Virginia
Tiene el alma, ¡qué digo!
Virginia tiene muchas almas divinas.
Hoy la encontré. Con su vestido blanco de mangas abollonadas y su chaleco de angora.  Está más hermosa que nunca, le aumentaron las pecas que broncean sus mejillas. Los ojos de Virginia ¡Oh Dios!  del verde indescriptible, verde Nilo tal vez, verde raro, verde de un sendero o fuente donde me espejeo en las niñas de sus ojos, con mi mirada de niña debo admitir quepo en sus pupilas, cuando fija su mirada en la mìa. Nos atraemos.
Ella es muy distraída, parece que la jalan, voltea a los lados como si la llamaran otras personas y por eso llevara una extraña prisa.  Volteo un tanto discreta para donde dirige sus ojos con la cabeza agachada, la veo de abajo para arriba. Virginia ve almas. Me esquiva, me ciñe la cintura. La abrazo amorosa con infinita ternura.
Me dice 'licenciada Roci', con una reverencia toma la escarola de su vestido y acurruca mis manos.  Y no es el cumplido sino que ¡Me recuerda, siempre me recuerda! sencillamente, eso me sorprende porque hace cinco años fue la vez última que la estreché en mi pecho, estaba con siempre de la mano de su madre Doña Caritina.
 Hoy después de tanto tiempo constaté no sólo sus avances en la escuela especial de Niños Down, sino que las personas que lo padecen son almas puras, sin maldad, que perciben el amor y puro lo entregan.
Doña Cari me contó que esta santa niña estuvo preguntando por mì, coincidencia con la enfermedad que me tira. Los niños Down son un milagros de Dios, donde se deben inclinar personas con malicia.