Voy en la insurrección de las cosas
dejando gotear mi líquida barbarie.
A mi paso caen yertas las corolas
y se disuelven lentamente los pétalos.
Los presuntuosos gusanos se suicidan
y las cataratas huyen como llovíznas.
A mi andar se enardecen los éxodos
y el musgo se derrite en su herrumbre.
Se secan los cerros delante de mis flamas
y el frenesí se extiende a todo como daño.
Los elementos inventan escalones para zafarse
más los atrapan vértigo y mareo.
Tengo la estatuta del titán espeluznante
y la crudeza pura de batallas y refriegas.
Ante mi se extiende gravemente el peligro
y se orillan los hombres y las caballerizas.