Me pongo mi cachucha y salgo de mi limbo.
Voy a los estanques más vesánicos.
Veo a las muchachas de larga pollina
esperar paradas a los pesados autobuses.
Salivo ante sus formas curvas
y quisiera tomarles los contornos.
Hablo con ellas en un soliloquio
y me consigo contraido bajo el viento bermejo.
Miro sus actitudes femeninas.
Sus largas piernas sin contacto.
Su eterna cintura de semi luna.
Me enardece el no poseerlas allí mismo
y el no saber abordarlas con eficacia.
Mis ojos protervos se fascinan en sus formas
y la lascivia se revuelca en mi pecho.
Hace tanto que anhelo alguien a quien amar
que me he enfermado del mal de los sátiros.
Las codicio de pasada y de venida.
Las devoro con mis ojos hablachentos.
Pero se me ha olvidado como platicar
y no tengo aptitud para abordar un romance.
Más mis hormonas se mantienen activas
y las deseo en sus tacones y sus boinas.