Es difícil comenzar de nuevo
si están ya casi secas del todo las raíces.
El tiempo intransigente nos muele
y acontece que nos vuelve recuerdo.
Nuestra sustancia se va con el mirar
y, poco a poco, vamos perdiendo peso:
Nos volvemos centelleos y recuentos
y cada minutos nos corta finamente
volviéndonos laja y asadura.
El año nos consume y diluye
y pasamos como breves plantas secas.
Los hachazos del tiempo son inevitables.
Pero estamos él y mi yo fajador
que se ha cansado de su papel insípido
y de no levantar su bastón guerrero.
He decidido reiniciarme de pronto
e inundarlo todo como una cascada.
Quiero golpear y mellar las rejas del minuto
quebrar sus hoces con vivencias y arpegios.
Romper las redes duras que a todos amilanan.
Relucir instante tras instante.
Vivir intensamente y casi descarado.
Remitirme siempre al calor solar.
Gozar más que el tiempo ejecutor.
He decidido renacer de nuevo:
Salir de la matriz virginal de lo verde.
Ser a la vez brizna y titán.
Cada día apareceré en las flores
y cortaré corolas y robaré besos.