño. Despertaba, en el sueño, como Carlos y vivia todo un día de su vida de piloto. Cuando llegaba la noche Carlos se acostaba y al dormirse, despertaba, en la realidad, Juan y volvía a su rutina diaria. Comenzó a sentir que vivia dos vidas. Para él no había noches, sino una sucesión de dias reales y dias soñados en los que alternativamente era Juan o Carlos. Esta sucesión de realidad y sueño, sueño y realidad, continuó mucho tiempo, quizá demasiado, y como el que sueña vive su fantasía como real hasta el momento en que despierta, Juan se sintió cada vez mas confundido, y lo mismo le ocurrió a Carlos. Carlos también se daba cuenta de lo que sucedía. Era consciente de que cada noche soñaba que era Juan, un hombre quea vivía una vida monótona. Sus sueños no solo eran coherentes sino que tenían una continuidad noche a noche. Carlos decidió por último, consultar al psiquiatra de la compañía aérea. Después de explicarle lo que le ocurría, el psiquiatra le dijo que todo era consecuencia de la grán tensión que le producía su trabajo. La responsabilidad que asumía piloteando esos grandes aviones le producía una tremenda tensión, y su mente buscaba refugio durante las noches haciéndole soñar que era Juan, que se desempeñaba en un trabajo rutinario, y desprovisto de todo riesgo; o sea de características opuesta a las del suyo. Le recomendó que tomara sus vacaciones, y como hacía tiempo que no lo hacía, decidió hacerlo lo antes posible. Demoró una semana en arreglar sus cosas, pero por fín salió de vacaciones. Fué al campo, a orillas de un lago, estuvo tranquilo y pudo pensar. Decidió por fin cambiar su vida. Fué a ver a un amigo que tenía una pequeña empresa de taxis aéreos, y arregló asociarse con el. De esta manera comenzó un trabajo, siempre de piloto, pero en vuelos más cortos, con menos riesgos y tensiones, y se sintió cada vez mejor. Decididamente su nueva vida le hacía sentirse cada vez mejor. Seguía soñando que era Juan, pero sus sueños comenzaron primero a perder continuidad, y más tarde a perder coherencia. A veces era Juan, empleado en la oficina de seguros, casado y con un hijo, y otras veces tenía otro nombre otra familia y otro trabajo. Después de un año los sueños de Carlos volvieron a la normalidad total. Nunca más volvió a soñar que era Juan. Y ya, ni siquiera, volvió a recordar ese nombre.
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