De perros, caballos y canarios.
Publicado en Nov 06, 2009
Arno es un ovejero alemán que vive frente a mi casa. Siempre está tendido detrás de la reja de su portón. Cuando un perro vagabundo pasa por la calle, lo amenaza con fuertes ladridos y lo sigue con la mirada hasta que se aleja. Tengo la impresión de que el sentimiento que le causa ese paso fugaz, no es de ira sino de envidia.
Arno es un perro hogareño. Vive en una casa formando parte de una familia. No le falta afecto, alimento, ni atención médica. Pero no es libre. Pasea por la calle o permanece en el encierro de su jardín, según la voluntad de su dueño. El perro callejero en cambio, no tiene ninguna de las atenciones que tiene Arno, pero es libre. Esa total y absoluta libertad compensa sus carencias y lo hace vivir igual de feliz que Arno. Eso creo. Otro caso es el de King, otro can vecino. King vive en la casa de la esquina. Es un hogareño pero cuando está en su jardín rodeado de una reja, se aprovecha de un barrote torcido que le permite pasar y sale a la calle. De esta manera abandona su condición de hogareño y se transforma en callejero. King hace trampa, obtiene lo mejor de las dos condiciones perrunas. Que podemos decir después de todo, King es un perro oportunista. Perros aparte pero siguiendo con el tema de la libertad me referiré a los caballos. Estos nobles animales son absolutamente esclavos. Todos los caballos sin excepción, desde los que tiran de los carros de los humildes cartoneros, hasta los de pura sangre que participan en los partidos de polo, todos son esclavos. Si no tienen ganas de hacer nada y solo desean observar como crece el césped, pero su dueño tiene que juntar cartón o jugar un partido de polo, pues adiós descanso y a trabajar. En cambio los canarios son un caso especial. Viven presos en su jaula y si, siempre accidentalmente alguna vez escapan, no saben vivir fuera de su carcel. Si no tienen la suerte de que alguien los capture y los retorne al cautiverio, mueren al poco tiempo porque no pueden vivir en ibertad. Si existiera la reencarnación, cosa que no creo, pero si existiera y tuviera que reencarnarme en un animal, quisiera hacerlo en el cuerpo de un perro, con preferencia hogareño.
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